Crítica de 'Todo a la vez en todas partes'

En plena explosión del multiverso de Marvel, A24 arriesga con una jocosa propuesta interdimensional. Los cineastas Dan Kwan y Daniel Scheinert (aka The Daniels) llevan al extremo una alucinógena trama, que continúa los pasos de su extravagante y existencial película anterior, Swiss Army Man. 

El personaje de Evelyn Wang –interpretado por una formidable Michelle Yeoh– se sitúa en el foco de una conspiración contra el cosmos, que la lleva a la exploración de otras realidades y su confrontación a villanas de la talla de Jamie Lee Curtis. Así, esta matriarca de la comunidad de inmigrantes chinos de EE UU experimenta con sus diversas opciones vitales, que parten de propuestas tan dispares como universos de rocas parlantes o personas con salchichas como dedos. 

Un ejercicio cinematográfico demente, que, sin embargo, sirve como excusa para poner en valor la importancia de la familia, en la que también encuentra su lugar relevante el colectivo LGTBI. Un leitmotiv que sobresale en una amalgama de géneros (que van del melodrama a la comedia), con la que los cineastas nos sorprenden en la maestría de la construcción de escenas repletas de sentimientos, en los momentos más desagradables. El absurdo y el caos más puro se abrazan entre secuencias escatológicas, peleas de artes marciales y pura emotividad en una película que verdaderamente lo es todo.