Críticas

Crítica de 'Longlegs': una película poseída de maldad, de corrupción y de podredumbre

'Longlegs'
Cinemanía
Valoración:

Ya en el prólogo de Longlegs, queda claro que algo malvado acecha. Un coche familiar aparca en el patio de una casa de campo, y una niña sale de ella para averiguar quién es el extraño intruso. A nosotros se nos ofrece tan solo un atisbo de su apariencia, una imagen casi subliminal a la que acompaña una voz imposible, un falsete aberrante que trata de inspirar calma, obviamente en vano. La película acaba de empezar, y ya nos ha atravesado hasta clavarnos a la butaca.

El extraño no es sino la amenaza titular, una figura enigmática responsable de una serie de asesinatos de metodología incomprensible: de algún modo, Longlegs convence a miembros de sucesivas familias para que se maten entre sí, sin hablar con ellos o tocarlos, o entrar en sus casas; la única prueba de su intervención son las cartas cifradas, aparecidas en cada una de las escenas de crimen, que las conectan todas entre sí. 

La encargada de investigar los sucesos es una agente del FBI novata (y tal vez dotada de facultades paranormales) cuyo permanente estado de aprensión sugiere la inminencia de algo horrible e imparable, y cuya complicada relación con su devota madre no tarda en evidenciar su conexión con un misterio de tintes satánicos.

Mientras traza esa línea argumental, el director Oz Perkins maneja sin reparos referentes como El silencio de los corderos, Expediente X, Zodiac, Seven, El resplandor y Psicosis –la película, casualidad o no, que hizo famoso a su padre Anthony–, mezclándolos con tanta habilidad para componer algo incomprensible y desconcertante que resulta especialmente frustrante la necesidad de dar explicaciones a la que la película sucumbre llegado el momento, proporcionando demasiada información que aporta sobre todo confusión.

Hasta entonces, eso sí, Perkins exhibe una implacable habilidad a la hora de usar cada elemento de la película para inocularnos pavor y acomodarla en nuestro subconsciente, a través de escenas que exudan claustrofobia sepulcral, de sonidos que chasquean y sacuden, de penumbras enfermizas y ominosos paisajes nevados, de diálogos que suenan ahogados por una atmósfera opresiva y de las presencias oscuras que nuestro ojo a menudo se ve incitado a buscar en algún lugar del plano. Entretanto, Longlegs va dejando el sombrío mundo procedimental que habita la joven agente para adentrarse en la demoníaca realidad de Longlegs, un maníaco como ninguno otro, casi mítico.

Su irrupción quiebra la película y la transforma en algo completamente inesperado. Por su grotesca peluca, su rostro bulboso y amorfo teñido de blanco y los chirridos inexplicables que emite –y porque lo encarna un Nicolas Cage desbocado–, debería resultar risible. Pero no. Desde que lo vemos por primera vez ya solo podemos pensar en él, por los horrendos rituales sangrientos de los que lo sabemos responsable y por cuanto tiene de emisario de un mundo en el que la corrupción y la podredumbre habitan tras cada puerta y a la vuelta de cada esquina, en el que la búsqueda de respuestas es vana y en el que, por supuesto, no hay forma de sentirse a salvo.

FICHA TÉCNICA

  • Director:

    Oz Perkins

  • Género:

    Terror

  • País:

    Estados Unidos

  • Sinopsis:

    A Lee Harker, una nueva y talentosa agente del FBI, le han asignado un caso sin resolver de un asesino en serie. A medida que la investigación se complica y se descubren pruebas ocultas, Harker se da cuenta de que existe un vínculo personal con el despiadado asesino y debe actuar con rapidez para evitar otro asesinato.

  • Guion:
    ​Oz Perkins

  • Reparto: 
    ​Maika Monroe, Nicolas Cage, Blair Underwood, Alicia Witt

  • Duración: 
    ​101 min

  • Distribución: 
    ​DeAPlaneta

  • Estreno: 
    ​2 de agosto