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[FICX 2021] Joaquin Phoenix supera 'Joker' para volver a ser el mejor actor con empatía en 'C'mon C'mon. Siempre adelante'

C'mon C'mon. Siempre adelante
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Hay películas –No Home Movie, Viaje al cuarto de una madre– que te impulsan a llamar a tu madre en cuanto se encienden las luces de la sala. C'mon C'mon. Siempre adelante, el cuarto largo de Mike Mills, tendrá un efecto similar, pero en este caso orientado hacia abajo en el árbol genealógico, sobre los padres con hijos pequeños que puedan escaparse al cine para ver una de las mejores películas del año, donde Joaquin Phoenix realiza un nuevo trabajo superlativo de interpretación naturalista, muy alejado de la intensidad histriónica de sus últimas actuaciones más celebradas.  

Se recuerda demasiado poco que Mike Mills dirigió dos de las mejores películas estadounidenses de la década pasada: Beginners (2010), dedicada a saldar cuentas de duelo con su padre; y Mujeres del siglo XX (2016), ambientada a finales de la década de los setenta y centrada en la figura de su madre. Siempre autobiográfico y muy sensible al filtrar los eventos de su vida personal en su obra artística, Mills ahora ha puesto en el centro su propia paternidad de manera lateral, mucho más interesante de lo que habría podido ser un relato paterno-filial al uso.

Joaquin Phoenix interpreta a un reportero radiofónico inmerso en un hermoso proyecto de entrevistas a adolescentes a lo largo del país donde les pregunta por su visión del futuro, así como por sus miedos actuales y percepciones del mundo de los adultos. A lo largo de la película asistimos a varias grabaciones y escuchamos las respuestas sinceras, soñadoras, pesimistas y optimistas de los jóvenes casi como si fueran un elemento más de la banda sonora compuesta por los hermanos Aaron y Bryce Dressner, del grupo The National. Muy delicada y nada intrusiva, como suelen ser las emociones en el cine de Mills.

Este trabajo se ve interrumpido cuando el protagonista debe hacerse cargo durante unos días de su sobrino de nueve años –la misma edad del hijo que Mike Mills tiene con la escritora y cineasta Miranda July–. No han tenido mucha relación hasta este momento porque el personaje de Phoenix, sin haber superado todavía el duelo por la muerte de su madre, lleva tiempo distanciado de su hermana, a quien interpreta con mucho talento Gaby Hoffmann. 

Su pareja. Scoot McNairy, el padre del pequeño Jesse, está atravesando un brote psicótico, así que pasar una temporada con su tío puede ser un alivio dentro de una situación doméstica complicada. Hoffmann, en unas conversaciones brutales llenas de frustración y culpabilidad, no se corta a la hora de expresar los detalles menos cuquis y placenteros de la maternidad.

Parecen ingredientes de un drama descarnado, pero en manos de Mills, aquí más cerca que nunca de ser un Philippe Garrel californiano,  los sinsabores y las situaciones complicadas de la existencia siempre son tratados con la misma calma y humanidad que los momentos de gracia cotidiana. A este último grupo pertenece la relación de amistad que se empieza a forjar entre el tío y el sobrino, no exenta de los choques previsibles cuando un hombre soltero y nada paternal, que no atraviesa su mejor momento emocional, debe hacerse cargo 24 horas de un chaval de primaria cargado de energía, preguntas, sed de conocimiento y aventuras.

El inesperado dúo prosigue el trabajo documental de Phoenix, visitando Nueva York, Detroit y Nueva Orleans, filmadas en un blanco y negro exquisito por el director de fotografía Robbie Ryan (Slow West, American Honey, La favorita) que tiñe de una melancolía muy concreta las imágenes de paisajes urbanos recogidas justo antes de la pandemia. Es un placer asistir al desarrollo a fuego lento de esta relación adulto-niño en la que Mills nunca habla más alto que sus habituales citas literarias (la psicoanalista Jacqueline Rose, Niño Estrella de Claire A. Nivola...) y donde la responsabilidad afectiva tiene una importancia primordial. 

Tanto como las cicatrices en el carácter y la memoria que nos dejan nuestras experiencias con los demás. Concepto rector de Beginners y Mujeres del siglo XX que en C'mon C'mon. Siempre adelante lleva a una conversación muy conmovedora en la que Phoenix dice al pequeño que cuando crezca olvidará las semanas que han pasado juntos, conservando solo un recuerdo difuso y borroso, pero tío y sobrino concluyen que se ayudarán a recordarlo. Una definición bastante certera de lo que hace Mike Mills con sus películas.

Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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