Cinemanía - Noticias

Andrew Scott ensucia el corazón: de cura sexy en 'Fleabag' a asesino en 'Ripley'

Andrew Scott en 'Fleabag' y 'Ripley'
Cinemanía

Andrew Scott (Dublín, 1976) no se cansa de repetirlo: en el guion de Fleabag no ponía nada de que su personaje fuese un hot priest (cura atractivo). Sin embargo, sin quererlo ni buscarlo y por alguna razón difícil de expresar con palabras, el público encontró irresistible a ese atormentado hombre que se debatía entre el deseo y ser fiel a Dios mientras se convertía en el único capaz de comprender realmente a la protagonista. 

Se ganó nuestra admiración al preguntarle en una cena a Fleabag a qué se dedicaba ni un segundo después de que ella afirmase que nadie le había dirigido la palabra en 45 minutos, atrajo nuestra atención cuando se dio cuenta de que esta desaparecía de la conversación cada vez que hablaba a cámara, hizo que entendiésemos el dilema de ella de querer tirarse a un cura con la escena de la confesión en la iglesia y, finalmente, nos partió el corazón con ese "It'll pass" en la parada de autobús.

Hace cinco años de aquel final, pero los clips de su paso por esta serie no dejan de rondar por redes sociales. Puede que su intención no fuese convertirse en un sex symbol religioso, pero pasa el tiempo, la gente no lo olvida y a él no le importa en absoluto ser recordado por ello, incluso si sus otros trabajos están a la altura de lo que fue aquella serie para él.

Andrew Scott: de Moriarty en 'Sherlock' a 'hot priest' en 'Fleabag'

"¿Cómo? ¿Quieres al phsyco de Sherlock?", afirmaba para GQ que le debían de haber preguntado a Phoebe Waller-Bridge sobre por qué quiso al villano de la serie de Benedict Cumberbatch para el papel de interés amoroso en Fleabag. Anteriormente había aparecido en algunos episodios de ficciones como Band of Brothers o John Adams y en alguna que otra película, pero nada tan exitoso como su papel de Moriarty en la serie sobre el detective de Conan Doyle.

"Phoebe vio algo en mí que yo realmente quería expresar". A ella le debemos, entonces, el haber conocido otra cara diferente del actor quien, desde aquel momento, no ha parado de demostrar las infinitas facetas que esconde. Prueba de ello es la obra de teatro Vanya (otra de sus grandes pasiones), en la que Scott interpreta a los ocho protagonistas, una idea que surgió después de verle hacer audiciones para los diferentes personajes en un intento por encontrar cuál encajaba mejor con él. Resultó que todos ellos eran perfectos.

Andrew Scott como Moriarty en 'Sherlock'
Cinemanía

De entre esa amplia gama, Moriarty forma parte de su lado más oscuro. Enemigo de Holmes, Scott hizo de él un personaje hipnótico que nos alegrábamos de ver en pantalla a pesar de que cada vez que aparecía hacía más infeliz a Cumberbatch. El actor ha afirmado que la historia de Sherlock no le era del todo familiar, lo que, en parte, le supuso una ventaja a la hora de dar vida al personaje en medio de esa nueva visión del detective que supuso la serie.

Entre ello y Fleabag, protagonizó el episodio Smeetherins de la serie Black Mirror, entre otros proyectos y, un año después, su amistad de más de diez años con Waller-Bridge y sus ganas de interpretar un romance cómico después de tanta oscuridad lo convirtieron en el actor perfecto para dar vida al ahora y por siempre jamás conocido como hot priest (¡Gracias, Phoebe!).

Andrew Scott como el "hot priest" en 'Fleabag'
Cinemanía

Andrew Scott: películas premiadas y representación 'queer'

A juzgar por su filmografía, podría decirse que al actor le atraen los personajes difíciles, pero eso sería hacer una simplificación de lo que el cine supone para él y dar pie a malentendidos sobre sus intenciones: el irlandés no busca conseguir la admiración gracias a su trabajo en proyectos complicados, sino dar visibilidad a historias que merecen ser contadas.

