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Esta película te quita las ganas de trabajar y abrió la puerta a un cambio radical en Hollywood que aún se nota

'Clerks' fue la primera película que dirigió Kevin Smith
Miramax

Hace exactamente 30 años, Clerks, la primera película de Kevin Smith, se estrenaría en el Festival de Sundance, sería comprada por Miramax y, junto a Pulp Fiction, introduciría lo geek en el mainstream y la cultura popular no volvería a ser la misma.

“Al contrario que cualquier otro 24 horas en el que trabajé, Quick Stop me dio mucho más que un salario por horas y un lugar para enrollarme con chicas cuando mis padres estaban en casa. En realidad me dio algo sobre lo que escribir. Me dio mi carrera porque, sin el Quick Stop, no habría ningún Clerks. Fue la fuente desde la que surgieron todas las bendiciones de mi nueva vida. Siempre fue algo más que un trabajo. Era una casa en el árbol. Era un bar. Una iglesia. Un confesionario. Un sillón de terapeuta. Un útero. La cuna de la civilización. Fue un santuario del mundo real, mientras a su vez, seguías perteneciendo a él. Fue el principio del fin.  Sería el punto de partida de lo que acabaría siendo el resto de mi vida”.

De esa manera tan poética, melancólica y agradecida, recordaba Kevin Smith —en el texto que introducía su obra en Clerks X, la edición especial en DVD que conmemoraba el décimo aniversario de su ópera prima— su paso por el Quick Stop, el 24 horas en el que trabajaba de manera precaria y que daría lugar y sería la localización de su primera obra cinematográfica. 

Se cumplen 30 años del estreno de 'Clerks'
Miramax

Una relación de amor y odio que sería el último de una inmensa cantidad de trabajos precarios que encadenaría el director nacido y criado en Nueva Jersey tras acabar el instituto y que servía de ejemplo de una generación de adolescentes desencantada, la de los años 90, y que encontraría un refugio seguro y un espejo en la honesta primera obra de Smith.

Pero en esos primeros años 90, el sentimiento de desidia de la denominada generación Z, no era algo realmente novedoso en el terreno cinematográfico. Autores como Hal Hartley, Jim Jarmusch, Richard Linklater o Spike Lee, verdaderos popes y nuevas promesas de finales de los 80 y principios de los 90, trataban todas estas cuestiones, a partir de largometrajes de bajo presupuesto que dieron lugar a un conjunto de obras que conformarían el cine independiente americano de los años 90. ¿Qué diferenciaba a la obra de Smith con la de sus supuestos precursores?

Kevin Smith compartía muchas semejanzas con otros directores contemporáneos
Miramax

De lo indie a lo 'geek'

La diferencia sería el componente geek de la misma. Y en especial, una conversación que se convertiría en marca personal de Smith y que encendería la mecha de la introducción de la cultura geek en el mainstream. 

El momento en el que los protagonistas de la cinta, Dante y Randall —interpretados por los actores amateur Brian O’Halloran y Jeff Anderson— discuten sobre uno de los cimientos de la cultura popular contemporánea: El retorno del Jedi. Una conversación casual, cercana en intenciones y resultados a las del otro autor contemporáneo a Smith que permitió la introducción de lo geek en el cine popular, Quentin Tarantino.

Si los personajes surgidos de la serie b de Tarantino hablaban sobre el significado real del Like a Virgin de Madonna en el arranque de Reservoir Dogs o sobre las diferencias de nomenclaturas culinarias del fast food entre Europa y Estados Unidos, como previa costumbrista continuada por estallidos de violencia en Pulp Fiction, los personajes de Smith lo hacían sobre los proletarios damnificados de un conflicto intergaláctico, convertidos en representación magnificada de la sensación de desamparo y desolación existencial y vital de los protagonistas de la obra de Smith. Momento y lugar en el que lo indie y lo mainstream, el costumbrismo y lo fantástico se daban la mano.

