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La terrorífica historia real de 'Nuestro padre': ¿dónde está hoy el médico del documental de Netflix?

El actor Keith Boyle como Donald Cline en 'Nuestro padre'.
Netflix

La historia es tan perturbadora que parece surgida de la imaginación de David Cronenberg o Ulrich Seidl. Y, sin embargo, el caso del doctor Donald Cline es rigurosamente auténtico. Así la narra Nuestro padre, el documental de Netflix sobre su historia. 

Durante décadas, este médico especialista en fertilidad usó su propio esperma para inseminar a más de cincuenta mujeres. Mujeres a las que no se había informado al respecto, y que descubrieron casi por casualidad que sus vástagos (cerca de 90 en total) eran hermanos de padre.

A esto hay que sumar el hecho de que Donald Cline padece de artritis reumatoide, un trastorno autoinmune que le hubiera impedido ser donante de esperma de haberse seguido los controles habituales. Al ser hereditaria esta enfermedad, muchos de los hijos engendrados por su causa también la padecen. 

Tras jugar de esta manera con la confianza de sus pacientes, Cline apenas tuvo problemas legales: según las leyes del estado de Indiana, sus actos no podían ser calificados de violación. Y, aparte de los tests de ADN a su descendencia, no había pruebas de sus manejos. 

Sobre las motivaciones de Cline, poco se sabe: podrían deberse a su megalomanía o a la falta de varones que facilitaran su material genético. No faltan tampoco quienes las vinculan con Quiverfull, un movimiento fundamentalista cristiano que anima a sus miembros (siempre blancos y de clase alta) a procrear lo más posible. 

En lugar de eso, recuerda Decider, Cline solo se enfrentó a cargos por obstrucción a la justicia en 2017, ya que mintió a la fiscalía general acerca de sus inseminaciones fraudulentas. Durante el proceso, además, el galeno tuvo la ventaja de su gran religiosidad: bien relacionado con la Iglesia Metodista, contó con varios altos cargos de dicha institución como testigos a su favor, además de con la simpatía del juez.

De esta manera, el doctor Cline solo se enfrentó a una multa de 500 dólares, a la retirada de su colegiatura como médico (la cual era totalmente ociosa, puesto que ya se había jubilado) y a un año de libertad bajo palabra. Hoy en día sigue viviendo en Indianápolis, cerca de los domicilios de muchas de las familias a las que defraudó. 

Según explica Lucie Jourdan, directora de Nuestro padre, el médico hizo todo lo posible por obstaculizar la producción del documental. Durante un encuentro con ella, Cline resumió su visión de este caso espeluznante en pocas palabras: "El mundo no necesita saberlo". 

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