Las gimnastas abusadas por Larry Nassar piden el boicot de los patrocinadores a la Federación y el Comité Olímpico Estadounidense

Simone Biles, en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Simone Biles, en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
EFE
Simone Biles, en los Juegos Olímpicos de Río 2016.

El caso Larry Nassar ha destapado un serio problema que hay en la exitosa gimnasia artística estadounidense. Los abusos sexuales, consentidos y en ocasiones tapados por la propia Federación, han derivado en una avalancha de denuncias que desde el organismo quieren tapar con un acuerdo de unos 200 millones de euros de indemnización hacia las víctimas.

Esta propuesta ha generado un profundo enfado entre las víctimas, con la campeona mundial y olímpica Simone Biles a la cabeza. "Aún espero respuestas del USAG (Federación Estadounidense de Gimnasia) y del USOPC (Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos). Deseo que ambos quieran una investigación independiente tanto como las supervivientes y yo. La ansiedad está subiendo. Es tan difícil no pensar sobre todo esto que no quiero hacerlo", escribió la gimnasta con más medallas en la historia.

"¿Ellos tampoco quieren saber cómo se permitió que todo sucediera ni quién permitió que sudeciera para que nunca vuelva a pasar? ¿A quién le pregunto? Estoy rota en este momento", se lamentaba.

A estas reflexiones de Biles se unió la de otra campeona y compañera en el equipo olímpico de Rio 2016 que lo ganó casi todo. Aly Raisman no se corta y apunta directamente que ni la USAG ni el USOC "quieren saber nada más". "Es un encubrimiento total. La única manera para que alguien sepa qué ha pasado es que alguien obligue a publicar todos los documentos y datos para investigar. ¿Cómo podemos hacer que ocurra?", se pregunta la excapitana del equipo, ya retirada.

La Federación de Gimnasia ha emitido un comunicado en el que anuncia un plan para salir de la bancarrota con la que han argumentado el pago de 200 millones de euros a las 517 víctimas que forman parte de la denuncia pública hacia Nassar.

Esta cantidad se antoja absolutamente insuficiente, ya que la cantidad de patrocinios e ingresos que obtienen alcanza a mucho más, según los argumentos de la acusación.

Rachel Denhollander, la primera exgimnasta que denunció los abusos de Nassar, pide directamente que los patrocinadores dejen de aportar dinero a la Federación Estadounidense de Gimnasia y al Comité Olímpico del país, ya que están "financiando instituciones que facilitan los abusos a niños, que se niegan a escuchar a sus deportistas y que tratan a las supervivientes como un problema de relaciones públicas".

Esta idea ha sido apoyada por buena parte de las víctimas y algunas empresas están planteándose qué hacer al respecto.

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