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'Sin tiempo para morir': Daniel Craig dice adiós a James Bond por todo lo alto

Daniel Craig se despide de James Bond

Una pareja marchaba hacia el amanecer, no a caballo sino en un Aston Martin. Con esa imagen tan de western acababa Spectre (2015), la penúltima entrega de la saga James Bond, donde el pasado del agente 007 tenía un peso tan importante en el desarrollo de los acontecimientos como la exploración psicológica del personaje desde que Daniel Craig lo encarnó por primera vez en Casino Royale (2006). 

Para Craig ha llegado el momento de despedirse de la franquicia con una quinta película, Sin tiempo para morir, que vuelve a mirar hacia atrás para concluir un concienzudo proyecto de revisión del espía por antonomasia y uno de los mayores iconos pop del siglo XX. “Estoy muy orgulloso de las cinco películas, cada una por separado, y también de la historia que cuentan en conjunto. Con Casino Royale quedé satisfecho, pero en mi mente tenía la ambición secreta de que pudiéramos contar una historia más larga”, nos reveló Craig en Nueva York hace dos años. 

Aún quedaban meses para que estallara la pandemia de Covid y Sin tiempo para morir tuviera que retrasar varias veces su estreno en la gran pantalla. Era un tiempo donde las preguntas sobre el futuro se referían a la posible melancolía al decir adiós a un papel que ha absorbido al actor 15 años de carrera. “Para nada. Tristeza y otras emociones, sí, pero sobre todo estoy feliz y orgulloso de la película que hemos hecho. Ata muchos cabos sueltos y es una forma buenísima de dejarlo”, certifica el actor.

Chicas Bond

Craig junto a Ana de Armas
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Ya tendrá tiempo de ponerse melancólico en la ficción, donde Bond toma el rol de un “animal herido”, en palabras del director Cary Joji Fukunaga (True Detective), quien llegó en sustitución de Danny Boyle y ha dejado una impronta en la producción reconocida por el propio reparto. “Es una película menos fría y calculada, con un tono más emocional”, nos indica Léa Seydoux comparándola con la dirección de Sam Mendes en Spectre, donde ella debutó como la doctora Madelaine Swann. Iba a bordo de aquel Aston Martin. 

“Ha pasado por mucho, ahora se muestra más vulnerable. Nada de chica Bond. No está ahí para complacer su sexualidad. Es una mujer de verdad, enamorada de un hombre”, afirma sobre la psicóloga de nombre proustiano que forma un tridente de poderío femenino en esta estocada final al mito testosterónico con Lashana Lynch y Ana de Armas (a quienes habría que sumar el regreso de Naomie Harris como Moneypenny, claro). 

Dos espías (la primera, una nueva agente 00; la segunda, de la CIA) dispuestas a ayudar a Bond a navegar en un mundo ya no regido por sus certezas de antaño. “Yo misma le enseño algo sobre tecnología actual”, bromea Lynch, contagiosamente feliz por su papel en Sin tiempo para morir. “Me siento muy afortunada de poder mostrar mi cultura en una franquicia así de masiva y que jóvenes de origen caribeño puedan verse reflejados. De pequeña no tenía Bond favorito porque no me veía a mí misma en la pantalla, tampoco a mis figuras de referencia cotidianas: mi madre, mi maestra, etc". 

"Estaba rodeada de mujeres poderosas, con lo que me llamaba aún más la atención no verlas en el cine", continua explicando: "Eso ha cambiado. Hemos asistido a muchos cambios respecto a las mujeres. Se entiende que no necesitamos que hablen por nosotras, que podemos hacerlo nosotras mismas y emplear nuestras habilidades sin pedir perdón. Mi personaje es muy consciente de ello. Cree que lo sabe todo y su aprendizaje es darse cuenta de que no”.

A la sombra de las muchachas

Rami Malek, el nuevo villano de Bond
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Bond y las mujeres. La cuestión de la misoginia del personaje creado por Ian Fleming a mediados del siglo pasado, famoso por tratar como objetos desechables a las esculturales actrices que cada producción ponía rendidas a sus pies, lleva tiempo en la diana. “Es una conversación muy larga que llevamos tiempo manteniendo”, reconoce Craig. “Mi Bond se enamoraba en Casino Royale y ser traicionado le rompió el corazón. Eso le dejó bastante tocado en su actitud hacia las mujeres. No me disculpo por ello; es una persona con grandes defectos. Lo que hemos hecho es que tenga que medirse con personajes femeninos fuertes e interesantes”. 

Barbara Broccoli, la productora que, junto a Michael G. Wilson, custodia las llaves del reino 007 incluso ahora que Amazon ha comprado el porcentaje correspondiente a MGM, está de acuerdo. “Bond siempre ha tenido problemas para establecer lazos. Es una parte fundamental del personaje, cuyo trabajo le impide saber si va a sobrevivir al día siguiente”, explica. “En Spectre se enamoró de Madeleine y terminaron juntos. En Sin tiempo para morir veremos cómo las relaciones pueden complicarse. Sabíamos que Daniel quería mostrar más de la vida interior de Bond, su vulnerabilidad, así que hemos aumentado sus desafíos en lo físico y también en lo emocional”.

Otra mujer, Phoebe Waller-Bridge, ha diseñado esa progresión después de que Craig pidiera que la creadora de Fleabag le diera un repaso al guion. ¿Por qué? “Sencillamente porque es una guionista de la hostia”, sentencia. Además de tanto demonio interno, no falta un supervillano. Rami Malek no rompe el secretismo que envuelve a su papel. “Es un honor formar parte del linaje de actores con talento que han intentado liquidar a James Bond”, nos dice. Lo que nos devuelve a Marcel Proust cuando advertía: “La ambición embriaga más que la gloria”.

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Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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