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Así es Álvaro Cervantes, nominado al Goya por 'Adú'

Álvaro Cervantes
Niete para Netflix

¿Cómo es tu personaje en Loco por ella?

Adri es un periodista que vive creyéndose por encima del bien y del mal hasta que conoce a Carla (Susana Abaitua) y ella le rompe todos sus esquemas.

Loco por ella es una comedia. De la historia del cine, ¿cuál es tu favorita?

El verdugo. Un estupendo ejemplo del gran vehículo que es la comedia para señalar la cruda realidad.

“Si quieres, puedes” es el lema de tu personaje en esta película. ¿Has aplicado tú esa máxima en tu carrera?

Es un lema que se ha pervertido mucho: hay que cogerlo con pinzas, porque puede ser frustrante. Yo lo matizaría como “Si quieres, pon toda tu intención”.

Tu personaje se interna en un psiquiátrico para estar con la chica que le gusta. ¿A qué extremos has llegado por amor?

Por amor he hecho bastantes kilómetros.

Loco por ella ofrece un retrato muy respetuoso de los problemas mentales. ¿Eres más de Alguien voló sobre el nido del cuco o de El club de la lucha?

Alguien voló sobre el nido del cuco.

La película también le lanza pullas al periodismo clickbait. ¿Estamos empachados de sensacionalismo?

Cuando estudiaba Comunicación Audiovisual se me quedó grabado el término “infoxicación”, una sobrecarga de información que te impide procesarla. Eso, aderezado con un sensacionalismo sin escrúpulos y las fake news, nos hace mucho daño como sociedad.

En Malnazidos te veremos en una Guerra Civil con muertos vivientes. ¿Hace falta un apocalipsis zombie para que los españoles nos pongamos de acuerdo?

Pues parece que sí. Aunque, visto lo visto, tampoco pondría la mano en el fuego.

13 años después de tu nominación al Goya por El juego del ahorcado, ¿cómo te sientes al aspirar al premio por Adú?

Me siento muy afortunado de poder trabajar en proyectos que me encantan desde entonces, y este nuevo reconocimiento ya es un regalo.

Diste tus primeros pasos junto a Rosa María Sardá en Abuela de verano. ¿Qué recuerdos tienes de ella?

La recuerdo en una comida de domingo con el equipo haciendo trucos de magia: esa imagen no se me olvidará en la vida.

Durante la cuarentena te convertiste en un experto en la elaboración de croquetas. ¿Cuál es tu secreto?

El secreto me lo dió mi agente, Walter, que es mi maestro en el noble arte de la croqueta: añadirle un poco de agar-agar a la masa para darle la consistencia justa.

Úrsula Corberó, con la que trabajaste en El árbol de la sangre, es amiga tuya desde la adolescencia. ¿Cómo ha sido verla convertirse en Tokio?

Ha sido muy emocionante, pero aun con lo extraordinario del fenómeno La casa de papel, Úrsula siempre ha sido una estrella, en el mejor sentido. Y por eso sigue con la misma espontaneidad que cuando nos comíamos el bocata a la hora del recreo.

¿Has tenido o tienes algún mote? 

Siempre hay algún colega que me llama ‘Alvarito’ de forma cariñosa.

¿Quién era tu héroe de niño?

Jim Carrey.

¿Qué querías ser de niño? 

El hijo de Ace Ventura.

¿Con quién te confunden por la calle?

Con Patrick Criado. Siempre decimos que podríamos hacer de hermanos. Y va a llegar el día.

¿Cuál es la película que más veces has visto?

La máscara.

¿La última que has visto y recomendarías?

El olvido que seremos. Javier Cámara es un monumento nacional.

 El mejor regalo que te han hecho. Un menú degustación en DStage. Una fobia. No tengo, creo. Si creo que no tengo es que no tengo, ¿no? Una adicción. Las anchoas. Un defecto. La impaciencia. Una virtud. Escuchar. Las palabras que más dices. “Buá” (dicho con mucha efusividad, como si de una onomatopeya se tratase).

Redactor 'Cinemanía'

Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Sus textos se publican en la revista Cinemanía desde 2005. Ha sido miembro fundador de Canino, web dedicada a la cultura popular, y redactor en el diario ADN, además de colaborador en medios como Mondo Sonoro, Neo2 y On Madrid-El País.

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