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Construir una mentira: 'El misterio de Glass Onion' rompe el espejismo sobre Elon Musk

Edward Norton como Miles Bron en 'El misterio de Glass Onion'
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[Ester artículo contiene SPOILERS de 'PUÑALES POR LA ESPALDA: EL MISTERIO DE GLASS ONION]

Desde el inesperado pelotazo cultural que supuso el estreno de Puñales por la espalda en 2019, todas las miradas cinéfilas estaban puestas este año en el regreso triunfal del detective Benoit Blanc (interpretado por Daniel Craig) a manos del guionista y director Rian Johnson. A juzgar por las críticas recibidas y por el sorprendente éxito que ha cosechado en su paso por cines durante una sola semana, El misterio de Glass Onion no ha decepcionado en ese frente.

Pero, además, nos ha traído un regalo más que no debe pasarse por alto: en el momento histórico exacto, y como si de un milagro navideño se tratase, la película de Johnson supone un merecido rapapolvo a la figura mesiánica de Elon Musk, magnate propietario de empresas como Tesla y Twitter que se convierte, en esta película, en la principal referencia para Miles Bron, el personaje de Edward Norton.

Bron, como el Musk de nuestro escalofriante mundo real, es un hombre con pocas habilidades sociales que se oculta tras una capa de constante soberbia pretendiendo ser un genio adelantado a su tiempo. Su empresa está metida, entre otras cosas, en robótica, ingeniería automovilística y energías renovables, lo que Bron usa como una demostración de que es el Elegido para llevar a la humanidad de la mano a una nueva era.

Sin embargo, lo que el investigador Blanc descubre de este hombre según va tirando de la cuerda es que, en realidad, no es más que un farsante. Un vendehumos con cierta capacidad de retórica que ha engañado a gente mucho más lista y mucho más rica que él hasta llegar a lo más alto, consiguiendo que públicamente se haya tardado en ver que no es más que un tío bastante ignorante. Quizás lo más interesante de todo esto es que esta humillación climática a Musk tenga lugar dentro de la ficción audiovisual, ya que sería complicado encontrar a otra persona que haya usado la misma más a su favor.

Fotograma de 'El misterio de Glass Onion'
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"Yo soy Iron Man": la búsqueda de la inmortalidad

La obsesión de Musk con el audiovisual y su presencia en la cultura de masas viene de largo, pero entronca con los mismos motivos por los que compró recientemente Twitter: su tremenda inseguridad y su necesidad de permanecer en el imaginario colectivo una vez haya muerto. En El misterio de Glass Onion, Bron comenta incesantemente que lo único que quiere es ser recordado por la humanidad al mismo nivel que la Mona Lisa. Aclarado esto, es cierto que es cuestionable saber hasta qué punto solo Musk ha sido responsable de esta ansia.

Aunque se ha dicho mucho acerca de que ha sido el propio Musk el que ha pagado por sus constantes apariciones y relevancia en medios, lo cierto es que esto no está del todo demostrado. Es verdad que su departamento de relaciones públicas ha trabajado duro para blanquear su imagen, pero al final nos tenemos que conformar con una certeza que sí es bastante palpable: en Estados Unidos y, sobre todo, en Hollywood, Musk es el tipo de persona que siempre ha gustado adorar… al menos, hasta que sale rana.

Aunque el nombre de Musk no se haya vuelto tan cansinamente ineludible hasta hace unos pocos años, para analizar su huella en el medio nos remontamos hasta 2008. Entonces, el Universo Cinematográfico de Marvel daba el pistoletazo de salida con Iron Man (2008), la primera de todas, la improbable apuesta de Jon Favreau y Robert Downey Jr

Ya allí podemos observar cómo Musk se convirtió en el modelo fundamental para construir el Tony Stark de las películas. Uno de los guionistas de Iron Man, Mark Fergus, le decía esto a la revista Esquire en agosto de este mismo año: ''Musk cogió la genialidad de Jobs y la mezcló con el exhibicionismo de Trump. Era el único de esos que tenía ese factor divertido, esas vibras de famoseo y encima presentaba cosas con enjundia comercial de verdad''.

Robert Downey Jr. como Tony Stark en 'Iron Man'
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El Tony Stark de Downey Jr. era más bien todo lo que Musk quería ser, la imagen que deseaba proyectar: un playboy multimillonario, carismático y, sobre todo, un absoluto genio. Musk se considera un hombre del Renacimiento, y Tony Stark su avatar inmortal en la cultura pop. Por si el paralelismo no quedaba lo suficientemente claro, ya salía el propio Musk en un cameo dentro de la secuela, Iron Man 2 (2010), prestando además en esta ocasión incluso escenarios reales de su empresa SpaceX para el rodaje.

