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Raffaella Carrà y el cine: las películas de la gran 'show-woman' italiana

Raffaella Carrà.
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Seguramente, uno de los mejores epitafios que pueden ponérsele a Raffaella Carrà tras su fallecimiento a los 78 años es "fue condenada por el Vaticano tras haber enseñado el ombligo en TV". Sin embargo, la vida de la artista italiana (nacida en Bolonia con el nombre de Raffaella Pelloni) abarcó mucho, muchísimo más durante su larga carrera. 

Nacida en 1943, en plena II Guerra Mundial, la Carrà debutó en el cine con nueve años en el melodrama Tormento del pasado. Y, aunque sus primeros pasos fueron paralelos al auge del neorrealismo y el 'cine de autor' en el país de la bota, se prodigó en géneros populares como el péplum. 

Ahí quedan títulos como La furia de los bárbaros (1960), Ulises contra Hércules (1962) y Maciste el invencible (1961) para probarlo.

Ahora bien: durante esta primera etapa de su carrera, también hubo títulos de más alto copete como el drama político I compagni, dirigido por Mario Monicelli, en el que actuó junto a todo un Marcello Mastroianni.

En 1965, ya rebautizada en honor al pintor Carlo Carrà, Raffaella tuvo la ocasión de dar el salto a Hollywood. Pero sus trabajos en El coronel Von Ryan (junto a Frank Sinatra) y la serie Yo soy espía (junto a Bill Cosby) no la satisficieron: ella, explicó, no estaba hecha para un ambiente en el que "después de rodar, todos salían a emborracharse y tomar cocaína". 

Durante los años posteriores, la artista dedicó cada vez menos tiempo a sus trabajos de ficción (incluyendo Comando al infierno, una 'nazi-exploitation' de 1969 dirigida por José Luis Merino). En lugar de eso, se consolidó como cantante y presentadora televisiva, con temazos como Rumore, rumore y programas como Canzonissima 70, donde su explosivo look motivó la condena pontificia. 

En 1980, la Carrà estrenó Bárbara, película argentina que supuso su último trabajo acreditado para el cine. En 1997, y en su Italia natal, protagonizó la miniserie Mamma per caso, su despedida de la ficción televisiva. 

Claro que, por entonces, ya había conquistado Italia y España con el fenómeno Hola, Raffaella (programa-bombazo nacido en 1983 como Pronto, Raffaella?) y grabado sus canciones más apoteósicas, como Fiesta, Para hacer bien el amor hay que venir al sur y En el amor todo es empezar. Aviados estaríamos si le exigiéramos más currículum a semejante icono pop. 

La despedida cinematográfica de Raffaella Carrà fue un cameo minúsculo en Explota, explota, película musical basada en su repertorio y dirigida por Nacho Álvarez. 

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