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¿Con qué sueña un director de cine independiente en España?

Ingrid García-Jonsson en 'Una ballena'
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"Acabo de terminar de rodar una peli, la primera vez que hago algo con dinero, y la presión y los nervios me han hecho tener sueños raros". Este mensaje de WhatsApp, recibido en plena vorágine del pasado Festival de Cannes, bien podría salir en una película de Pablo Hernando, una de las voces más singulares del cine low-cost español. Un cine hecho de cotidianeidad palpable pero resquebrajada por grietas de misterio y confusión propias de la ficción de género, que puedes encontrar en Filmin.

El rodaje al que se refiere el cineasta vasco es el de Una ballena, su tercer largo y una nueva colaboración con Ingrid García Jonsson. La actriz de Berserker (2015), con quien también hizo el premiado corto El ruido solar (2020), interpreta a una asesina a sueldo con habilidades de otro mundo en lo que se ha definido como una película de cine negro con tintes fantásticos. Ramón Barea y Kepa Errasti completan el reparto principal.

Motivos suficientes para considerar Una ballena uno de los próximos estrenos más esperados del cine español, a los que ahora se suma la extrañeza de las postales que recibió Hernando de su inconsciente durante el rodaje, realizado en localizaciones de Bilbao y alrededores. En palabras de su amigo y colaborador Julián Génisson, director de Inmotep (2022) y hermeneuta onírico que tasó el material, deberían publicarse tal cual en una revista de cine. Y eso hacemos a continuación, mientras aguardamos fecha de estreno para Una ballena.

Los sueños de Pablo Hernando

Hola, Julián. Estos son los sueños con los que me he despertado cada día del rodaje de la película. No sé si tienen valor.

Día 1: Sueño que vivo con Adara en la casa de Madrid y tenemos una hija. Es un bebé y corre en pañales por la casa. Pienso: "Y ahora qué hago con la peli". El bebé huele a mierda, hay que cambiarle el pañal.

Día 2: En la casa de mi abuela en Murchante hay una habitación donde viven unos gorriones. Es como un palomar pero con gorriones. Sensación de normalidad.

Día 4. Sueño 1: Mi padre me dice que tienen que quitarme el labio inferior. Me lo quitan y lo llevo en la mano todo el rato. Está flácido. Me miro en el espejo y al quitarme el labio se me ha quedado la boca rara, como con unas comisuras extras y más pequeña por abajo. Digo que quiero ponerme el labio otra vez. Me dicen: "Pues tienes que ir al cirujano plástico". Pienso que van a pensar que soy muy frívolo por operarme.

Día 4. Sueño 2: Estoy paseando a Maya por el parque de noche. Está todo cubierto de nieve. Un hombre me pide una bolsa para recoger la mierda de su perro. Al principio le miento y le digo que no tengo pero la verdad es que tengo un rollo entero. Cambio de opinión y le doy una. Cuando va a recoger la mierda se detiene. Dice que esa mierda es marrón y debería ser negra (entiendo que porque su perro suele cagar negro), así que tiene que ser de Maya. Me acerco y veo que bajo la nieve hay un abeto pequeño y encima del abeto lo que debería ser la mierda pero que descubro que en realidad es una seta rara con forma de piña (piña de abeto, no de fruta). Saco una navaja y corto la seta. Por lo visto es comestible pero no está muy valorada.

Maya, perra de la madre de Pablo Hernando.
Pablo Hernando

Día 5: Hay algún tipo de emergencia y los patos del estanque huyen. Hay dos que quedan rezagados. Mi madre intenta rescatarlos pero escapan hacia el otro lado, donde estoy yo. Consigo cogerlos. Es una pareja macho-hembra y la sensación es "ellos salvarán la especie". Mi madre decide guardarlos en un local bajo hasta el día siguiente, cuando los soltaremos en el monte. Pronto nos damos cuenta de que es muy cruel tener a dos pobres patos encerrados en un local a oscuras tan cerca de su estanque y además la emergencia ha desaparecido. Por la noche el resto de los patos han vuelto y están buscando en manada a la pareja desaparecida. Nos da muchísima pena. Liberamos a los patos.

