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'Something's Got to Give': la última e inacabada película de Marilyn Monroe

Marilyn Monroe en 'Something's Got to Give'
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En 1962, Marilyn Monroe iniciaba el rodaje de la que sería su última película, Something’s Got to Give, dirigida por George Cukor. Un remake de la screwball comedy de 1940 titulada Mi mujer favorita, interpretada por Irene Dunne y Cary Grant con dirección de Garson Kanin. También era el regreso (una vez más) de Marilyn a las garras de 20th Century Fox, molestos con la actriz por su participación en Vidas rebeldes de John Ford, producida por Seven Arts Productions y distribuida por United Artists.

El regreso de Marilyn a esta producción fue una imposición de la Fox, ya que si se negaba a trabajar en el proyecto la productora podría denunciarla por incumplimiento de contrato. A esto se le sumaba que la vida personal de Marilyn no se encontraba en un buen momento, supuestamente enganchada a una combinación de barbitúricos y champán. Un frágil estado de salud que provocaría no pocos incidentes en el rodaje de Something’s Got to Give.

Profesionalmente, Marilyn Monroe había tenido fuertes desencuentros en el set de rodaje de sus últimos largometrajes. Es bien conocido el enfrentamiento entre con Laurence Olivier en el rodaje de El príncipe y la corista; o los continuos retrasos en su llegada al set de Con faldas y a lo loco, provocando una gran enemistad entre Marilyn y sus compañeros de trabajo, Jack Lemmon y, sobre todo, Tony Curtis. Aunque Billy Wilder no estaba contento con la falta de constancia y profesionalidad de la actriz, sabía que en cuanto estaba en el set de rodaje la magia volvía a brotar como en su colaboración previa, La tentación vive arriba.

George Cukor y Marilyn Monroe: una relación mal avenida

A esto se le sumaba que su relación con George Cukor en el rodaje de El multimillonario no había sido del todo cordial, provocando grandes tensiones en el set. Para echar más leña al asunto, Marilyn tenía una lista de directores con los que quería trabajar, dividida en dos apartados. 

Una lista OK en la que se encontraban autores con los que ya había trabajado como Billy Wilder, John Huston o Joshua Logan, más otros con los que le gustaría trabajar como Alfred Hitchcock, John Ford o Vittorio de Sica. Y otra lista, algo más peliaguda, de directores con los que trabajaría solo si el guion era de su agrado. Entre ellos se encontraba George Cukor.

George Cukor y Marilyn Monroe
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La animadversión entre Cukor y ella era evidente. Algo que se acrecentaría por las innumerables faltas al trabajo de la actriz, aquejada repetidas veces de una sinusitis que la tuvo alejada del rodaje desde el primer día. A lo que había que sumarle que Monroe, aproximadamente un año alejada de las cámaras, había perdido 11 kilos. Algo que se hizo evidente cuando durante la preproducción se realizaron las pruebas de vestuario.

Además, en aquella época la actriz estaba inmersa en un triángulo amoroso sumamente peliagudo con los hermanos John y Robert Kennedy; el primero, presidente de Estados Unidos, y el segundo, fiscal general. Esto provocaría no pocos problemas en el rodaje, como cuando asistió al cumpleaños de JFK para cantarle el cumpleaños feliz. Algo que, aunque fue parcialmente cubierto por el productor Henry T. Weinstein, provocaría la ira final de Cukor.

Y es que Cukor ya había tenido sus encontronazos con la actriz en El multimillonario. Cuando fue diagnosticada por el médico de la productora tras su sinusitis y se recomendó la paralización del rodaje al menos durante un mes, el director hizo oídos sordos. Cambió por completo el calendario de rodaje y filmó todas las secuencias en las que no aparecía Marilyn, solo las de la otra pareja que conformaba el triángulo amoroso de la comedia: Dean Martin y Cyd Charisse.

