'Un cuento perfecto' (Netflix): Anna Castillo y Álvaro Mel viven la misma historia de amor de siempre, contada de una manera única

Ya es la tercera vez que la plataforma de streaming Netflix adapta una de las novelas de Elisabet Benavent a la pantalla. Después de la serie Valeria y de la película Fuimos canciones le llega el turno a Un cuento perfecto, libro que se publicó en 2020 y que cuenta la historia de amor entre Margot (Anna Castillo) y David (Álvaro Mel).

Con guion de Marina Pérez y dirigida por Chloé Wallace, Un cuento perfecto reflexiona sobre la autoexigencia, el éxito en la vida o las imposiciones sociales dentro de una trama de enamoramiento entre dos personas muy diferentes. Un argumento que ya hemos visto una y otra vez en cine y televisión, pero que consigue aportar su toque único gracias a su honestidad, ternura, ironía o humor.

¿Eres fan de las adaptaciones de Elisabet Benavent? ¿Te ha conmovido este cuento de amor a caballo entre Malasaña y Grecia? Te contamos lo que nos ha parecido a nosotros, a partir de este momento CON SPOILERS.

Anna y Álvaro, una química irresistible

Margarita (o Margot, como a ella le gusta que le llamen) es la importante heredera de un imperio hotelero que tiene una mala relación con sus responsabilidades y con lo que se espera de ella, hasta el punto de huir de su propia boda con Filippo (Mario Ermito). 

David subsiste con tres trabajos y durmiendo en el sofá de una pareja de amigos mientras se deja manipular por su novia Idoia (Lydia Pavón). Así comienza la típica historia de “chico conoce a chica”, pero que en este caso lo hacen para echarse un cable con sus respectivos ex, a los que quieren recuperar a toda costa aunque ni ellos mismos entiendan bien por qué.

La escritora Elisabet Benavent mencionó que siempre había imaginado a Anna Castillo y Álvaro Mel en el papel de sus protagonistas y la verdad es que no habría podido ir menos desencaminada. Anna y Álvaro son la dupla perfecta, son dos actores llenos de verdad, de naturalidad y de espontaneidad que llenan la pantalla en todo momento aportando matices y detalles a esta historia sencilla que, sin ellos, podría haber sido mucho más irrelevante.

Además, la conexión entre ambos es exquisita y eso se nota en las numerosas escenas íntimas a nivel emocional y sexual que suceden en Un cuento perfecto, y es que todo comienza a complicarse entre Margot y David, que acaban enamorándose el uno del otro aunque se prometan una y otra vez que solo son amigos (aunque es verdad que esto no le sorprende a nadie). Durante todo este proceso, la miniserie brilla por su ternura y su romanticismo cocido a fuego lento, si bien a veces cae inevitablemente en la cursilería.

Pero ellos no son los únicos personajes de Un cuento perfecto. Secundarios como Jimmy Castro, Ingrid García-Jonnson, Lourdes Hernández o Ana Belén aportan frescura, humor y naturalidad a la trama para ayudar o, muchas veces, volver locos a los protagonistas.

Recorriendo Grecia

Una de las cosas que diferencian a Un cuento perfecto del resto de historias de amor que podemos encontrar hoy en día en las plataformas de streaming es, sin duda, los escenarios incomparables en los que se desarrolla la ficción. Partiendo del barrio de Malasaña en Madrid, con calles y rincones que muchos espectadores conocerán, hasta llegar (por pura casualidad) a Grecia y a sus bellísimas islas.

Ver la puesta de sol y recorrer Santorini en moto, alquilar una villa de lujo en Mikonos o pasear por el Partenón de Atenas son solo algunas de las cosas que podemos ver hacer a Margot y a David. Teniendo en cuenta que ella es rica y vicepresidenta de una cadena de hoteles de lujo, está claro que puede acceder a lugares y experiencias que muchos no podrían, pero aún así es un placer deleitarse con los paisajes y alojamientos que los protagonistas visitan mientras crece su historia de amor. Un paraíso.

Un doble y polémico final

Como la propia sinopsis de Un cuento perfecto reza: “Érase una vez una historia de amor entre el éxito y la duda. Érase una vez Un cuento perfecto. Y solo tú decides cuál es su final”. Efectivamente, al llegar al quinto y último capítulo de la miniserie se nos plantean dos finales totalmente diferentes para que el espectador pueda elegir con cual se queda, algo que en su día decepcionó a muchos lectores del libro, quienes criticaban que la autora no había querido ser valiente y arriesgarse escogiendo únicamente uno de ellos.

La verdad es que después todas las idas y venidas que sufren Margot y David a lo largo de la trama el primer final que se plantea, donde no acaban juntos, sabe bastante amargo, aunque solo sea porque todos esperábamos un final feliz después de lo difícil que parece que lo tiene todo esta curiosa e inusual pareja desde el inicio. 

Sin embargo, Un cuento perfecto no es la típica historia de amor de siempre donde todo acaba bien, y nos quiere enseñar cómo Margot y David pueden seguir con sus vidas por separado y ser felices a nivel personal y profesional gracias a todo lo que aprendieron en su viaje, aunque de algún modo se echen de menos.

El segundo final que propone Benavent, donde Margot y David se atreven a iniciar un camino juntos, es lo que muchos podrían estar esperando desde el principio de la serie: unas bellas, tiernas y dulces imágenes cierran los últimos minutos de la serie en este “happy ending” donde ambos protagonistas comprueban que son felices el uno al lado del otro a lo largo de los años, algo que nunca consiguieron con sus antiguas parejas.

Pese a la controversia de este doble final, y a que es verdad que la escritora podría haberse mojado apostando por uno de ellos, la verdad es que ilustrar ambas posibilidades es un claro ejemplo de cómo las decisiones que tomamos en tan solo un momento pueden llevarnos a tener una vida completamente diferente. Ni mejor, ni peor, simplemente diferente. Porque el mundo sigue girando, la vida es imprevisible y existen múltiples caminos. Así como Margot y David vieron juntados los suyos por casualidad, también podrían haberlos separado tras su aprendizaje y vivencias juntos.

Sea como fuere, Un cuento nos trae una historia de amor diferente y en ocasiones contradictoria, donde los personajes protagonistas lo ponen muy difícil para que todo salga bien, porque ni ellos mismos saben lo qué quieren o qué esperan de sí mismos. Se tocan temas más profundos como del miedo que paraliza a la hora de lanzarse al amor, la identidad, las mentiras o las inseguridades, pero también hay escenas frescas, divertidas y cotidianas que hacen que la miniserie sea fácil y rápida de ver. Sin duda, un imprescindible para este verano. Ya disponible en Netflix.