Lo mejor para ella

Acostumbrados a criticar las traducciones creativas de los títulos, a Lo mejor para ella le han hecho un favorazo ignorando el en absoluto sutil Black or White original. Sí, negra o blanca, como las razas de las dos familias que pugnan por la custodia de la nieta mulata de Kevin Costner. Un Kramer contra Kramer con un discurso racial que provoca vergüenza ajena y que su director Mike Binder todavía quiere embarullar tratando los temas del luto, el alcoholismo, la educación y los convencionalismos por los que se rige la justicia en los tribunales norteamericanos. No extraña viniendo de quien viene, porque Binder ya estrenó en 2007 una empanada antológica post 11-S titulada En algún lugar de la memoria en la que colocó a Adam Sandler en una tesitura tan embarazosa como la que sufre aquí Costner. Sólo el oficio de este veterano hace que Lo mejor para ella no resulte una frustrante pérdida de tiempo.

Es un drama que ahora que está en disposición de ser un actor mejor de lo que nadie esperó que fuera, esta versión madura, vivida y serena de Kevin Costner no encuentre películas a su altura, o que sólo lo pueda demostrar fugazmente con secundarios en The Company Men o El hombre de acero. Con directores tan negados como este Mike Binder manejando su destino, quizá debería plantearse colocarse él mismo detrás de las cámaras de nuevo. Han pasado casi dos décadas desde Mensajero del futuro, hasta los más rencorosos le han perdonado aquel desastre.