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El gran referente de 'Ant-Man: Quantumanía' podría ser esta reciente película animada de Disney

Fotogramas de 'Quantumania' y 'Mundo extraño'
Disney

El Reino Cuántico tiene una amplia trayectoria comiquera a sus espaldas, y ya pudimos descubrirlo en todo su esplendor dentro de Ant-Man y la Avispa. En este film, de hecho, la dimensión subatómica a la que solo puede accederse con las Partículas Pym resultaba ser decisiva a largo plazo en el Universo Cinematográfico de Marvel. Por un lado, el acceso a él terminaba siendo útil para conseguir viajar en el tiempo y organizar el contraataque a Thanos (sirviendo asimismo para revertir el Chasquido). Por otro, se nos prometió que conoceríamos aún mejor sus peculiaridades en Ant-Man y la Avispa: Quantumanía.

Peyton Reed dirige nuevamente la tercera aventura de Scott Lang y Hope van Dyne, Paul Rudd y Evangeline Lilly. Quantumanía, que llegó recientemente a Disney+, cuenta con el rol decisivo de inaugurar la Fase 5 luego de una Fase 4 que ha desatado cierto aire de decepción en el fandom. Para salir satisfactoriamente del brete cuenta con unos personajes tan carismáticos como la familia de Ant-Man (completada por Michael Douglas interpretando a Hank Pym, a Michelle Pfeiffer como Janet van Dyne y a Kathryn Newton como Cassie Lang), así como con la puesta de largo de Kang el Conquistador.

Esto es, el villano principal de la Saga del Multiverso, que encarna Jonathan Majors: actor cuya continuidad en Marvel, a raíz de sus problemas con la justicia, está en entredicho. Por encima de todo, el gran atractivo de Quantumanía es conocer a fondo el Reino Cuántico. En base a él, el guionista Jeff Loveness llegó tan lejos de decir que la tercera Ant-Man sería “el Dune de Marvel”. Pero no el Dune de David Lynch o Denis Villeneuve. Sino el Dune de Alejandro Jodorowsky, ese que no ha existido más que en la entusiasta imaginación de sus partidarios.

El reino de los sueños

Loveness quería expresar con esta comparación que el Reino Cuántico de Quantumania sería asombroso, con unos diseños alucinógenos y loquísimos. Finalmente, y como cabía esperar, se ha quedado a medias. Es cierto que los habitantes del Reino Cuántico que muestra el film son muy originales, y algunos como Jentorra (Katy M. O’Brian) o Quaz (William Jackson Harper) realmente carismáticos. Pero en general poseen a sus espaldas una sensación de déja vu, y un déja vu muy curioso porque el recuerdo que nos entregan… es bastante reciente.

Quantumania quería disputar el liderazgo en taquilla de Avatar: El sentido del agua. Lo hizo con otra propuesta que invitaba a pasar cierto número de horas (menor afortunadamente que el dispensado por James Cameron) en un mundo alternativo, posibilitado por el CGI. En El sentido del agua volvemos al hogar de los Na’vi, en Quantumanía pasamos gran parte del metraje en el Reino Cuántico donde vemos especies de animales ficticias, a veces seres alados, que pueden recordar a la fauna de Pandora.

Pero eso no es lo único que nos resulta familiar. La paleta de colores empleada para el Reino Cuántico, en su saturación digital, remite a tonos oscuros a partir del rojo o el púrpura. Todo en él es viscoso y combina lo biológico con lo tecnológico (hay edificios vivientes y naves que pilotas manipulando el esófago de una pareja de gusanos), empleando una imaginería muy novedosa en Marvel… pero no dentro de Disney.

Quantumania no tiene el poderío técnico de, pongamos por caso, El sentido del agua. Antes bien, su CGI de derribo se lo juega todo a una simpatía de Serie B (reforzada por los personajes y el aire patético de Scott Lang y compañía, con su estrecha relación con las hormigas), de forma que no resulte descabellado echar mano de la etiqueta pulp y recordar que Disney estrenó una película con presupuestos semejantes hace apenas tres meses. Su título era Mundo extraño.

Una viscosa casualidad

Mundo extraño está disponible en Disney+ luego de haberse convertido en el mayor fracaso animado de la compañía. Se estrenó el 25 de noviembre sin apenas publicidad, ni siquiera llegó a enfadar a alguien que uno de sus personajes fuera gay (y su enamoramiento formara parte de la trama). Ambas cuestiones quizá estén relacionadas, como quizá también lo esté que el film ni disgustó ni encandiló a la crítica. Se quedó en tierra de nadie, esperando a ser redescubierta en streaming.

Involuntariamente, Quantumanía bien podría haber contribuido a ello. Seguramente sean casuales, pero las similitudes entre una y otra película saltan a la vista. E incluso más allá de lo visual: Mundo extraño planteaba una reconciliación paternofilial en torno a tres generaciones, del mismo modo que Quantumania narra las dificultades de la familia Lang/Van Dyne en el seno de un mundo infinitesimal donde, durante años, había quedado atrapado uno de sus miembros. Janet van Dyne (Michelle Pfeiffer) en equivalencia a Jaeger, el padre/abuelo que también había quedado atrapado en un mundo extraño.

La paleta de colores que emplea Mundo extraño es rosácea, no muy distante a lo visto en el Reino Cuántico. Y sus criaturas también son parecidas: viscosas, reminiscentes a bacterias y otros organismos diminutos del cuerpo humano. En el caso de Mundo extraño había una explicación argumental, como en Quantumanía la encontramos en sus mínimas dimensiones. Tal y como descubríamos en el tercer acto de la película de Don Hall y Qui Nguyen, sus aventuras habían tenido lugar hasta la fecha en el interior de una criatura gigantesca.

Se parecía a una tortuga, y los bichos con los que se habían enfrentado formaban parte de… su sistema inmunológico. Su origen en Ant-Man y la Avispa: Quantumania es distinto, pero eso no evita el parentesco. Haya sido accidental o no sin duda es un buen momento para que recuperes Mundo extraño en Disney+, que además es una película encantadora. 

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