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La película sobre la vida de J. D. Vance, número 2 de Trump, es uno de los mayores desastres de Netflix

Haley Bennett, Gabriel Basso y Amy Adams en 'Hillbilly, una elegía rural'
Netflix

Las biografías y libros de memorias de políticos suelen tener un mercado editorial y un tipo de públicos muy concretos. Pero J. D. Vance, el senador del Partido Republicano por Ohio que acaba de ser elegido como candidato a vicepresidente dentro de la propuesta electoral de Donald Trump, consiguió que las suyas se convirtieran en un auténtico bestseller. 

En Hillbilly, una elegía rural: Memorias de una familia y una cultura en crisis (editada en España por Deusto), Vance cuenta su infancia y juventud en el pueblo de Middletown (Ohio), donde creció junto a su madre y sus abuelos, procedentes de Jackson (Kentucky); es decir, puro Rust Belt, la región manufacturera del interior de EE UU marcada por la desindustrialización y la decadencia económica. 

Publicadas en 2016, estas memorias se convirtieron en un superventas editorial que muchos vieron como síntoma y guía explicativa del ascenso popular y mediático de líderes políticos como, precisamente, Trump entre el electorado más descontento y conservador de la clase obrera blanca. 

Dónde ver 'Hillbilly, una elegía rural'

En 2020, Ron Howard dirigió su adaptación cinematográfica con un reparto estelar encabezado por Amy Adams y Glenn Close que se estrenó en Netflix con vistas a la campaña de premios: Hillbilly, una elegía rural. Y, por mucho que la maquinaria promocional de la plataforma de streaming apostó por ella, el problema es que la película era un auténtico desastre.

Tanto el libro de Vance (a quien encarna Gabriel Basso como adulto en el filme) se centra en la lucha familiar contra las adicciones y la drogodependencia de su madre Beverly (interpretada por Amy Adams), donde ejercen un importante papel su abuela Bonnie (Glenn Close) y su hermana Lindsay (Haley Bennett). Con estos ingredientes, Howard construye un drama edulcorado que recurre a la autocomplacencia como si fuera síntoma de tener buen corazón.

"La peripecia íntima del protagonista no logra distraernos del intento de blanqueo y de reivindicación de esa parte del país que no ha podido aspirar a nada mejor, que son desgraciados porque el mundo les hizo así", decíamos en la crítica de CINEMANÍA con ocasión del estreno. "[Su] mayor interés estriba en ver a estas dos grandes damas de la interpretación (con Oscar o sin él, están estupendas, en papeles más breves de lo que merecen) enfrentarse en un cuerpo a cuerpo por persona interpuesta".

Bastante más suave que los dardos que lanzaron contra ella desde los medios estadounidenses, donde el filme de Howard y su manipulador empleo de la música de Hans Zimmer se convirtieron en la diana crítica de la temporada. Como muestra de la polarización, sirva que Hillbilly, una elegía rural recibió un par de nominaciones a los Oscar: mejor maquillaje y peluquería y mejor actriz de reparto para Close, quien por el mismo papel también nominada como peor actriz de reparto en los premios Razzie.

Al final, Hillbilly, una elegía rural acabó consumida por el algoritmo de Netflix como otra de sus producciones altisonantes, y de calidad más que cuestionable, condenadas al olvido más absoluto. Ahora que Vance vuelve a estar de actualidad en comandita con su otrora vilipendiado Trump, y con el caldeado año electoral que se espera en EE UU, quién sabe si la película ganará nuevos espectadores dispuestos a reevaluarla. Que no les pase nada.

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Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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