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"¿Quieres ser feliz? Vé películas tristes"

"¿Quieres ser feliz? Vé películas tristes"

Un buen día, en tiempos de la Grecia clásica, un tal Aristóteles se fijó en que los asistentes al Festival de Tragedias de Atenas (premio gordo: una cabra) salían muy animados tras haber visto a Edipo sacándose los ojos, o a Medea matando a sus hijos. El filósofo no sabía que las atrocidades de Esquilo y Sófocles le darían a Woody Allen la premisa para Poderosa Afrodita, pero sí que la palabra clave era catarsis: el gustirrín que sacudía al público tras haber contemplado las desgracias ajenas. Unos milenios después, cuando ya se ha medido científicamente la película más triste de la historia del cine, la investigadora de la Universidad de Ohio Sylvia Klobnoch-Westerwick ha llegado a una conclusión muy similar, pero aplicada al celuloide. Según esta profesora y su equipo, los filmes tristes son los más aptos para levantar el ánimo.

Según declara Klobnoch a Science Daily (vía Time), la clave de que películas como Titanic nos dejen con buen sabor de boca, y ganas de arrimarnos a la pareja (caso de haberla) es tan antigua como el mundo: al ver a los personajes sufriendo en la pantalla, nos volvemos más proclives a observar los aspectos positivos de nuestras vidas. Tras observar las reacciones de 361 estudiantes ante la película Expiación , la científico y sus ayudantes confirmaron lo que su estudio llama "la paradoja de la tragedia". Es decir, que el disfrute de sus sujetos ante los padecimientos de James McAvoy y Keira Knightley iba en proporción directa a las lágrimas que les arrancaba la cinta: "el incremento en la sensación de tristeza", escribe, "redunda en una mayor felicidad". "Esto puede explicar por qué las películas trágicas resultan tan populares, pese a que fomentan la tristeza".

Eso sí: como dice el refrán anglosajón, "la desgracia ama la compañía", y este efecto sólo funciona cuando el espectador asocia el sufrimiento de los personajes a su relación con las personas de su propio entorno. Es decir, que si quieres encontrar solaz viendo a Ewan McGregor y a Nicole Kidman en Moulin Rouge, no puedes tomártelo en plan egoísta. Así, el resumen del trabajo nos dice que el efecto "sólo se da mediante la mediación de pensamientos enfocados socialmente". Traducido del académico: pensar que tu vida es menos desgraciada que la de los personajes de la película sólo funcionará si lo asocias con tu relación con tus seres queridos. "Las emociones negativas fomentan el pensamiento crítico hacia la propia vida: por eso, ver una película sobre una historia de amor desdichado te harán pensar más en tu pareja, y sentirte más a gusto junto a ella", remacha.

De esto, Klobnoch-Westerwick deduce una última conclusión: para que se dé este efecto positivo, la vida personal del espectador debe estar en una situación medianamente estable. No sirve de nada ver un filme que te haga meditar sobre tu vida familiar cuando tu único apego sentimental es a tu mascota (y muchas veces, ni eso). Y es que, según estudios previos citados por la investigadora, las tragedias hacen que nos examinemos a nosotros mismos y nuestras circunstancias con más detenimiento. Por ello, si tu cuenta bancaria está en numeros rojos, andas por la vida a solas y tu entorno se cae a pedazos, tal vez sea mejor atenerte a las comedias.

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