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Adiós al método 'Ted Lasso', la comedia 'buenista' de Jason Sudeikis que se convirtió en nuestro lugar feliz

'Ted Lasso'
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[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE TED LASSO]

'Believe'. Solo Jason Sudeikis podía hacernos 'creer' antes en una pancarta amarilla colgada en un vestuario de fútbol que en la canción de Cher. A Ted Lasso le bastó con un verbo para conseguir que el Richmond, sus aficionados y sí, también los espectadores, creyeran en lo imposible: en la Premier, la Champions y, sobre todo, en el poder de la bondad.

En sus tres temporadas, esta comedia 'buenista' a más no poder se ha convertido en una oda a la tan denostada inocencia, a esas personas que siguen eligiendo ver lo bueno dentro del ser humano, representadas por un entrenador de fútbol bonachón, lo suficientemente demente e inspirador como para llevar a un equipo humilde a lo más alto. 

El fenómeno de Apple TV+ se despide triunfante tras tres años convertido en el lugar feliz del público menos escéptico. Ahora toca volver a la realidad, pero el método Lasso (o el método Richmond) promete perdurar, dentro y fuera de la pantalla. He aquí sus grandes aciertos y lecciones. 

Algunos hombres buenos

'Ted Lasso'
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Sudeikis, bigotón y sonrisa amable mediante, ha personificado con Ted Lasso la absoluta pureza, el buen corazón, a esa persona que se rebela contra el "de bueno parece tonto", que abraza sus buenas intenciones para esperar pacientemente la victoria. Y así nos damos cuenta de cuán menospreciada ha estado la bondad, lo mal que sienta que a uno lo consideren "bueno" por confundirlo con "bobo", lo justificado que ha estado dañar al "inocentón" para que aprenda. 

Sin embargo, esta serie resignifica el término, lo dignifica o, más bien, recupera su verdadera naturaleza: ser bueno es algo a lo que todos deberíamos aspirar, un aspecto que deberíamos celebrar, una virtud atractiva que denota madurez, empatía, confianza y lealtad en una persona. 

En este cuento, los buenos siempre ganan. Porque los malos no son tan malos, como hemos visto en la caída a los infiernos con redención final de Nate (Nick Mohammed) esta temporada, como aprendió una vengativa Rebecca (Hannah Waddingham) en la primera, como ha demostrado Jamie (Phil Dunster) en tres entregas, convirtiéndose en el mejor personaje de la apuesta (¡y con cántico pegadizo!). Y si los malos sí resultan ser tan malos, pagan las consecuencias, como Rupert (Anthony Stewart Head), abucheado en el estadio que tanto amaba. 

Coach Beard (Brendan Hunt) lo refleja en el penúltimo episodio de la serie, cuando da una segunda oportunidad a Nate en honor a aquella otra segunda oportunidad que Ted le dio a él en su peor momento. Es una de las enseñanzas más subrayadas en Ted Lasso: la bondad incomoda y desarma al atacante mejor que cualquier contraataque, así que responde con comprensión y compasión a quien te falla. 

Vulnerabilidad masculina 1, masculinidad frágil 0

'Ted Lasso'
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Ted Lasso es una historia de hombres. No nos malinterpretéis, Rebecca y Keeley (Juno Temple) son fundamentales y nuestras favoritas en la trama, pero la serie se diferencia por explorar casi como ninguna otra las relaciones entre hombres y sus dinámicas desde uno de los escenarios más 'masculinos' que hay: el vestuario de un equipo de fútbol. 

Partiendo de ahí, con dos entrenadores totalmente opuestos como Ted y Coach, alejados ambos del hedonismo y la prepotencia del mundo del deporte, Ted Lasso ha ido desmenuzando las dinámicas entre amigos y compañeros, ha desnudado las emociones de sus protagonistas, ha mermado las expectativas varoniles para ridiculizarlas y denunciarlas. 

Jamie es el personaje que mejor personifica esta evolución: arranca como un seudo-Cristiano Ronaldo que oculta sus miedos y carencias mediante narcisismo y auto sabotaje; y avanza hasta convertirse en un líder que sabe jugar en equipo (dentro y fuera del campo), una mejor versión de sí mismo que perdona, se abre y conecta con las personas. 

Algo similar ocurre con Roy Kent (Brett Goldstein), el futbolista veterano que gruñe en lugar de hablar, que encuentra su vocación al otro lado del terreno de juego y que acaba vistiendo con camisetas de colores, ladrando sus sentimientos a Ted y el resto de 'Diamond Dogs', y acudiendo al psicólogo. No es casualidad que los caminos de Jamie y Roy se crucen en sus respectivas transformaciones, dando pie a la amistad más improbable, extraña, pero tierna de la serie.

Ted Lasso enfrenta a los hombres con su vulnerabilidad sin miramientos, crea un entorno seguro para que reconozcan sus miedos y emociones, derriba los constructos sociales. En el vestuario del Richmond, se llora, se ríe, se comparte, se compite y se apoya. También se condenan las guerras de egos, la masculinidad frágil o la homofobia. Y qué bonito ver a sus estrellas desinhibidas, bailando y entonando So Long, Farewell por Ted.

El fútbol es vida

'Ted Lasso'
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"El fútbol es vida", diría Dani Rojas (Cristo Fernández). Aún hay espectadores que no han visto Ted Lasso porque piensa que va de fútbol. Pero esta disciplina es solo una excusa para hablar de la vida. Es un recordatorio de que hay que acompañarse en la adversidad, de que las victorias se celebran mejor en compañía, de que es fundamental tener un grupo que te apoye y en el que confías, con el que nunca caminarás solo. 

Aquí el fútbol también es evolución, el cambio de paradigma, la subversión de estereotipos de género. Frente a los deportistas, Rebecca y Keeley son las emprendedoras, las mujeres que se imponen a esos hombres aterrados por su determinación y su talento. 

El fútbol también es fútbol, pero no el del 'tiquitaca' o los fuera de juego (aunque te ilusionen los guiños a Mourinho Zlatan Ibrahimović, o el cameo de Pep Guardiola), sino el del pueblo, el que estimula a unos amigos que se reúnen cada fin de semana en un bar para ver un partido, ese lugar feliz a prueba de 'Superligas' que ofrece un sentido de pertenencia, de familia. 

Llamémoslo El método Lasso o El método Richmond. Este partido lo ha ganado el que elige creer en las buenas personas, en las segundas oportunidades, en el crecimiento, en alcanzar la Champions League vital rodeado de los tuyos. 

A Ted Lasso se la puede tachar de tontorrona, inocente, bobalicona, crédula, pero mirar el mundo con el filtro Lasso es celebrar la vida, la autoaceptación y la familia elegida. Todo pasado por cultura pop y galletas 'shortbread'. No está de más tomar perspectiva para recordar lo que realmente importa. Adiós, Ted, gracias por tanto.

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Coordinadora de series 'Cinemanía'

Con un nombre susceptible de ser olvidado, muchos se refieren a mí como la chica del cine y las series, y desde 2016 escribo sobre ellas en CINEMANÍA. Estudié Periodismo en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y tengo un Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo, donde ahora imparto la asignatura Información Cinematográfica. Nunca dejaré de volver a ver 'Friends'.

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