Teniendo en cuenta el papel fundamental de Stark en los cimientos de la construcción de la que es sin mucha discusión posible una de las mayores franquicias del entretenimiento de este siglo, se podría decir que Musk había conseguido de alguna forma su tan ansiada inmortalidad.

Elon Musk en 'Iron Man'
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Y le cogió el gustillo a eso de aparecer delante de las cámaras, como demuestra otra aparición breve en Machete kills (2013). Sin embargo, debía de ser consciente de que con pequeños guiños no valía para ganarse a las mentes del pueblo. Había que bajar a los lodos, había que arremangarse los pantalones y sumergirse en el pozo de la televisión.

Elon Musk en 'Machete kills'
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El carismático genio multimillonario que sale por la tele

Como tantos otros antes que él, el productor, director y guionista James L. Brooks (La fuerza del cariño, Mejor… imposible) afirmaba haberse quedado prendado de Musk cuando le oyó hablar por primera vez de coches eléctricos, la colonización de Marte y, en general, una nueva era para la humanidad llena de bonanzas.

Sin duda esto hizo a Brooks convencer al equipo de Los Simpson, la serie de la que es desarrollador y productor ejecutivo jefe desde 1989, de que necesitaban dedicarle un episodio entero para él solo. Si ya había pasado antes con gente de la farándula como Michael Jackson, los Rolling Stones o Lady Gaga… ¿por qué no hacerlo con Elon Musk, un tío con mucho salero que encima es el hombre que nos va a llevar de cabeza al futuro? 

El bochornoso resultado, The Musk Who Fell to Earth (26x12), se estrenó el 25 de enero de 2015 en la cadena estadounidense Fox, dentro de la vigesimosexta temporada de la serie animada. Cuando Elon aterrizaba en el patio trasero de la familia Simpson en su nave espacial Dragon 2, un Homer Simpson asustado le tiraba un bate de béisbol a la cabeza antes de que Lisa le dijese: ''¡Papá, no! Elon Musk es el inventor más importante que existe en la actualidad''.

Musk estaba entonces vagando por los cielos americanos buscando inspiración, y la encontraba en la arcaica central nuclear de Springfield, a la que quería poner patas arriba con sus revolucionarias ideas. La cosa no salía bien para nadie, y la ciudad acababa pasando por una crisis similar a la Gran Depresión de 1929. Y, aunque los ciudadanos echaban a Musk de allí casi a patadas, el subtexto claro era que el mundo a veces no está preparado para los grandes cambios, por positivos que estos sean.

Elon Musk en 'Los Simpson'
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En esta primera aparición completa ya como personaje ficcional, este argumento potenciaba diversos elementos del mito que Musk había ido construyendo con los años: su capacidad innata para crear e inventar productos insospechados, su obsesión por las energías renovables y un mañana más energéticamente responsable… incluso su afinidad por la música de David Bowie.

Y es que no solamente el título en versión original del episodio es una referencia a la película de 1976 dirigida por Nicolas Roeg, sino que durante los créditos finales suena Starman, la misma canción sobre un hombre más allá de las estrellas que quiere traernos la absoluta felicidad pero cree que no estamos preparados para ello, que el Musk de carne y hueso usaría para bautizar al muñeco disfrazado de astronauta que lanzaría en descapotable al espacio en 2018 como parte de una de sus triunfales y estúpidas campañas publicitarias virales…

La misma Starman que, efectivamente, suena con toda la mala baba del mundo en El misterio de Glass Onion dentro de un flashback que nos cuenta los verdaderos orígenes del cretino Miles Bron, experto ladrón de ideas.

Musk no se conformó con Los Simpson, y cerró 2015 con otra aparición en una longeva sitcom de éxito, The Big Bang Theory. En el episodio The Platonic Permutation (9x09), Howard Wolowitz se encontraba con su ídolo, el mismísimo Elon, fregando platos para los pobres en Acción de Gracias, dentro de un comedor social. ¿Qué hacía allí el bueno de Musk? Bueno, es de suponer que es simplemente algo que todos los multimillonarios hacen habitualmente.

Musk saldría de nuevo dentro de esa aura de gran creador y santo patrón de los incomprendidos en la primera temporada de la spin off El joven Sheldon, concretamente en el capítulo A Patch, a Modem and a Zantac (1x06).

