Sara García: "Hay gente a la que ganas que no se lo toma bien si eres una mujer"

  • La piloto zamorana competirá, por segundo año, en el Dakar en la categoría Original (sin asistencia) de motos.
  • El domingo 5 comienza su aventura, es el día que arranca el rally, que por primera vez se disputa en Arabia Saudí.
Nacida en Zamora el 5 de febrero de 1988, Sara García fue el año pasado la primera piloto española en correr en la categoría más dura del Dakar, la Original. Este año repite experiencia con Yamaha y con un objetivo claro: ser la primera mujer en acabar la prueba en esta modalidad en la que no hay asistencia.
Nacida en Zamora el 5 de febrero de 1988, Sara García fue el año pasado la primera piloto española en correr en la categoría más dura del Dakar, la Original. Este año repite experiencia con Yamaha y con un objetivo claro: ser la primera mujer en acabar la prueba en esta modalidad en la que no hay asistencia.
Nacida en Zamora el 5 de febrero de 1988, Sara García fue el año pasado la primera piloto española en correr en la categoría más dura del Dakar, la Original. Este año repite experiencia con Yamaha y con un objetivo claro: ser la primera mujer en acabar la prueba en esta modalidad en la que no hay asistencia.
Nacida en Zamora el 5 de febrero de 1988, Sara García fue el año pasado la primera piloto española en correr en la categoría más dura del Dakar, la Original. Este año repite experiencia con Yamaha y con un objetivo claro: ser la primera mujer en acabar la prueba en esta modalidad en la que no hay asistencia.

Nacida en Zamora el 5 de febrero de 1988, Sara García fue el año pasado la primera piloto española en correr en la categoría más dura del Dakar, la Original. Este año repite experiencia con Yamaha y con un objetivo claro: ser la primera mujer en acabar la prueba en esta modalidad en la que no hay asistencia.

Es su segunda vez en el Dakar. Supongo que la experiencia, en este deporte, sí que es muy importante.

El año pasado fuimos con una estrategia de carrera un poco diferente, más parecida a las carreras que habíamos corrido antes, y allí nos dimos cuenta de que esta es completamente distinta a todas las demás. Para este año vamos con ese punto de experiencia que nos va a permitir mejorar en muchos aspectos.

Su padre era mecánico y estuvo en el Dakar. ¿Fue él el que le inyectó la pasión por las motos?

Mi padre fue cuatro años mecánico en el Dakar, a mediados de los 80. Cuando nací yo estaba en uno y casi no llega, por eso estoy marcada por esta carrera (se ríe). Él me ha contado historias de lo que les pasó y tiene mil aventuras, yo creo que por eso que me transmitía he ido cogiéndole cariño a esa carrera.

¿Cuándo cogió su primera moto?

Empecé con tres añitos, con una Piwi 50, pero me di un pequeño ‘enchufazo’ con mi madre y le cogí muchísimo miedo, así que hasta los 14 no empecé a coger motos. Fui quitando el miedo y le dije a mi padre, que salía todos los domingos de enduro con sus colegas, que si me sacaba a mí también de paseo. Un día me llevó a un circuito de motocross, me di dos vueltas y dije ‘esto es lo que me gusta’.

Me enfoqué en el motocross a los 15 años, comencé a entrenar solo esa disciplina y a los 18 comencé a competir por un amigo, que me engañó. Estaba cagada porque era todo hombres, unos 30 pilotos, era la única chica, y la verdad que da bastante apuro. Los pensamientos de ‘qué pasará’, ‘me van a pasar’, ‘les voy a estorbar’… pero luego comienzas y se te olvida todo.

Luego fui avanzando hasta que conseguí estar en la mitad de la tabla para arriba, empezaron a hacer campeonato femenino y empezaron a llenar las parrillas las mujeres.

¿Notó recelo por ser mujer?

Cuando yo llegaba a las carreras, era la gracia, lo diferente, sí que llamaba un poco la atención. Al principio no había problema porque yo siempre quedaba atrás, pero luego empiezas a subir y a la gente que ganas, no sé lo toma tan bien, y menos si es una mujer. Ha habido de todo, pero la verdad que me he sentido súper arropada por mis compañeros.

Luego decidí competir en rally, y bueno, como es más aventura, no es tan crono, la gente sí que tiene esa mentalidad de ayudar, echar una mano al que tienes al lado y me he sentido aún más cómoda en esta disciplina.

¿Cómo compagina su trabajo con la competición?

Compaginar deporte y trabajo es realmente duro, más este deporte que no lo puedo practicar en dos horas. Es coger la moto, meterla en la furgoneta, irme a un circuito y ahí entrenar. Necesito una mañana o una tarde completa, es muy difícil entrenar específico moto. Hago mucho gimnasio, que es lo que tengo más a mano. Al final es organizarte y sacrificarte, tienes que quitarte cosas como quedar con tus amigos más a menudo o ir al cena. Al final el día tiene 24 horas, tienes que elegir.

Hace dos años empezó a plantearse ir al Dakar. ¿Cómo empieza a cocer esa idea?

El Dakar es una carrera que yo he seguido mucho, en mi casa era como una religión, a las 10 todos en el sofá a ver el resumen del Dakar con Marc Martí. Mi padre es el que nos sentaba y nos reunía. No me había planteado correrlo porque siempre lo he visto muy de héroes, pero vas dando pasos y haciendo carreras que se asemejan. Mi pareja, Javi Vega, que es quien me acompaña, fue quien me empujó y me hizo pensar que sí que estaba preparada. Había ganado el Campeonato del Mundo de Bajas, participado y finalizado un rally que era como el antiguo Dakar… y me dijo ‘oye, yo creo que estás preparada’. El 2018 fue un año duro, de mucho trabajo, para llegar al Dakar 2019.