Día 8 y 1/2 (fin de semana): Estoy en el puerto y están construyendo un plató gigantesco para ETB. También hay una oficina con una máquina de vending en la que venden un snack que consiste en 10 guisantes tostados envasados en fila. Cojo los guisantes y me voy sin pagar (la máquina de vending no es más que un cajón sin mecanismos antirrobo). Film Critic Hulk, que es algún tipo de supervisor en la oficina, se da cuenta y me sigue obligándome a pagar. Pago tecleando "0,30" en un ordenador con algo parecido a MS-DOS. Después hay un restaurante con un comedor largo con mesas corridas y cocina a la vista. Yo soy el cocinero y estoy fermentando pan. Esa noche el restaurante está abarrotado y tengo que trabajar a oscuras y sin hacer ruido porque están proyectando un vídeo de recuerdo de alguien que ha muerto.

Día 9: Estamos todo el equipo de rodaje en una piscina entrenando para actuar y rodar bajo el agua. Consigo caminar con total normalidad por el fondo de la piscina y a un ritmo como el de la superficie. Para irme al fondo sin flotar tengo que echar el aire. Al poco tiempo descubro que puedo respirar bajo el agua e incluso hablar. Les enseño la técnica a todos. Gritamos: "¡Es un salto evolutivo!".

Día 10: No recuerdo los sueños pero me despierto varias veces durante la noche sobresaltado y diciendo en voz alta: "El 40, vamos con el 40." Esa misma noche, Adara se despierta y me oye hablar en sueños. Sólo digo: "No...".

Día 13: El suelo del set es transparente y dentro hay peces nadando. Rodamos sin darle importancia.

Día 14: Hay gente del equipo que trabaja desnuda.

Día 16: El rodaje de la película es una obra de teatro. Dirijo la obra y también hago el personaje de director de la peli. Sensación de sala pequeña.

Día 19: Mescalina ha muerto.

Mescalina, la gata de Pablo Hernando.
Pablo Hernando

Día 23: Estoy en el rodaje y siento que la película no está quedando bien, que le falta algo. Rodamos en un balcón del edificio España y decido que hay que rodar a un tío follando con un perro. Traen a un especialista y a un pastor alemán, que esperan por ahí mientras se prepara la escena. No todo el equipo cree que sea buena idea.

4 días después del rodaje: Voy al taller mecánico de coches pero no hay coches, sólo reparan los motores. He llevado mi motor porque está completamente oxidado y cubierto de mugre. Me dicen que no hay solución. Veo otro motor que tienen allí. Es el de un deportivo, de aspecto futurista, metido en una carcasa transparente. Funciona a toda velocidad y suena como una turbina.

5 días después del fin del rodaje: Estoy en Donosti y tengo que cruzar la ciudad. Sigo el cauce del río, que es mucho más estrecho y medieval que el real de Donosti, y llego hasta un puente de piedra por el que sólo cabe una persona y hay que pasar con las piernas una delante de la otra y apoyándose en los muros con las manos. Al cruzar el río hay un bar que hace esquina, una tasca mediterránea oscura en la que un grupo de tíos está de after. De repente soy uno de los del grupo y toco rumba con la guitarra. Toco muy bien y tengo la sensación de que mis manos sacan fácilmente cualquier nota que me imagine. Me veo desde fuera y veo que soy uno de los camareros, hijo del dueño (que también está de fiesta), y entro a trabajar más tarde pero estoy borracho y no quiero irme a casa. Improviso canciones sobre eso y todos ríen. De repente me doy cuenta de que me tengo que ir. Devuelvo la guitarra y dejo de verme por fuera. Entre el grupo está Gorkita, un amigo de mi hermano del colegio, que tiene los dientes de plástico. Quiere seguir de fiesta. Alguien ha perdido la cartera o una mochila o algún tipo de paquete y otro se enfada porque ahí llevaba "un gramo de caballo". Me voy con la sensación de que era algo turbio. Sigo mi camino pero me despierto antes de llegar al otro lado de Donosti.

Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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