Crítica de 'Un novio para mi mujer'

Una tortuga intenta escapar de su terrario. No es la metáfora más fina pero es simpática. Algo que se podría atribuir también a Un novio para mi mujer, remake de una película argentina con el mismo título. Diego (Diego Martín) es un tío bastante pusilánime que quiere separarse de Lucía (Belén Cuesta, soberbia en el papel de una mujer desencantada y neurótica con la que no es difícil empatizar). 

Pero en vez de pedirle el divorcio contrata a un seductor al más puro estilo 10 razones para odiarte. La peripecia, con Hugo Silva caracterizado como un mamarracho, hubiese dado para bastantes situaciones cómicas. Sin embargo, la película se va endulzando y pierde esa garra que tenía el personaje de Lucía, tan mordaz y políticamente incorrecto.