¿Ha sido muy complicado conseguir la financiación? Correr en el Dakar no es barato, precisamente...

Es la prueba más cara del mundo del offroad. La primera etapa es llegar a la línea de salida, conseguir el presupuesto, esa es de las etapas más duras del Dakar. A los deportistas no nos gusta pedir dinero, pero no hay otra manera. En Original, sin asistencia, nuestro presupuesto es en torno a los 50.000 euros. Yo he podido ir gracias a empresas que han apostado por mí y a las instituciones de mi ciudad, Zamora.

Compite sin asistencia, lo que hace aún más duro correr el Dakar. ¿En qué consiste exactamente eso de sin asistencia?

Tú mismo eres tu mecánico aparte del piloto. Cuando llegas de la etapa nadie te espera con los brazos abiertos, tienes que hacerte tú toda la mecánica. Lo que hacemos diariamente es cambiar el aceite, el filtro de aceite, el de aire y revisión de todo, seguro que algo te ha pasado durante la etapa. Siempre hay algo que hacer. El año pasado nos dieron guerra los focos, llegamos de noche y es elemento indispensable. Al final lleva tiempo, y te lo estás restando de tu descanso. La estrategia es organizarnos bien y no perder el tiempo. Llegar, arreglar la moto y dormir.

¿Cómo es quedarse horas en la arena en medio de la nada?

El año pasado en la cuarta etapa tuve un problema mecánico por culpa de las caídas. Paramos la moto, no volvió a funcionar y estuvimos tres horas intercambiando las piezas con las de Javi, son motos gemelas. Pensamos que era un fallo eléctrico, pero nada, era que no tenía compresión, fueron las tres horas más largas de nuestra vida. Paramos a todo el mundo, pero era un punto muy dificil y nadie se quería arriesgar, era lógico.

Este año el Dakar es en Arabia Saudí por primera vez. Y allí ya sabemos que los derechos de las mujeres están muy restringidos...

Que el Dakar se haya mudado a Arabia tiene una parte positiva y una negativa. La positiva va a ser que se va a ir cambiando esas leyes, esa cultura que hay ahí si se meten elementos de fuera. Ya ha habido cambios, en julio del año pasado se permitió a las mujeres conducir, hace dos meses se permitió a un hombre y una mujer que no estuvieran casados dormir en la misma habitación de hotel. Bueno, ha habido ciertos cambios, insignificantes bajo nuestro punto de vista, pero hay que pensar también como estaba España hace un siglo. Es posible el cambio y los eventos deportivos fomentan ese cambio.

¿Le han dado alguna indicación por ser mujer?

Nos han pasado una especie de decálogo. También nos han hecho firmar un documento que había que enviar a la ASO, la organización, de que cumpliremos el código de buena conducta. Es todo muy genérico, pero no podemos enseñar las rodillas y hombros. Que vistiésemos con recato sobre todo en las ciudades. Veo lógico que quieran defender su cultura, tú vas a su país y ellos tienen ciertas normas. Eres libre de ir o no, pero si vas tienes que aceptarlas, es algo lógico.

Va con su pareja. ¿Tienen alguna indicación específica?

Podemos compartir habitación desde octubre que salió una ley, pero no se pueden dar muestras de afecto en público, vamos a tener que tener un poco de cuidado.

Ya que va con pareja… ¿sexo en el Dakar?

Nada, eso baja completamente las defensas, hay que estar al 100%. Además que salirte de comer, dormir, pilotar es imposible, no te quedan fuerzas para nada.

¿Hay más roces por ir con su pareja? La confianza, ya se sabe, a veces…

Para mí competir con mi pareja es un apoyo psicológico. Entrenamos juntos, sabemos cómo funcionamos, hay momentos de tensión pero como con cualquier otro. Nos conocemos muy bien.

¿Qué objetivo tiene?

Mi objetivo para este Dakar es finalizarlo, eso ya es todo un logro, y en el Original ya me parece estratosférico. Iremos cumpliendo retos año a año.

Participan 12 mujeres este año, menos que el pasado.

El deporte del motor está teniendo incursión femenina ascendente. Las mujeres van tomando relevancia. Esto ha sido gracias al trabajo en las canteras. Es algo social, a una niña le regalan una muñeca y a un chico un coche, al final estás coaccionando los caminos a elegir. Desde ahí empieza la igualdad de posibilidades, desde ‘oye, qué juguete te gusta’.

Cuéntenos la historia de su casco.

Este año voy a correr con este casco que es súper especial. Una amiga pasó el año pasado un cáncer de mama y ha sido muy duro. He visto todo lo que les ha apoyado Azaica, una de las asociaciones de cáncer de Zamora, y quería devolverles esa ayuda. Correré con este casco y se lo entregaré para que lo subasten, ya están abiertas la venta de papeletas, en ‘sara98garcia’, ahí veis cómo podéis aportar y tener opciones para ganarlo.

Un casco rosa con el símbolo de la mujer sacando músculo detrás. En Arabia…

Sí, quizás lo tomen por un doble sentido por el color rosa, la mujer… pero tiene un objetivo, la lucha contra el cáncer de mama. Sí es verdad que es algo femenino, pero yo soy una mujer, no veo que haya problema con eso.

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