Crítica de 'Mala persona': Arturo Valls se convierte en un buenazo y en la peor persona del mundo en la misma película

El verano no está únicamente reservado para ciertas comedias familiares sobre malos padres y viajes en tren. Aquellos que no tengan niños también tienen derecho a ir al cine a pasar una tarde de domingo. Si este julio deciden que quieren ir a un sitio fresquito y no pensar mucho, allí les esperará Mala persona, una comedia sobre Pepe, el mejor amigo, vecino y marido del mundo.

Todos en el barrio adoran a Pepe, en parte porque de tan bueno, tonto. Pero, como la vida no es justa, un día recibe la noticia de que tiene un cáncer terminal. Con apenas unos meses por delante, decide convertirse en la peor persona del mundo para que su familia no le eche de menos cuando ya no esté. Ver las situaciones por las que el pobre hombre pasa para convertirse en una mala persona tiene sus momentos divertidos, pero quizá lo más cómico sea ver a Arturo Valls ser un ser de luz sin un átomo de maldad. Malena Alterio está adorable como esa esposa que le perdona todo y José Corbacho se lleva el protagonismo cada vez que aparece como el cura.

Pequeño apunte que, viendo el reparto, se da por sentado: es una película para gente sin hijos pero, sobre todo, para aquellos que les gusten las comedias españolas.

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