Kevin Bacon intentó hacerse pasar por una persona normal y lo pasó fatal: "Nadie me reconocía"

La fama de Kevin Bacon lleva fluyendo de forma irregular desde los 80, sin que haya dejado nunca de ser una figura conocida por el público. En esta década fue cuando nació la saga Superdetective en Hollywood, que acaba de estrenar en Netflix una nueva entrega. Superdetective en Hollywood: Axel F. trae de vuelta a Eddie Murphy y aparte cuenta con Bacon en el reparto, con lo que este se ha embarcado en un nuevo tour promocional mientras se prepara para el inminente estreno de MaXXXine, donde Bacon también tiene un pequeño papel.

En Vanity Fair Bacon se ha acordado de cuando empezó a ser famoso en 1983, gracias a protagonizar Footloose. En ese momento sintió que la fama le agobiaba y decidió tomar medidas. “Acudí a un maquillador de efectos especiales y le pedí que me hiciera un disfraz protésico”. El público ya le reconocía con mucha frecuencia, así que Bacon decidió colocarse una nariz falsa, dientes postizos y gafas, e ir de esa guisa al centro comercial Grove de Los Ángeles. “No me quejo, pero tengo una cara bastante reconocible. Ponerme el sombrero y las gafas solo va a funcionar hasta cierto punto”, justifica el actor de Temblores.

Una vez en el centro comercial, sin embargo, se topó con la decepción. “Nadie me reconocía. La gente me empujaba y no era amable. Nadie me dijo ‘te quiero’. Tenía que hacer cola para, no sé, comprar un puto café o lo que fuera. Me dije ‘esto es una mierda, quiero volver a ser famoso’”. Bacon descubrió que no era tan reconocible (o tan famoso) como pensaba, habiendo tenido tiempo de reflexionar sobre la fama desde niño. Y es que su padre, Edmund Bacon, ya era una celebridad.

Bacon padre fue un diseñador urbanista que llegó a aparecer en una portada de TIME. A su hijo le han preguntado si la fama de su padre contribuyó en parte a que quisiera ser actor, y Bacon responde que “al 100%”. También lo achaca a los ánimos de su madre. “Le doy todo el crédito a mis padres, mi madre era muy artística y me animó a actuar. Ambos fomentaban al máximo la creatividad de todo: danza, música, teatro, pintura, escultura, lo que fuera”.

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