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'El color púrpura': cuando Spielberg se volvió serio

'El color púrpura': cuando Spielberg se volvió serio

Incesto, miseria, violencia doméstica, conflictos raciales... si esos temas causarían polémica en una película de hoy, imagínate que dicho filme viniese dirigido, para colmo, por un director al que todos asocian a trabajos ligeros y divertidos, preferentemente para niños. ¿Te haces una idea? Pues estamos hablándote de un caso real: el de El color púrpura, la película que Steven Spielberg estrenó en 1985. Y cuya gestación, como verás, le costó más de un disgusto.

Ahora, el cineasta compite en los Oscar como un señor con War Horse, y se ha consolidado como un director 'adulto' (con 65 años, más le vale) gracias a títulos como La lista de Schindler y Salvar al soldado Ryan. Hasta el punto de que, cuando vuelve a sus fueros más divertidos con Las aventuras de Tintín, lo vemos más como una excepción que como la norma. Pero en los 80, el hombre de la gorra era el 'Rey Midas de Hollywood', un director y productor al quese asociaba con En busca del Arca perdida, E. T. el extraterrestre y otros trabajos 'familiares'. En CINEMANÍA nos ha dado por hacer un poco de historia, y recordar lo mucho que costó sacar adelante la película en la que Spielberg se volvió serio.

¿Con qué libro me quedo?

La verdad sea dicha, Spielberg (en la foto, junto a su entonces pareja, Amy Irving) tenía planes para convertirse en un director ‘respetable’ desde hacía bastantes años, y sabía que el mejor camino para lograrlo era adaptar una obra literaria. La cual podría haber sido La lista de Schindler: Sid Sheinberg, el capitoste de Universal que protegió al joven Steven, había comprado los derechos del libro para ofrecérselos en 1983. Y Steven los aceptó, aunque esperaría 10 años para dirigir el filme. Otro de sus proyectos (que tardaría menos en llegar) fue El Imperio del sol: nuestro hombre puso sus ojos en la novela de J. G. Ballard en cuanto esta se publicó, pensando en su admirado David Lean para dirigirla. Pero como el autor de Lawrence de Arabia estaba ya muy mayor, y con otras cosas entre manos, decidió guardarse el guión para sí mismo.

¿Quieres un Oscar? Cómprate un Pulitzer

Afroamericana y feminista, la escritora Alice Walker obtuvo un Premio Pulitzer y un éxito de ventas en 1983 con El color púrpura. Un libro que tentó a los ejecutivos de Hollywood desde su aparición… Y que Spielberg, pese a haberle gustado mucho (según afirma, acabó llorando con cada página que leía) no se veía capacitado para llevar al cine. Entre otras cosas, porque Steven nunca había rodado una historia con personajes afroamericanos. La propia escritora tampoco lo tenía muy claro, pero su agente la convenció llevándosela a ver E. T. el extraterrestre: según comentó más tarde, Walker pensó que el adorable alien “se veía tan discriminado como una persona de color”.

Quincy Jones, dando la nota

Quien convenció a Spielberg para dirigir El color púrpura fue este intérprete, productor y compositor, famoso por composiciones como Soul Bossa Nova (la sintonía de Austin Powers) y sus trabajos con Michael Jackson, junto a quien puedes verle en la imagen. Jones abordó a Spielberg para que dirigiese la película, pero este le respondió: “Esto lo debería filmar un director afroamericano, o mejor todavía, una directora”. La réplica de Jones fue definitiva: “¿Tuviste tú que convertirte en marciano para hacer E. T.?”. Ante dicho argumento, Spielberg no sólo dio el “sí, quiero”, sino que también contó con Jones para producir la película, y (poniéndole los cuernos por primera vez a su John Williams del alma) para componer la banda sonora.

Marty McFly, al rescate

Spielberg tenía buenas razones para no querer embarcarse en un proyecto difícil. Amy Irving estaba embarazada (el bebé nacería en pleno rodaje), el largometraje colectivo Cuentos asombrosos se estaba rodando, y pese a los éxitos de E. T. y Los Goonies, su productora Amblin Entertainment necesitaba un buen pelotazo financiero para consolidar su posición. Tras muchas dudas, y muchos problemas en preproducción, Spielberg accedió a la propuesta de Robert Zemeckis: una película que, de ser un hit, solventaría un hipotético fracaso de El color púrpura. ¿Su título? Regreso al futuro, claro.

Cobrando poco se llega lejosEl peor enemigo de Spielberg durante la preparación de El color púrpura fue el ejecutivo de Warner Bros. Herbert Siegel. De hecho, nuestro hombre tuvo que reducir su sueldo al mínimo admitido por el sindicato de directores (62.300 euros ajustados a la inflación), al que renunció más tarde cuando su presupuesto de 23 millones de euros se quedó corto, por culpa de la costosa ambientación de época y de los días de rodaje en Kenia. Pero Spielberg nunca ha sido tonto: podía permitirse prescindir de la pasta porque, siguiendo el ejemplo de George Lucas, había asegurado por contrato un 15% del taquillaje bruto.

