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Quién es Victoria Alonso y por qué su salida será un antes y un después para Marvel Studios

Victoria Alonso

Los motivos aún no están claros pero el caso es que, desde el pasado viernes, Victoria Alonso no forma parte de Marvel Studios. Según recogen medios como The Hollywood Reporter, la vicepresidenta ejecutiva de la compañía y arquitecta clave del Universo de Marvel ha abandonado el barco. Lo cual es bastante impactante, puesto que era la número 3 de la colosal maquinaria de Marvel Studios. Solo por debajo del copresidente Louis D’Esposito y del director creativo Kevin Feige.

Alonso, productora argentina, llevaba en Marvel 17 años. Ha estado ahí desde antes de que el estudio fuera adquirido por Disney en 2009, y desde antes de que Iron Man inaugurara el Universo de Marvel. Ha sido una de las máximas artífices de la que viene a ser la franquicia más taquillera de todos los tiempos, y su salida coincide con la entrada de esta en la Fase 5, que inauguraba recientemente Ant-Man y la Avispa: Quantumanía.

Una película que no ha gustado demasiado ni entre la crítica ni entre el público, y que ha sido noticia por la paupérrima calidad de sus efectos visuales, impropios de lo que debería ser un blockbuster de Hollywood. Puede que esto, en conjunción a las reiteradas polémicas que Marvel Studios ha encarado con el gremio de artistas VFX de Hollywood, nos entregue las primeras pistas de qué ha podido ocurrir.

Pero empecemos por el principio.

El camino hacia el liderazgo de la industria

Victoria Alonso nació en 1965 en La Plata, Buenos Aires. Durante sus años estudiantiles formó parte de las manifestaciones contra el dictador Videla y el posterior juicio según la democracia ajustaba cuentas contra su junta militar. Iniciados los 80, y tras haber estudiado Psicología, se mudó a EE.UU. con el sueño de ser actriz. Una vez en Los Ángeles, empezó a especializarse en el desarrollo de efectos visuales.

Fue así como fue contratada por Digital Domain, la productora especializada en CGI que habían fundado James Cameron y Stan Winston. Junto a Winston, de hecho, Alonso sería nominada al Oscar a Mejores efectos visuales por Big Fish en 2003. Era lo que más brillaba en el currículum, junto a su trabajo en El reino de los cielos de Ridley Scott, cuando Marvel Studios la contrató como jefa de efectos visuales y posproducción. Por entonces la productora tenía su pequeña sede en Beverly Hills, compartiéndola con Mercedes-Benz.

Kevin Feige hizo buenas migas con ella, y Alonso fue una de las productoras principales de Iron Man: la primera película del MCU. Antes del estreno, la pretensión de crear todo un universo a partir de ella (estilo los cómics) se antojaba quijotesca, pero Iron Man triunfó. Hasta el punto de que en 2009, solo un año después de su estreno, Disney adquirió Marvel Studios para que siguiera ejecutando el plan desde su seno.

Robert Downey Jr. como Tony Stark en 'Iron Man'
Marvel

Alonso mantuvo su puesto en el trasvase, volviendo a producir en la primera Capitán América, Thor o, sí, Los Vengadores de 2012. Fue el film que terminó de confirmar que el MCU no era ningún delirio, y los 1.500 millones de dólares ganados en todo el mundo ampararon que Alonso ascendiera a productora ejecutiva. Tres años después fue ascendida de nuevo, a vicepresidenta ejecutiva. Lo que significa que, desde entonces, cada película y serie del MCU ha llevado su sello.

También sus efectos visuales. En 2016 fue la primera mujer en ganar el premio Harold Lloyd de la Advanced Imaging Society en reconocimiento a sus logros dentro del campo del VFX, y a este título se sumó, tanto en 2020 como en 2021, su nombramiento como una de las mujeres hispanas más influyentes del mundo según la revista People.

Hablar del funcionamiento de Marvel Studios durante todos estos años ha sido hablar de Victoria Alonso, y su perfil ha llegado al gran público en menor medida que el de Feige pero significativamente más que el de D’Esposito. Sobre todo porque, en 2022, su tentativa de volver a hacer algo al margen de Marvel no pudo ser más celebrada. Alonso fue una de las productoras de Argentina 1985, dirigida por Santiago Mitre.

