Cuando 'Furiosa' tomó España: una carrera de 'Mad Max' por las Bardenas Reales

Aún quedan restos en el Parque Natural de las Bardenas Reales del rodaje de El consejero en 2012. Vestigios del paso fronterizo entre Estados Unidos y México que Ridley Scott recreó allí. También recuerdan a Cameron Diaz a caballo por el vasto territorio semidesértico que se extiende al sudeste de Navarra. 

Más allá del thriller de Scott, este escenario de cine ha acogido la producción de títulos nacionales e internacionales como Juego de tronos, que se trasladó al lugar durante su sexta entrega; El mundo nunca es suficiente (1999), con el James Bond de Pierce Brosnan; o aquella Acción mutante (1993), ópera prima de Álex de la Iglesia.

Furiosa: De la saga Mad Max, precuela de Mad Max: Furia en la carretera (2015), no se rodó en las Bardenas Reales, sino en Australia, fiel a la saga y a las raíces de su director, George Miller. Sin embargo, no es difícil imaginar a Anya Taylor-Joy y Chris Hemsworth acelerando con furia en las carreteras que surcan este espectacular paisaje navarro. 

Allí nos ha trasladado Warner Bros. España para celebrar el estreno de Furiosa (ya en los cines) con una travesía en buggy al más puro estilo Mad Max, liderada por la piloto Laia Sanz, catorce veces campeona del mundo de trial y seis veces campeona del mundo de enduro. Como podéis comprobar en estas imágenes, la deportista no tiene nada que envidiar a Imperator Furiosa. 

Claves de 'Furiosa: De la saga Mad Max'

Cuando, en 2015, George Miller revivió el universo Mad Max con Furia en la carretera, no solo entregó un clásico perfectamente rematado, acelerado y descontrolado en el mejor sentido de las palabras, un espectáculo visual en el que nos apartábamos la arena de los ojos de lo realista que resultaba; también atrapó a una nueva generación de espectadores que venerarían a Imperator Furiosa. 

Tom Hardy lideró una obra maestra que, sin embargo, se rindió ante Charlize Theron, rapada, empoderada, furiosa. Había algo en aquella heroína con brazo mecánico en un mundo apocalíptico que acaparaba toda nuestra atención, un carisma violento que, casi 10 años después, le ha valido al personaje una historia de origen, esta vez con el rostro de Anya Taylor-Joy. También el de la joven actriz australiana Alyla Browne, sublime en la primera parte de Furiosa: De la saga Mad Max. 

No era fácil heredar el legado de un personaje que Theron hizo tan íntimamente suyo, que parecía imposible de interpretar por otra persona. Sin embargo, Taylor-Joy y, sobre todo, la pequeña Browne, abrazan la infancia y juventud de una guerrera apartada de su casa, más parca en palabras que nunca, pero que consigue comunicarlo todo con su mirada.

Es en esos ojos donde vemos el odio visceral, la rabia contenida y la astucia vengativa de una pequeña superviviente destinada a escapar pisando el acelerador en busca de libertad. Curiosamente, aquí también hay un secundario en que roba el foco a la protagonista, como Theron a Hardy, y no es otro que el Dementus de Chris Hemsworth.

Este antagonista se aleja de la presencia intimidante de Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne) y opta por una versión desequilibrada de un villano, un bufón demasiado engreído para su propio bien, por momentos Joker. El actor australiano equilibra con sorprendente destreza lo ridículo y lo temible, y parece pasárselo pipa en su interpretación más extrema y sobresaliente, probando una vez más que su vis cómica es su mejor arma. 

Furiosa: De la saga Mad Max es así otro disfrute visual, otro desenfreno delicioso con la firma de Miller, otra radiografía del ser humano al límite. Se toma su tiempo para arrancar, pero en su última hora pega un acelerón apoteósico y brutal, regalándonos una nueva persecución cinematográfica apabullante. Es un espectáculo continuista de Furia en la carretera en contenido y forma, y otro clásico instantáneo del cine de acción. 

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