Whoopi es una marciana

El personaje de El color púrpura más difícil de encuadrar en el cásting fue el de Shug, la sensual cantante de blues al que acabó encarnando Margaret Avery. En principio se pensó en Tina Turner, que había vuelto al primer plano de la popularidad, pero esta rechazó el rol, así como la también cantante Patti LaBelle. Después surgió el nombre de Diana Ross, pero Alice Walker no quería ni oír hablar de ella. En cuanto al rol de Cellie, la protagonista, todo fue mucho más sencillo: en una fiesta, Spielberg conoció a una comediante de escenarios llamada Whoopi Goldberg, la cual (con conocimiento de causa, según supimos luego), le sedujo representando frente a él el papel de un E. T. fumado hasta las cejas. Quincy Jones se reservó el último golpe de efecto, proponiendo a una tal Oprah Winfrey para un papel secundario. Por entonces, la futura reina de los talk shows de EE UU era sólo una presentadora casi desconocida.

¡Que alguien me saque de este rodaje!

Filmar un largo de 90 minutos siempre es largo y difícil. Así que hacerse cargo de uno de 152 (dos horas y media largas), ni te contamos. Spielberg acabó hasta los mismísimos del rodaje de El color púrpura en Carolina del Norte, no sólo por lo mastodóntico del proyecto, sino también por las intervenciones de Alice Walker y Quincy Jones, ambos muy aficionados a meter cucharada. La escritora no paraba de hacer correcciones sobre la ambientación (desde la ropa a los aperos de la granja de Danny Glover), mientras que el músico reclamó, en calidad de productor, acceso al trabajo del montador Michael Kahn. “Si no me dejas ver cómo es la película, no podré sentir lo suficiente como para escribir la música”, alegaba.

A los negros no les gusta, a las lesbianas tampoco

El color púrpura se estrenó en EE UU el 16 de diciembre de 1985, atrayendo sobre sí bastante polémica. Para empezar, grupos de presión afroamericanos como la influyente NAACP acusaron a Spielberg de “estereotipar la imagen de los varones negros como maltratadores” y de adoptar una actitud paternalista. El estreno en Nueva York del filme llegó a ser boicoteado por activistas, los cuales plantaron piquetes en las puertas de los cines. Por otra parte, colectivos gays (con la propia Alice Walker a la cabeza) reprocharon a Spielberg el haber minimizado la relación entre los personajes de Whoopi Goldberg y de Margaret Avery. “Eliminé esas escenas para conseguir una calificación para menores de 13 años, y porque me daba corte filmarlas”, reconoció el director a Entertainment Weekly el año pasado. No obstante, Spielberg afirma que, si volviese a rodar la película ahora, “seguiría haciéndolas de la misma forma”.

El gran chasco de los OscarCon críticas más o menos tibias (“El realismo y el desgarro del libro están ausentes", denunció The New York Times, “pero demuestra que Spielberg puede dar más de sí”) y una recaudación de 213,5 millones de euros, El color púrpura no resultó el desastre que algunos se habían temido. Y obtuvo unas apabullantes 11 nominaciones a los Oscar… De las cuales, para gran chasco de Spielberg, estaba ausente la de Mejor Director. Aunque, para chasco, el que se llevó el equipo la noche de la gala: ni Whoopi Goldberg, ni Margarey Avery, ni Quincy Jones (que, por razones de copyright, compartía su candidatura con otros 11 músicos) se llevaron su estatuilla. De hecho, no se la llevó nadie: el filme comparte con Paso decisivo (1977) el récord de la película más nominada a los ‘hombrecitos’ que no cosechó ni un solo premio.

“No me arrepiento de nada”

Tras las polémicas, los malos rollos y la ausencia de estatuillas, El color púrpura ha quedado como un primer paso en una carrera (la del Spielberg ‘adulto’) que no hizo más que ascender en cuanto a prestigio crítico. Galardonado por el Sindicato de Directores, Steven la considera “la primera película seria” de su trayectoria, y “una de las mejores películas que he filmado jamás”. Alice Walker moderó sus críticas iniciales tras comprobar su calado entre el público. Y Whoopi Goldberg, que sí se llevó un Globo de Oro a la actriz dramática, inició con ella esa trayectoria que la llevaría a ganar un Oscar en 1991 con Ghost. En 2010, el reparto de la película (sin Spielberg, pero con Quincy Jones) celebró su 25 aniversario con una aclamada reunión... Que tuvo lugar, claro está, en el show de Oprah Winfrey.

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