Igual de eclécticos que son sus personajes, son los géneros en los que ha participado con sus películas. Tanto te aparece en 007: Spectre (2015) como C, miembro del gobierno británico y jefe del Centro de Seguridad Nacional, como en 1917 (2019) como el teniente Leslie. La primera le supuso divertirse con el personaje, la segunda, ganadora en los Oscar a mejor sonido, mejor fotografía y mejor efectos visuales, fue para él un experimento actoral por aquellos largos planos sin cortes. 

Andrew Scott en '1917'
Cinemanía

Haga lo que haga, siempre hay una razón detrás. Una de ellas, y por la que lleva tiempo luchando, es la de dar visibilidad a la comunidad LGTBI. En 2013, el actor se pronunció por primera vez sobre su sexualidad y, desde entonces, ha confesado que, al principio de su carrera, le aconsejaban no declararse abiertamente gay. Aunque afirmó comprender por qué le habían sugerido que no dijese nada, en 2023 admitió: "me alegro de haber acabado ignorándoles".

Más allá de dicha declaración, nunca ha sido excesivamente público con su vida personal. Tampoco le ha hecho falta: sus películas ya hablan por él. En 2014, antes de asociarse a la saga de James Bond, estrenó Pride, un drama cómico británico basado en hechos reales que seguía a un grupo de activistas del colectivo en su apoyo a las huelgas mineras de 1984. "Fue una película importante porque los 15 protagonistas eran todos gays", afirmaba en su entrevista para GQ. "Pero hablaba de otros atributos más allá de su sexualidad".

Andrew Scott en 'Pride'
Cinemanía

Años después, ha aparecido en Desconocidos (2023) junto a Paul Mescal, película británica de fantasía romántica basada en la novela homónima de Taichi Yamada. Una vez más, el actor apuesta por la representación y por una historia más allá de ella, con un hombre que vuelve a la casa de su infancia en la que parece que sus padres siguen vivos a pesar de haber muerto años atrás. Su trabajo en ella le valió una nominación a mejor actor de drama en los pasados Globos de Oro.

Paul Mescal y Andrew Scott en 'Desconocidos'
Cinemanía

Andrew Scott: el no tan idílico verano de 'Ripley'

Tras maravillarnos con su última película, el irlandés vuelve a las ficciones seriadas con una nueva versión de la novela El talento de Mr. Ripley, de Patricia Highsmith. Pero que el recuerdo de la película de 1999 no te haga hacerte ideas sobre lo que te espera: este es un verano muy diferente al que viviste a finales del siglo pasado.

Si la versión de Anthony Minghella destacaba por aquella idílica Italia en la que un joven y hasta entonces desconocido Jude Law se daba a la buena vida de playas, comida y ligues mientras la adorable Gwyneth Paltrow le esperaba en su gran mansión a orillas del mar, la serie de Netflix apuesta por mostrar desde un principio la cara más oscura del verdadero protagonista: aquel al que dio vida Matt Damon y que ahora es encarnado por Andrew Scott.

Andrew Scott en 'Ripley'
Cinemanía

Sin faltarle al respeto al trabajo del joven Damon, parece que el personaje de Tom Ripley fue escrito desde un principio para Scott, y el haberle visto hacer de Moriarty únicamente nos lo confirmó incluso antes de haber visto la serie. Su director, Steven Zaillian, pone todo el protagonismo en este personaje, al que acompaña una Italia en blanco y negro alejada de los colores brillantes que maravillaron a la crítica y al público en 1999.

Un Ripley nuevo, acompañado de Dakota Fanning y Johnny Flynn, que nos devuelve a ese Andrew Scott que tanto nos gusta: ese que está dispuesto tanto a hacernos querer a un cura como a convertirse en nuestra peor pesadilla.

¿Quieres estar a la última de todas las novedades de cine y series? Apúntate a nuestra newsletter.

loading...