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Si te da miedo, es de James Wan: al habla con el director de terror más exitoso del cine actual

El director James Wan con la actriz Vera Farmiga
CINEMANÍA

Los Warren tienen un amplio historial de casos, ¿por qué elegir este en concreto? ¿Cómo sabías que era el correcto para continuar la saga?

Desde luego, los Warren tienen una biblioteca inmensa de casos a la que acudir. Pero después de las dos primeras películas, nos parecía evidente que debíamos intentar alejarnos de la atmósfera de las primeras entregas, de la idea clásica de casa encantada que las envolvía. 

Esta historia, el juicio de Arne Cheyenne Johnson, fue un acontecimiento muy notorio en su época, principalmente en Estados Unidos. Se trata de la primera vez que la posesión demoníaca fue empleada como excusa o como motivo ante un juez. Estos elementos nos permitían crear una sensación diferente.

Hace una semana pude hablar con Michael Chaves, director de la película, y mencionó que ambos buscabais hacer algo parecido a Seven (1996), de David Fincher. ¿Estaba este clásico en tu cabeza? ¿Qué fue lo que te emocionó al empezar este proyecto?

En ocasiones nacen thrillers que no son estrictamente historias de fantasmas. Tienen el guion y los mecanismos de un thriller convencional, pero contienen eventos sobrenaturales. 

Sentimos que una historia de detectives sería algo divertido en lo que ver metidos a los Warren. Nos emocionaba poder emplear elementos de historias clásicas de detectives pero dentro del estilo y la estética de la saga Expediente Warren.

Creaste Saw en 2004 y ahora llega a los cines Spiral, su reboot. Igualmente, tras dirigir en 2013 la primera parte de Expediente Warren, ahora es Michael Chaves quien dirige, mientras tu produces. ¿Qué sientes al ver tu legado crecer, sin estar tan involucrado como antes?

Evidentemente no soy el director, pero sigo muy unido como productor. Sigo queriendo estar seguro de que todo continúa la senda que había previsto. Es agridulce que no pueda hacerlo todo [ríe], hay responsabilidades que me gustaría seguir tomando. Sin duda, tengo suerte de que proyectos como Expediente Warren hayan sido exitosos y se hayan convertido en franquicias. 

También pienso que, tras dirigir dos películas de Expediente Warren, era hora de permitir a otro cineasta entrar en el universo. Yo, de alguna forma, sigo siendo el arquitecto, controlando la dirección que toma cada relato. Lo guay de esta saga es que siempre regresamos a la vida de Ed y Lorraine. Con Patrick Wilson y Vera Farmiga la continuidad está asegurada, pase lo que pase.

Otra particularidad interesante en tu carrera es que conoces la experiencia que supone empezar una saga como Saw, The Conjuring o Insidious, pero también has sido responsable de continuar el legado de otros, al dirigir Fast and Furious 7 (2015). ¿Dónde te sientes más cómodo?

[Ríe] Por supuesto, empezando algo nuevo. Me fascina, adoro crear mis propios mundos, personajes, dejar claro el tono de la historia, ser un creador. Estoy muy agradecido a Fast and Furious 7, porque llegó en un momento de mi carrera en el que quería demostrar que podía hacer algo más que terror. 

Soy un gran fan del cine de acción, llevaba años esperando que alguien me diese la oportunidad de enseñar mis capacidades y todo el mundo allí, desde el equipo técnico hasta los productores o los actores, me apoyó enormemente. 

Siempre intenté ser respetuoso con el trabajo que ya se había llevado a cabo, de la misma manera que, al entregar mi legado a otros directores, espero que ellos sean respetuosos con el universo que he creado. Pero sin duda, prefiero trabajar en un proyecto personal.

Expediente Warren: Obligado por el demonio
Warner

¿Sueles pensar, mientras diriges terror, en los límites del género? ¿Te controlas con la intensidad, al buscar reacciones en el público?

Depende totalmente de la película. El tono de esta saga es muy concreto. La regla aquí es “menos es más”. Una puerta que cruje o el pelo erizado de un perro es suficiente para resultar terrorífico. Cuando hago una entrega de Saw, es todo lo contrario, “más es más” [ríe]. Cada película pide una cosa distinta.

Para terminar: tras todos estos años, si murieses mañana…

¡Espero que no! [ríe]

¡Yo también lo espero, yo también! [ríe] Voy a reformular. Mirando hacia atrás, ¿hay algo de lo que estés particularmente orgulloso cuando examinas tu legado?

Uf. Es una buena pregunta, pero creo que no me corresponde a mí decirlo, no sé cómo se percibirá mi trabajo dentro de veinte o treinta años. Me gustaría que la gente supiese que soy un fan más. Trabajo durísimo cuando hago estas películas. Imagino que, si en el futuro alguien se acerca a mí, habré conectado con ellos a través de mi trabajo de una manera que jamás pensé que podría. 

Al menos, eso siento ahora cuando interactúo con la gente que disfruta mi trabajo. Es muy guay ver mi legado mantenerse, edificarse. Hace diecisiete años que se estrenó Saw, llevo un tiempo dedicándome a esto. No pretendo hacerme pasar por un amante del terror. Lo soy de verdad.

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¿Te sientes orgulloso cuando te das cuenta de que tu nombre es, muchas veces, lo único necesario para validar un proyecto, para iniciarlo?

La respuesta corta es sí. Trabajas duro toda tu vida esperando llegar a un punto en el que tu nombre signifique algo. Con suerte, será una etiqueta asociada a lo que te gusta, a proyectos inspiradores. No siempre es así, pero en general, lo que preguntas significa que la gente asocia mi nombre con trabajo bien hecho, con algo que les gusta. No necesito más.

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