Ricardo Darín en 'Argentina, 1985'

Este film compitió por al Oscar a Mejor película internacional, y las razones por las que Alonso se había animado a impulsarlo saltaban a la vista: era una recreación del mismo juicio a la dictadura de Videla que la productora había vivido tan de cerca. “He hecho muchas historias de superhéroes, pero siempre había querido contar algo de Argentina”, dijo.

“Fue un momento de sanación para nosotros, pero el verdadero triunfo es que la gente esté viendo la película y se dé cuenta de que no se trata solo de Argentina”. El fenómeno Argentina 1985 ha consolidado la imagen progresista de Alonso, y se alineó el año pasado con una severa crisis que atravesó Disney, pero de la que la productora salió reforzada.

Cuando los medios dieron a conocer que la directiva financiaba a los políticos que promulgaron la ley homófoba Don’t Say Gay en Florida, Alonso alzó la voz a favor del colectivo. Esta polémica, que tanto daño hizo a Bob Chapek como CEO de Disney (reemplazado recientemente por un retornado Bob Iger), reforzó mediáticamente a Alonso. La productora, que pertenece al colectivo LGTBIQ+, dijo que “mientras estuviera en Marvel Studios, lucharía por la representación”.

Todos han sido, pues, titulares muy positivos para ella. Pero, si nos centramos en la gestión concreta de su departamento de efectos especiales, la cosa cambia. Y muy posiblemente nos dé la clave de por qué Alonso ha abandonado en realidad la compañía. 

La decadencia del CGI

Quantumanía no ha sido el primer film del MCU en ser criticado por lo mal que luce. Las primeras quejas de esto, siendo benévolos, pueden remontarse a 2018 con Black Panther: toda una nominada al Oscar a Mejor película, cuyos efectos digitales no parecían rendir a la altura esperable. Pero quizá haya sido con el desembarco streaming de Marvel Studios cuando el asunto ha empezado a ser alarmante.

Coincidiendo con el inicio de la Fase 4, entorpecido por el coronavirus, ha cobrado forma la sensación de que el CGI de Marvel deja mucho que desear. Fue especialmente criticado el look verdoso de Tatiana Maslany en She-Hulk llegado 2022, rodeado por los cuestionamientos en redes a partir de Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos, Spider-Man: No Way Home o, sobre todo, Thor: Love and Thunder.

En el último film de Taika Waititi pasó algo inusual: justo cuando se oían las primeras quejas por los efectos digitales, Marvel Studios se “defendió” publicando un vídeo donde Waititi y Tessa Thompson comentaban el asunto y llegaban a ridiculizar personalmente a los responsables del CGI. Marvel quizá quiso que se viera como un guiño autoconsciente, pero en general se entendió como una burla mezquina a los artistas.

“Cada día es un caos y un privilegio. Cada día es un ‘¿qué ha pasado ahora?’ o un ‘dios mío, es increíble’”, ha explicado Alonso sobre su experiencia cotidiana en Marvel Studios. Es un comentario lanzado desde la ligereza, pero que se alinea con la tónica general que a todas luces ha imperado en el desarrollo de efectos visuales (es decir, en el departamento del que es, o era, directa responsable): el trabajo de VFX en Marvel es enormemente caótico. Y nocivo para los trabajadores.

Se da el caso de que, aunque Alonso haya estado ahí desde el principio y tenga una holgada experiencia como productora, Marvel Studios nunca ha tenido una empresa propia para el CGI. Lo más parecido que tiene a eso es Marvel Studios Animation, un ministudio que (por supuesto) lideraba Alonso y que nació para hacerse cargo de las series animadas del MCU destinadas a streaming: caso de ¿Qué pasaría si…? y Yo soy Groot.

Fotograma de '¿Qué pasaría si...?'
Disney

Precarizando el sector

Más allá de eso, la dinámica que ha instituido Alonso durante el desarrollo de la franquicia ha sido contratar a otros estudios de efectos visuales, en el mejor de los casos, o a trabajadores autónomos, en el peor. Una película como Vengadores: Endgame requirió múltiples estudios distintos coordinados para su CGI (entre ellos algunos tan icónicos como el mencionado Digital Domain, la Weta Digital de Peter Jackson o la Industrial Light & Magic fundada por George Lucas), mientras que otros films han sido sujeto de prioridades variables.

Esto es, que Marvel Studios ha querido gastarse más o menos dinero según convenía. Volviendo a Quantumanía, varios trabajadores se han quejado de que Marvel prefería destinar más presupuesto a los efectos visuales de Black Panther: Wakanda Forever (anterior film en el calendario, y susceptible de formar parte de la carrera de los Oscar). Pero que la inversión en efectos sea selectiva dista de ser lo peor.

