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El director de 'Barbarian' desvela en qué otras películas se fijó para hacer el título de terror con más sorpresas del año

Barbarian
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[Este artículo contiene SPOILERS de 'BARBARIAN']

En un año 2022 que ha tenido una cosecha excelente para el terror (dentro y fuera de las pantallas), Barbarian está llamado a ser uno de los títulos más destacados entre aficionados al género, neófitos y gente a la que le apetezca la descarga adrenalínica que se obtiene al pasar un buen rato pasándolo mal.

Entre todas las sorpresas y vueltas de tuerca que incluye Barbarian, una de ellas es la identidad de su director y guionista: Zach Cregger. No estamos ante el habitual director de terror, sino que su carrera anterior ha estado centrada en el humor a través del grupo cómico The Whitest Kids U' Know, que formó con sus amigos Trevor Moore y Sam Brown en Nueva York.

Tras intervenir delante de las cámaras en un puñado de títulos de humor, Cregger se encargó junto a Moore de la dirección de dos comedias: Miss Marzo (2009) y The Civil War on Drugs (2011). Más de una década después, ha sido Barbarian lo que ha supuesto un exitoso giro de 180 grados en su filmografía, siguiendo el ejemplo de otros humoristas que han trasvasado su talento a la arquitectura de pesadillas, como Jordan Peele (presente en los agradecimientos de Barbarian).

Cregger ha declarado que el germen de Barbarian está en la escritura del primer acto del filme, que se planteó como ejercicio para ver cuántas red flags (signos de alarma) sobre la peligrosidad de una situación podía meter en una escena. La deriva subterránea del relato, y todo lo que implica, vino después para incorporar algo que cambiara el tono por completo.

El director también ha hablado de sus influencias dentro del cine de terror en un post para la sección Horrorville, dentro de la web Letterboxd. Allí hace un repaso a la veintena larga de títulos, ya sean del género fantástico o aledaños, que más le influyeron a la hora de crear una de las películas de terror más sorprendentes y entretenidas de 2022.

Las influencias de 'Barbarian'

Según Cregger, la que algunos consideran la obra más lograda del depravado Takashi Miike, Audition (1999), "es lo más parecido a un antecedente espiritual de Barbarian". ¿Por qué? "Subvierte su estructura, trata el privilegio masculino de manera brillante y es impactante a más no poder".

Un referente obvio e ineludible de Barbarian tenía que ser Sam Raimi. Cregger menciona dos de sus mejores títulos: Terroríficamente muertos (1987) como "cine de terror que no tiene miedo de hacer tonterías" y Arrástrame al infierno (2009), donde, por cierto, también salía Justin Long.

"Mi regla era Fincher en la parte de arriba de la casa, Raimi en el sótano", explica el director, subrayando su pleitesía hacia tres películas de David Fincher como Perdida (2014), Zodiac (2007) y El club de la lucha (1999).

Dos influencias muy distintas en cuanto al trabajo de cámara fueron, para los momentos más dinámicos y agresivos, tanto Braindead (1992) de Peter Jackson como Arizona Baby (1987), de los hermanos Coen –de quien Cregger también cita Quemar después de leer (2008) por la música de Carter Burwell y cómo están construidos los planos de gente hablando detrás de escritorios–; y, en las conversaciones de plano estático, Conocimiento carnal (Mike Nichols, 1971).

Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960) se cita tanto por su ruptura narrativa con el primer acto como por la interpretación de Bill Skarsgård, que Cregger enlaza con Anthony Perkins. La muerte de este personaje, por cierto, está relacionada con la escena del extintor de Irreversible (Gaspar Noé, 2002). Una cita más alegre es la de Amor a quemarropa (Tony Scott, 1993) por la escena en la que el personaje de Justin Long conduce su descapotable por la costa.

En cuanto a las secuencias más terroríficas de Barbarian, los recorridos por esa red de túneles en tinieblas, tienen unos cuantos referentes para distintos aspectos: la gema de infrapresupuesto Bad Ben (Nigel Bach, 2016) en la construcción del suspense; Elephant (Alan Clarke, 1989) y la versión de Gus Van Sant en la anticipación de la tragedia; The Descent (Neil Marshall, 2005) y Llega de noche (Trey Edwards Shults, 2017) para filmar la oscuridad; y El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991) por su sótano, claro.

El estilo visual de La angustia del miedo (Gerald Kargl, 1983) ("Si eres sensible a cualquier cosa, ten cuidado al verla") también se deja notar, concretamente en el flashback del tercer acto, con alguna modificación. "En vez de usar una Snorricam [cámara montada sobre el pecho del actor] empleamos lentes de gran angular rodeando al personaje, lo que te da un sentido de anticipación nunca visto", explica el director.

Si te parece que el diseño de sonido está muy bien trabajado en Barbarian, eso se debe a la profunda influencia de Carretera perdida (1997) y la obra de David Lynch en general: "Ese zumbido fuerte y espantoso en el que Lynch baña sus películas les confiere un aire amenazante que se siente profundo y cósmico". 

Por último, Cregger hace dos menciones de honor: El resplandor (Stanley Kubrick, 1980) como "la primera película de terror que me dio miedo" y Déjame salir (Jordan Peele, 2017) por ser "una película perfecta que me dio permiso para cambiar de género, escribir para mí mismo, ser divertido y tener algo que decir, abrió la puerta".

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Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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