La herencia Valdemar

Tremendamente arriesgada. Son las palabras que mejor definen la primera película de José Luis Alemán. Ya desde la idea original lo era: adaptar todo el universo del difícilmente adaptable Lovecraft es un riesgo que contados directores han tomado con éxito. Y, claro, asumirlo conllevaba otros riesgos: de guión (muchos personajes, dos

épocas…), de diseño de producción, de efectos… De todos ellos, los dos últimos son quizá los mejor resueltos, cuidados al detalle (en especial en esa ambientación del s. XIX) y más loables aún si tenemos en cuenta que La herencia… es ya un hito del cine español por haberse financiado sin subvenciones (y ser la última peli del gran Paul Naschy). Lo malo es que su minuciosidad y su clasicismo en el ritmo o la puesta en escena no sean suficientes para meternos en esta primera parte que funciona como prólogo de este díptico lovecraftiano y nos deja demasiado expectantes para una secuela que no llegará hasta finales de 2010.

Irene Crespo