'Ant-Man y la Avispa: Quantumanía'
Marvel Studios

Lo grave de verdad es cómo Marvel ha tratado a los artistas, tanto en condiciones salariales como en lo relativo a la programación del trabajo. Alonso y Feige, durante años, han supervisado personalmente cada plano de cada película (contribuyendo a un enfado parejo por parte de ciertos directores), mientras que era habitual cambiar de idea en medio de la producción y conducir a que los artistas tuvieran que dejar apartados ciertos objetivos para ponerse con otros.

Una dinámica de improvisación constante y plazos ajustados, reminiscente al crunch de los videojuegos, que ha provocado que Marvel sea famosa en la industria por tener “la peor metodología de producción y efectos visuales que existe”. Según el estudio se ha volcado en el streaming (y ha aumentado ingentemente el número de proyectos que gestionar), esta metodología ha ido empeorando el acabado visual de los films, a la vez que hartaba cada vez más rápido a los artistas.

Hoy día cualquier técnico de VFX al que le preguntes echa pestes de Marvel. Al tiempo que, por hallarse indefenso en  la industria y ser la empresa un destino tan codiciado, poco puede hacer más allá de quejarse de forma anónima. Pierre Charpilloz y Antoine Desrues resumían hace poco, en un artículo de Sofilm, cómo de grave es que esta estrategia despótica sea empleada por la productora más exitosa de Hollywood.

“Su cultura se basa, como en el caso de las GAFA (las empresas multimillonarias Google, Amazon, Facebook y Apple) en el trabajo aislado y el culto al secreto. La franquicia es tal maná financiero que es vital controlar la información para evitar filtraciones”. Salto a enero de 2022, cuando 300 trabajadores se organizaron bajo un canal de Slack para cotejar tarifas. Las empresas pretenden que cunda el secretismo para que cada trabajador se encuentre vulnerable e incomunicado a sus exigencias. Lo de los spoilers es lo de menos: lo importante es que no se puedan comparar circunstancias, no pueda haber organización.

El gremio está tan precarizado que los empleados poco pueden hacer para plantar batalla a las empresas. Es algo que se solucionaría con unos sindicatos fuertes, y es justo lo que está tratando de asfixiar Marvel y otras corporaciones. Cuando se supo que había un canal de Slack donde los trabajadores compartían sueldos y experiencias, en Marvel Studios hubo una gran preocupación e interés por desactivarlo.

El rostro de la decadencia
Disney

El lado oscuro de Alonso

Ahora bien, ¿cómo se concreta tanta miseria del sector dentro de la figura de Alonso? Pues de la peor forma posible. Chris Lee escribió a principios de enero un reportaje examinando las circunstancias del departamento VFX de Marvel, y según se ha conocido la noticia del abandono de Alonso ha escrito unos rápidos tuits que arrojan bastante luz sobre el tema.

Lee entiende que la salida de la productora argentina va a ser un punto de inflexión para Marvel, pues Alonso “tenía una enorme cantidad de poder". “Tomaba todas las decisiones creativas importantes en las películas y series de Marvel. Kevin Feige y Victoria Alonso aprueban personalmente cada plano y todo el trabajo de efectos visuales, que normalmente sería trabajo de un director o un showrunner”.

Hasta ahí nada que no supiéramos, pero Lee asegura además que Alonso “ha sido singularmente responsable del ambiente tóxico de Marvel”. Según técnicos anónimos que han hablado con el periodista, durante todos estos años Alonso ha sido una presencia tan arbitraria como autoritaria a la hora de lidiar con sus trabajadores, ya fueran subcontratados o formaran parte de un pequeño estudio de efectos especiales que poco podía hacer para negociar.

“Si le gustas vas a ascender, pero si le has enojado de alguna forma no podrás hacer nada”. Todo lo cual conduce a la conclusión de que en el abandono de Alonso se han alineado dos preocupaciones: por un lado el malestar del público ante el apartado visual de Marvel (que ha terminado de estallar con la cutrez de Quantumanía), y por otro el temor interno de que la actitud de Alonso estuviera a punto de llevar a algún escándalo.

La salida de Victoria Alonso forma parte de un estricto control de daños. La pregunta ahora es si quien Marvel elija para sustituirla podrá hacer algo para mejorar un ecosistema que, con Alonso o sin ella, ejemplifica buena parte de las miserias actuales de la industria. 

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