El FC Barcelona afronta este sábado, un día inusual para un partido europeo, uno de los duelos más importantes del año, y posiblemente trascendental para el futuro de muchos de sus integrantes, empezando por Quique Setién.
El técnico cántabro tiene la espada de Damocles sobre su cabeza después de perder la carrera contra el Real Madrid por la Liga, por lo que el título europeo ha pasado de ser un objetivo deseado a obligatorio si no quieren que los rescoldos de las polémicas que han trufado la campaña vuelvan a aparecer en el Camp Nou.
Los de Genaro Gattuso afrontan el duelo con optimismo y crecidos, especialmente tras el regreso de Insigne, su baluarte en ataque, que se ha recuperado de la lesión. Llega justo, por lo que posiblemente sean Hirving Lozano, una apuesta más ofensiva, o el macedonio del norte Eljf Elmas quienes ocupen su puesto.
Será un duro rival, correoso y que tratará de aprovechar las debilidades atrás de un Barça que ha dejado actuaciones muy irregulares esta temporada. El 1-1 de la ida ventaja teórica al conjunto culé, por el factor cancha, pero es una renta ínfima.
Para este duelo, además, Setién tendrá dos bajas clave: Sergio Busquets y Arturo Vidal, que vieron amarilla en la ida, no podrán jugar. Tampoco estará el rebelde Arthur Melo, que está intentando soltar la cuerda que le une al Barça, ni los lesionados Samuel Umtiti y Ousmane Dembélé.
Estas bajas obligarán a dar un paso adelante a Ivan Rakitic y a Frenkie de Jong, a los que tocará ejercer de metrónomos ante los italianos, con Messi como el referente arriba junto al recuperado Antoine Griezmann, que posiblemente salga de inicio con el argentino y Luis Suárez.
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