Cinemanía - Noticias

Paul Thomas Anderson o la sed: el cine del director de 'Licorice Pizza' visto por Isabel Coixet

Paul Thomas Anderson en el rodaje de 'El hilo invisible'
Cinemanía

Hay algo de urgencia y hambre y sed en las películas de Paul Thomas Anderson: desde el Joaquin Phoenix de The Master follando la arena, hasta el frenesí del Adam Sandler de Embriagado de amor persiguiendo a Emily Watson hasta Hawái y soñando con morderle la cara, pasando por John C. Reilly en Sydney vagando febrilmente por los casinos de Reno o prácticamente todos los confundidos personajes de Boogie Nights o Magnolia

Anderson es el cineasta que mejor utiliza la intensidad de las situaciones y los diálogos sin quemarse nunca las alas en la hoguera de la pomposidad hueca. Recuerdo la primera película que vi de él , Sydney, y recuerdo el impacto que me produjo el primer encuentro de John C. Reilly y Philip Barker Hall frente a frente: Reilly desaliñado y desafiante hablando de las tres clases de kárate que conoce “jiujitsu, aikido y real kárate” y Barker Hall ante él , fingiendo creerle. Recuerdo que pensé: “Esta es una película imperfecta de alguien que sabe muy bien lo que hace”. 

Desde entonces, ninguna de sus películas me ha decepcionado. Me gusta la manera en que utiliza la música. Me gusta cómo mueve la cámara. Me gustan las cosas que le gustan. Sus obsesiones. Las elipsis que a veces no parecen elipsis porque la sensación de que la vida continúa siempre está ahí. La manera de hablar del amor como una aspiración legítima en cualquiera de sus declinaciones.

Fotograma de 'Licorice Pizza'
Cinemanía

En Licorice Pizza, Cooper Hoffman (sí, el hijo de Philip Seymour Hoffman, que resulta especialmente conmovedor cuando, de repente, la luz le toca en determinado ángulo de la cara y vemos a Philip reencarnado) y Alana Haim (del grupo Haim, una actriz que debería ganar el Oscar a actriz revelación, porque lo es) corren en direcciones diferentes prácticamente toda la película, encontrándose ocasionalmente en Encino, un lugar que es otra cara del Los Ángeles de Boogie Nights.

Todas las películas de Paul Thomas Anderson podrían fácilmente ser musicales. Esta prácticamente lo es: el momento en que Gary ve a Alana parece escapado de los momentos mas poéticos de Embriagado de amor, una película que me pongo cuando mi fe en el poder de las imágenes decae. Ahora ya tengo otra película que me la devolverá y es Licorice Pizza.

¿Quieres recibir todos los viernes en tu correo las mejores recomendaciones de cine y series? Apúntate a nuestra Newsletter.

loading...