Cinemanía - Noticias

Entrevista | Alberto Mielgo, nominado al Oscar por 'El limpiaparabrisas': "Me interesan los problemas humanos reales más que los superhéroes"

The Windshield Wiper
Cinemanía

El tintineo de los cristales, el murmullo incesante de los clientes, cubiertos que chocan. Y conversaciones de bar como música de fondo. De repente, un hombre enciende un cigarro y nos interpela preguntándonos: ‘What is LOVE?’ Lo que sigue es una consecución de escenas que nos llevan por todo el mundo (Berlín, Los Ángeles, Hong Kong…) en busca de ese significado. 

Una pareja que mira al mar porque ya no puede sostenerse la mirada, la adolescente que toma medidas desesperadas… “Era muy importante para mí ser objetivo, analítico, contarlo desde fuera. La audiencia no necesita entender lo que ocurre; simplemente, les lleva a memorias de su pasado. Mi objetivo era crear sensaciones más que explicar lo que pasa en cada escena”.

Intercambiamos audios con Alberto Mielgo para salvar la diferencia horaria con Los Ángeles, donde vive. Allí, la tarde del próximo 27 de marzo (nuestra madrugada del 28) se entregarán los ansiados Oscar y puede que una de las estatuillas doradas vaya a parar entre sus manos con El limpiaparabrisas como mejor corto de animación. Un cortometraje autofinanciado (coproducido entre su estudio Pinkman.tv y Leo Sánchez) que nació hace ya siete años.

En el medio se cruzaron proyectos como Spider-Man: Un nuevo universo, el capítulo The Witness que Mielgo dirigió para la serie Love, Death & Robots o el corto cinematográfico del videojuego Watch Dog Legion. Pero por fin llegó el momento de terminar su proyecto, presentarlo en tiempos pandémicos y llevarse la nominación: “Me interesan personajes con problemas humanos reales más que los superhéroes que van a salvar el mundo". nos cuenta. 

The Windshield Wiper
Cinemanía

"Para mí era muy importante que el corto estuviera nominado dentro de esta categoría. Que megacompañías como Disney y Pixar cayeran antes de la preselección, sorprendió bastante a todo el mundo. Eso no hace más que enorgullecerme y demostrar que la Academia está yendo por otros derroteros en cuanto al cine de animación”, añade.

Así nació 'The Windshield Wiper'

A Alberto Mielgo no le gusta que se traduzca el título de The Windshield Wiper al español porque es así como lo concibió en esos viajes personales en los que se inspiró (desde el Torrelodones que le vio nacer al Londres que le acogió la primera vez que vivió solo). 

Lo concibió con el ritmo del vaivén del sonido de ese limpiaparabrisas que elimina las gotas de lluvia de cualquier lugar del mundo para que otras nuevas vuelvan a mojar el cristal: “Tendemos a llamarle amor a cualquier tipo de relación y, entonces, caemos en la frustración de no saber bien qué es el amor. Cada relación es absolutamente distinta, como una ventana llena de gotas que limpiamos, pero que vuelven a caer inevitablemente creando un patrón diferente al anterior…”. 

El limpiaparabrisas es el instrumento que destruye lo que creíamos que era ley (¿era eso el amor?) y nos devuelve a una tábula rasa sobre la que volver a dibujar otra relación, otro tipo de amor. Es, también “el ritmo con el que la historia está contada”. Alberto nos cuenta que la idea surgió del libro más experimental de Virginia Woolf, Las olas, novela escrita al tiempo que marcaban las mareas.

The Windshield Wiper
Cinemanía

En The Windshield Wiper el hilo conductor es el fumador del bar que, pitillo a pitillo y en silencio, escucha las conversaciones de las mesas que le rodean. Chácharas que son resultado de un experimento preparado por Mielgo en su propia casa: invitó a cenar a tres amigas solteras a las que hizo diez preguntas y fue ‘dirigiendo’ durante el ágape; posteriormente, hizo lo mismo con otros tres amigos. 

“Lo que me pareció sorprendente es cómo para las mismas preguntas, las respuestas fueron absolutamente diferentes. Esto dejaba claro que nuestras necesidades en cuanto a relaciones se refiere (y en cuanto a sexo, también), son distintas y quizás es lo que crea un poco más de discordia entre ambos sexos… porque parece que buscamos cosas diferentes”, explica el director.

Hay momentos en la película que evidencian esa distancia extrema al igual que existen instantes en el que un gesto cuenta toda una vida. Dos desconocidos coinciden en un supermercado pero ni se miran porque están absortos en su teléfono, swipe right, swipe left… no son capaces de levantar la mirada y tocar la realidad. Dos personajes, que intuimos ancianos y de los que no vemos el rostro, comparten un momento de intimidad extrema: en silencio, miran el paisaje, sentados el uno junto al otro, inclinándose un poquito para estar más cerca.

La diversidad del amor

En The Windshield Wiper se relatan diferentes tipos de amor (pasional, moribundo, frustrado, perdido…) pero parece que también se hace cierta antropología de este. Cómo era, cómo podría ser, cómo es. “El amor va evolucionando según evoluciona la historia y la sociedad; va siempre un poquito por detrás, adaptándose como puede”. La tecnología está presente, como también lo está la salud mental, la edad, el sexo, la tristeza… un mosaico de situaciones de belleza estética inigualable con la impronta de Mielgo en cada dibujo y en cada elección.

The Windshield Wiper
Cinemanía

El director nos va dejando pistas, no sólo de su mapa sentimental y geográfico, sino también de sus referencias. Así, aparece de soslayo el libro de La parodia de Henri-François Rey, actor favorito de Mielgo: “me encanta lo filosófico que es y sus personajes, que normalmente son bastante solitarios, con los que me siento muy identificado”. 

Cuando le preguntamos por sus referentes en el cine, menciona a Satoshi Kon, Katsuhiro Ōtomo y Miyazaki. Pero también a Rohmer, David Fincher, Kubrick, Hitchcock… y El Decálogo de Kieślowski. El final del cortometraje viene acompañado de la voz de SoKo y la canción We Might Be Dead By Tomorrow: “quizá lo hice influenciado por Paul Thomas Anderson en Magnolia, cuando reunía a todos los personajes con una obra musical muy emotiva; me pareció muy bueno cerrarlo con una canción tan bonita como esa”.

Alberto Mielgo mantiene que para intentar entender el amor tenemos que convertirnos en outsiders de nuestra propia historia y así definirla, casi de manera empírica analizando la evidencia. Con The Windshield Wiper nos abre una generosa ventana desde la que observar diferentes formas de amor con un resultado irónico: volvemos a meternos dentro, buscando una identificación que siempre llega, cayendo el enredo de la narración y sintiéndonos parte de la historia. Sea en la piel de un fumador, sea en la piel de una mujer que observa el mar para no mirar a quien tiene detrás.

loading...