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¿De verdad esta es la peor frase de la historia del cine?

Sean William Scott diciendo la peor frase de la historia del cine
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Una imagen pixelada de Seann William Scott con un fondo de césped verde radioactivo lleva días saliendo en mi pantalla de inicio de YouTube con el título "Worst line in movie history" ("La peor frase de la historia del cine"). La información previa del vídeo también deja ver que se subió en 2010, hace 12 años. A veces el algoritmo de YouTube tiene estas cosas de recuperar vídeos ignotos del pasado, así que no le doy mayor importancia. 

Sin embargo, pasan los días y los accesos a la página principal de YouTube y la cara de Seann William Scott sigue ahí. ¿Por qué? Ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que vi ningún vídeo remotamente vinculado a él (soy muy poco constante con esa visión mensual de Colega, ¿dónde está mi coche? que tengo recetada por prescripción facultativa) así que no entiendo por qué YouTube se ha empeñado en que puedo encontrar este clip relevante.

Finalmente, cedo y me dispongo a ver cuál es la peor frase de la historia del cine según decidió el usuario BlackLabelExpat en un lejano 11 de julio de 2010, cuando subió el vídeo. Entro, doy al play y me encuentro lo siguiente: 

En efecto, un clip de 19 segundos a 360p de Seann William Scott en la película de acción El monje (Paul Hunter, 2003), que protagonizó junto a un Chow Yun-Fat que durante toda su carrera ha merecido cosas mejores y que, intuyo, en 2010 tenía que estar ya igual de olvidadísima que hoy en día. Solo que, por algún motivo, va camino de los 5 millones de visualizaciones. 

La presunta peor frase de la historia del cine, como cabía esperar, no es que sea ninguna maravilla de escritura, pero ni siquiera sé si es digna merecedora de un título tan maximalista: "He comprendido por qué las salchichas vienen en paquetes de diez y el pan para perritos calientes en paquetes de ocho. La vida nunca es como tenías pensado, pero tienes que ser feliz con lo que tienes porque siempre puedes hacerte un perrito caliente". 

Este agónico chiste existencialista, que recoge de un momento previo de la película el escasamente original (ni remotamente veraz) ejemplo de los paquetes de salchichas y bolsas de panecillos, es de vergüenza ajena, pero hay que tener en cuenta que poco después los guionistas Ethan Reiff y Cyrus Voris tuvieron la oportunidad de redimirse escribiendo la historia de Kung Fu Panda (2008).

De todas formas, quitando el contenido inane del vídeo, lo que más me llama la atención es la sección de comentarios: está llena de mensajes recientes de gente que comenta el vídeo. Muchos de ellos mencionan el hecho de que sea algo tan intrascendente y tan antiguo pero que de repente ha salido en su pantalla. 

Y, de este modo, supongo que la relevancia del vídeo sigue realimentándose: cuanta más gente entra a verlo o comenta contrariada, más tráfico genera y popular resulta a ojos del algoritmo, que se lo enseña a más usuarios y vuelta a empezar. ¿Cómo empezó esta cadena de acciones infernal? ¿Estamos ante una enrevesada campaña de marketing subliminal para promocionar los perritos calientes? Desde luego, ahora he acabado con ganas de uno. Y de volver a ver Colega, ¿dónde está mi coche?

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Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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