El festival de la vergüenza continuó, y en 2016 le tocó el turno a South Park, en esta ocasión con un papel no en uno, ni en dos, sino en tres capítulos consecutivos. Eran, irónicamente, los que se encargaban de responder de plena actualidad a la llegada de Donald Trump al poder tras las elecciones: Members Only (20x08), Not Funny (20x09) y The End of Serialization as We Know It (20x10). 

Teniendo en cuenta que en South Park no es habitual que ningún famoso se ponga voz a sí mismo (de hecho, él mismo ya había salido como personaje de Matt Stone dos años antes), el honor era doble, siendo además tratado con respeto y reverencia para lo que suele ser la media del programa, caracterizándolo como una especie de afable Willy Wonka tecnológico.

Elon Musk en 'South Park'

Para completar la tríada de la animación para adultos, en 2019 le teníamos haciendo de Elon Tusk, su versión de un universo alternativo, en el episodio de Rick y Morty titulado One Crew Over the Crewcoo's Morty (4x03). Aunque, por aquel entonces, ya olía cada vez más a chamusquina en las oficinas de Tesla.

Elon Musk en 'Ricky y Morty'
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Los amigos de Musk

En 2022, Elon Musk superó a Jeff Bezos como la persona más rica del mundo en la lista anual de la revista Forbes, consiguiendo por fin su deseado objetivo como resultado de una etapa de mayor notoriedad de la figura pública.

Con los deberes ya hechos en la pasada década, Musk pasó de ser un icono para los ricos de Los Ángeles convencidos de estar dándole su dinero a un mesías ecologista, a una persona constantemente en el punto de mira de la prensa del que de pronto se sabía mucho y había información constante, demostrando cuanto más gente le escuchaba lo poco estable que era su red de mentiras, basada la mayor parte del tiempo en el trabajo de gente más inteligente y valiosa que él mismo.

En septiembre de 2018, se hizo viral el vídeo en el que Musk se fumaba un porro en el podcast de Joe Rogan, un lunático bastante peligroso de la extrema derecha, un auténtico conspiranoico y negacionista que ha cobrado también gran importancia en el discurso cultural estadounidense recientemente (y una clara inspiración, junto con el similar Alex Jones, para el personaje de Dave Bautista en El misterio de Glass Onion).

Dave Bautista como Duke Cody en 'El misterio de Glass Onion'
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Con este gesto tan simbólico, Musk demostraba sus verdaderos colores, dejándose ver con la parte más ponzoñosa del extremismo reaccionario norteamericano. Quizás por su figura de revolucionario y ecologista, el multimillonario Musk podía haber sido tomado por una persona progresista, cuando en realidad bajo esa fina capa protectora se ocultaban todas las pulsaciones ideológicas que poco antes habían llevado a Trump a la Casa Blanca.

El hombre detrás de la cortina verde

De todo este gazpacho salen los temas en los que quiere profundizar la nueva película de Johnson, que convierte la evolución de la percepción mediática de Musk a lo largo de los últimos años en el giro definitivo para resolver el caso que necesita Blanc:

En realidad Miles Bron no es un genio cercano y carismático, sino un fantoche con el don de la palabra que ha embaucado a mucha gente a su alrededor. Es, en resumen, un tonto. Lejos de los enfrentamientos entre ricos tradicionales basados en herencias de Puñales por la espalda, la aventura en la Glass Onion está protagonizada por nuevos ricos que están intentando rapiñar todo lo que puedan antes de que se les acabe el chollo.

Edward Norton como Miles Bron en 'El misterio de Glass Onion'
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El clímax de El misterio de Glass Onion resulta especialmente satisfactorio por lo que representa para una figura basada en un espejismo como siempre ha sido Musk: después de tantos esfuerzos por ser el héroe, en un blockbuster que ha arrasado en taquilla, que llega a Netflix y que ha gustado a tanta gente, el villano es él. Y no solamente destacando su maldad, sino también su estupidez y, sobre todo, lo poca cosa que es.

Quizás Musk siga considerándose el Iron Man que acabó con Thanos con un chasquido y se sacrificó por la humanidad para ser recordado por siempre como un héroe, pero Benoit Blanc (y con él, ahora, millones de espectadores) sabe lo que de verdad se esconde detrás de la cortina verde del Mago de Oz: un pequeño y ridículo hombre asustado al que ni todo el dinero del mundo le puede dar lo único que quiere, ser guay.

Y, de hecho, como siga así, no le va a quedar ni lo de la pasta; este mismo mes, y después de una sucesión de decisiones a cada cual peor que la anterior desde que compró Twitter, ha dejado de ser la persona más rica del mundo. Se siente.

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