Por lo que podríamos considerar a Smith una fusión o hibridación de las habilidades aparentemente livianas para el diálogo casual del Woody Allen de los 70, las estéticas sucias y aparentemente desaliñadas del indie de principios de los 90, más una querencia por los márgenes de la cultura popular cercanas a las de su coetáneo Tarantino. Pero de nuevo habría sutiles diferencias que hicieron que Smith se convirtiera en un icono, de la noche a la mañana, del panorama independiente del cine americano.

Kevin Smith se convirtió en un icono del cine independiente por películas como 'Clerks'
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Kevin Smith: un infiltrado en el indie

Esas diferencias eran tan relevantes como sus aparentes semejanzas. Aunque parecía tener la habilidad de Allen para el diálogo fluido y aparentemente casual, los espacios y entornos de Smith eran de clase obrera y trabajadora, al contrario de las del universo Allen, sátira y parodia de la burguesía progresista neoyorkina. Si en Smith lo contado era puro y sincero, lo narrado por Allen estaba teñido de distancia e ironía.

En cuanto a su relación con el estilo underground y alternativo de autores como Hartley, Jarmusch o Linklater, la diferencia estribaba en que, aunque Smith pretendía envolver a su ópera prima de un cierto aire de trascendencia high brow con esos intertítulos salidos de una búsqueda precipitada en un diccionario —y de los que habla su productor, Scott Mosier, recordando cómo Smith buscaba palabras de manera frenética en su diccionario como “heraldo”, “paradigma”, o “perspicacia”— para hacerla más vendible a festivales de cine que abrazaban el indie americano, en realidad Smith se estaba burlando de la altanería y aires de importancia de sus coetáneos de generación. Quizá el único elemento irónico de lo que es una obra absolutamente directa y sincera.

Porque aunque Smith reverenciaba el cine surgido a principios de los 90, realmente pretendía alejarse lo más rápidamente de unas formas, fondo y estética que le permitieron introducir el pie en la industria, como se vería en su filmografía posterior. Quizá el cineasta más afín a su obra y conformador junto a él de la preponderancia e importancia del sello Miramax durante los 90 era Quentin Tarantino. 

Como él, Smith era un devorador de cultura popular. Pero mientras Tarantino hablaba de autores de género no valorados por el mainstream cultural de la época, como Sergio Martino, Dario Argento o el blaxploitation, los intereses de baja cultura de Smith eran más accesibles, comerciales o para todos los públicos: Tiburón de Steven Spielberg, Star Wars o los cómics de Marvel y DC.

'Clerks' contó posteriormente con una saga de películas
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La conexión con las viñetas

Así, entre chistes procaces escatológicos y sexuales, crisis de madurez, problemas de comedias adolescentes entre el Desmadre a la americana de John Landis, la saga Porkys y los ecos formales y estructurales de la generación grunge fruto de la necesidad de filmar en 16mm dándole ese aspecto crudo y alternativo, Smith introdujo la semilla de lo geek y lo nerd en el panorama del cine independiente americano.

Algo que envalentonaría a una generación de cinéfilos y amantes de la cultura popular más denigrada y menospreciada por entonces, que verían validados sus gustos y obsesiones, cuando el Clerks de Kevin Smith pasaría de manera triunfal por festivales de tanto prestigio como el de Sundance y posteriormente Cannes. Lo geek y lo diferente había sido introducido en el cine de autor de manera sibilina bajo las formas de la alta cultura surgida de la periferia del underground.

Algo que llevaría hasta el paroxismo en sus dos siguientes películas, Mallrats y Persiguiendo a Amy, que acabarían conformando, con Clerks, su trilogía de Nueva Jersey. Y aunque ambas tuvieron un recibimiento desigual, ya que Mallrats fue una producción de gran presupuesto para Universal que fue un fracaso crítico y comercial y Persiguiendo a Amy, de nuevo bajo el paraguas de Miramax, se convertiría en su coming of age (y una cima que nunca volvió a tocar), ambas introducirían una subcultura que todavía no había alcanzado el mainstream. 

El mundo del cómic, que pocos años después se acabaría convirtiendo en el género bajo el que se construiría, para lo bueno y para lo malo, el panorama del cine comercial contemporáneo.

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