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Geki×Cine: el teatro del futuro es el cine que llega desde Japón a Netflix

Póster japonés de 'Almas guerreras 2011',
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El cine japonés, en sus orígenes, bebió mucho del teatro. Siendo una forma artística donde actores representan historias en un tiempo y lugar específico, parecía un paso lógico utilizar la cámara para que sus actuaciones pudieran sobrepasar esos límites físicos. Por supuesto, esto fue solo en sus orígenes. La costumbre se fue perdiendo, el lenguaje cinematográfico se fue desarrollando, y teatro y cine fueron divorciándose; si bien nunca llegaron a hacerlo del todo, siendo constante el trasvase de actores entre ambas disciplinas.

Recientemente, alguien ha querido retomar esa relación de un modo más patente. Ese alguien es Geki×Cine.

Geki×Cine es, al mismo tiempo, una productora de cine, Geki×Cine, y una compañía teatral, Gekidan Shinkansen, comandada por Hidenori Inoue y Kazuki Nakashima, director y guionista principal respectivamente. Lo que les hace especiales es que, al ser una entidad bicéfala, pueden hacer cosas imposibles para otras productoras. 

Esto se traduce en que como Gekidan Shinkansen montan cuidadas obras de teatro, repletas de acción y con algunos actores de renombre, mientras que como Geki×Cine graban esas mismas obras con 20 cámaras HD, haciendo que la versión filmada de estas obras sea mucho más dinámica y elegante que las clásicas grabaciones de teatro. Algo a lo que contribuye el uso de un escenario rotatorio, que puede girar hasta 360º, para poder conseguir siempre la mejor vista posible de la acción ya sea en vivo o en diferido.

La fusión definitiva de teatro y cine

Ahora bien, al final del día, lo que hacen son obras de teatro. Eso quiere decir que se privilegia las actuaciones de los actores sobre la disposición del plano, que su estilo es grandilocuente y exagerado para los cánones del cine, ya que han de proyectar para que se entienda bien incluso viéndose a distancia, y también que no hay ninguna clase de CGI. Es decir, que no podemos esperar tampoco de GekixCine algo más próximo a la lógica del cine, por más que use algunos de sus elementos.

En cualquier caso, las obras de Geki×Cine y Gekidan Shinkansen son todo un éxito en Japón. ¿Y a qué se debe esto? Específicamente, a tres elementos: las obras que adaptan son conocidas por el gran público, los actores que participan en ellas suelen ser famosos y sus actuaciones tienden a enfocarse más en el lado del entretenimiento.

El primer aspecto es evidente cuando vemos los títulos que han estrenado. Si bien es cierto que el grueso de sus obras toman de inspiración hechos de la historia de Japón o son versiones de cuentos e historias clásicas, eso no significa que no tengan un puñado de obras que nos puedan resultar mucho más familiares. Por ejemplo, hicieron una versión heavy metal de Macbeth llamada, de forma muy conveniente, Metal Macbeth, donde reinventan la historia del clásico inglés no solo para la sensibilidad contemporánea, sino también para la lógica de la estética y la cultura de la música metal.

Además, parte del encanto de sus historias es que siempre se centran en los conflictos particulares de sus personajes. Si bien es cierto que suelen tocar temas importantes, como pueden ser la discriminación de las minorías étnicas, la lucha de clases o el colonialismo, todo esto se trata siempre desde los propios conflictos de los personajes. Son obras con un cierto tono político, pero es algo que siempre está sublimado a las acciones y los conflictos de quienes los viven, poniendo así un gran énfasis en el drama, construido a partir de temas universales, incluso cuando, en no pocas ocasiones, las historias no podrían ser más locales.

De ahí la primacía del entretenimiento. Incluso cuando las obras están cargadas de significado, hacen lo posible por centrar el foco en el drama y la acción, pudiendo ser disfrutadas por nada más que por lo divertidas que resultan, sin perder su profundidad por el camino.

Si sumamos a lo anterior la presencia de famosos actores de cine, televisión y teatro, que a nosotros pueden no decirnos mucho, pero sí a los espectadores japoneses, es fácil ver por qué Geki×Cine es una propuesta muy popular entre el público de su país natal. Son producciones elaboradas, entretenidas, pero con poso, que representan obras y eventos conocidos de formas novedosas con caras famosas. Un coctel imposible de resistir para un público poco habituado a una mezcla de elementos tan particular.

Cómo ver Geki×Cine en Netflix

Si hablamos de Geki×Cine no es por nada. Netflix nos ha traído recientemente dos de sus obras filmadas, que además son dos de sus obras más celebradas. Estas son Seven Souls in the Skull Castle, traducida como Almas guerreras 2011, y Banyuki.

De las dos, la que requiere más contexto es Almas guerreras 2011. En 1590, tras la muerte de Oda Nobunaga —un señor feudal que intentó (y fracaso en) unificar Japón—, un misterioso rebelde llamado Tenmano se opondrá a los intentos de unificar el país liderando a un grupo de hombres desde la fortaleza de Dokuro-Jo, literalmente la fortaleza de la calavera, lo cual llevará a una serie de desencuentros con unos misteriosos personajes que tendrán importantes consecuencias para el futuro de Japón.

Estrenada originalmente en 1990, ha sido representada regularmente a lo largo de los años. La más extravagante se dio en 2014, donde se realizarían dos versiones de la misma, Rojo y Azul, que se desarrollaban consecutivamente, con una particularidad muy notable: cada versión tenía un reparto y una dirección diferente, para demarcar así la diferencia que existía en un mismo guion cuando lo realizaba gente diferente. 

En cualquier caso, vía Netflix nos llega la versión de 2011 que fue, también, revolucionaria a su manera, ya que volvió a realizarse con cambios en el guion para hacerlo más dinámico y menos confuso, a la par que se ficharon a nuevos actores, muchos de ellos jóvenes, para darle una nueva vida a la obra entre una generación ya diferente a la que la estreno en su momento.

Por su parte, Banyuki necesita menos presentación. No por nada, es una adaptación japonesa de la historia del Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, que puede ser una de las obras más adaptadas de la historia del cine occidental, más allá de la esfera anglosajona. En su caso, lo que la hace interesante es que fue, de hecho, la primera obra de Gekidan Shinkansen que fue grabada y luego publicada, convirtiéndola en una parte significativa de la historia de Geki×Cine.

De ahí que, si bien es cierto que lo de Netflix no es más que un tanteo, comprobar si las aguas están preparadas para esta clase de contenido, la selección está perfectamente elegida. Por un lado, una obra eminentemente japonesa en su versión más contemporánea y celebrada. Por otro, una obra que sirve tanto para conocer los orígenes del estudio y la compañía con una historia que nos resulta familiar. Un perfecto combo que, de funcionar, podría significar, con suerte, la llegada de más obras de esta clase.

Algo que sería muy interesante porque nadie está haciendo lo que hace Geki×Cine. Esa fusión de lo estrictamente propio del audiovisual, el montaje, con lo estrictamente propio del teatro, la puesta en escena sobre un escenario. Algo que no solo fusionan a la perfección, creando una nueva forma de ver teatro, sino además demostrando que las artes no restan, que la aparición del cine no mató al teatro, sino que suma, abrió nuevas posibilidades que aún no hemos explotado en condiciones.

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