Sinusitis, Kennedys y desnudos integrales

Intermitentemente, Marilyn aparecía por el set de rodaje. Pero, de nuevo, la actriz acababa fallando en sus compromisos profesionales por su deteriorado estado de salud, que dio lugar a fiebres, dolores de cabeza y una sinusitis que se volvió crónica e incluso bronquitis. Eso, más los problemas para memorizar el guion y una rumoreada influencia perniciosa de Paula Strasberg, la esposa de Lee Strasberg, el director del Actor’s Studio, acabaría haciendo estallar la producción y la relación de Marilyn con el estudio en mil pedazos.

Con un presupuesto que iba aumentando sus costes por el retraso en el plan de rodaje, el cumpleaños de Kennedy fue la gota que colmó el vaso. Algo curioso, porque la propia Marilyn ya había avisado a Henry T. Weinstein con anterioridad de este compromiso previo. Pero nadie en el rodaje pensaba que, tras los incontables retrasos provocados por la propia Marilyn, se atrevería a dejar tirado al equipo e irse a celebrar el cumpleaños del presidente de Estados Unidos.

Marilyn Monroe
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Ni siquiera la ya icónica secuencia de la piscina con Marilyn desnuda, que si se hubiera estrenado habría sido la primera cinta del cine de Hollywood con tener el desnudo de una estrella en una obra mainstream, hizo que lo que se llevaba mascando durante largo tiempo estallara el lunes 4 de junio de 1962. Tras otra llamada de la actriz avisando de que (de nuevo) no iba a ir al set de rodaje debido a una subida de fiebre, Cukor y Fox dijeron basta. Marilyn Monroe fue despedida fulminantemente el 8 de junio.

Despidos fulminantes y reincorporaciones inmediatas

Las razones para el despido fueron múltiples y variadas. La animadversión de Cukor y los ejecutivos de Fox (que tenían una relación complicada con la actriz desde principios de los años 50) eran un motivos importantes para acabar con la relación profesional. 

Sobre todo, porque Fox se encontraba en una encrucijada que acabaría poco después con el Hollywood clásico: Cleopatra, de Joseph L. Mankiewicz. La faraónica producción estaba arruinando a la productora. Y esperaban que la nueva película de Marilyn ayudaría a paliar la debacle financiera que era y acabó siendo el drama histórico protagonizado por Elizabeth Taylor.

Aunque finalmente el estudio rectificó y volvieron a contratar a Marilyn, todo se truncaría el sábado 4 de agosto de 1962, cuando apareció muerta en la cama de su dormitorio en su casa de Los Ángeles. Cierto es que volvieron a contratarla porque Cukor y el estudio intentaron que su papel lo hicieran actrices como Kim Novak o Shirley McLaine pero ambas se negaron. Tuvieron que recular y volver a llamar a su estrella. Ella aceptó con la única condición de que reemplazaran a su odiado Cukor por Jean Negulesco, realizador con el que ya había trabajado en 1953 en Cómo casarse con un millonario.

Something's Got to Give
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Sepultada y recuperada

Something’s Got to Give acabó siendo un film incompleto y sepultado en los sótanos de la Fox. Tanto es así, que realizarían una nueva versión, estrenada en 1963, titulada Apártate, cariño y protagonizada por Doris Day, James Garner y Polly Bergen. Something’s Got to Give y su sensual e hipnótica escena de Marilyn desnuda en la piscina bajo la luz de la luna quedaría muerta y sepultada.

Hasta que ese material sería encontrado casi tres décadas después, a finales de los 80, y remontado y reconstruido dentro de un documental estrenado en 1990 y titulado Marilyn’s: Something’s Got to Give. 

Material que sería de nuevo incorporado en otro docu estrenado por la cadena AMC en 2001 (con motivo de la celebración del que hubiera sido el 75 cumpleaños de la actriz) titulado Marilyn Monroe: The Final Days. Incluye tanto el material remontado de lo que hubiera sido Something’s Got to Give, más un repaso concienzudo que oscilaría entre lo ocurrido en el tortuoso rodaje y el dramático último año de vida de la actriz e icono.

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