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Cómo luchar contra la frustración y recuperar una vida sana tras el verano

Los excesos del verano y la vuelta a los hábitos saludables pueden generar estrés.
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El verano es ese momento de relax y desconexión durante el que nos permitimos ciertos excesos y caprichos, nutricionalmente hablando, que luego nos pueden pasar factura. Y después, la vuelta a la rutina y a la vida sana puede hacerse un poco cuesta arriba. 

Pero el proceso para recuperar la normalidad y los hábitos saludables no tiene por qué generar ni estrés ni ansiedad. Tampoco es necesario frustrarse si después de las vacaciones la báscula marca un par de kilos de más o si en el gimnasio no se rinde igual. 

La psicóloga y nutricionista Nuria Díez apunta que "lo importante es no agobiarse ni torturarse mentalmente". "Lo hecho, hecho está, y no hay razón para machacarse psicológicamente por ello".

Además, muchas veces los kilos de más son agua y retención de líquidos provenientes de estos excesos no tan saludable, por lo que en cuanto se recupera la rutina en cuestión de una o dos semanas se vuelve al peso habitual. "Al principio asusta mucho, pero el resultado de los excesos del verano no es tan catastrófico", explica Nuria. 

Es por eso que, en ocasiones, incluso apetece volver a recuperar esa normalidad y esos hábitos saludables después de los excesos. Aunque, por otro lado, es posible que de esas ganas no haya ni rastro. 

En este último caso, Nuria explica que lo más sencillo es adaptarse de nuevo al proceso e ir "poco a poco". "No hay que empezar de una manera muy restrictiva o estricta, lo mejor es encontrar un punto medio". 

Consejos para no frustrarse

"No necesitamos ese auto-machaque, ya que no sirve de nada", sentencia Nuria. Según ella, hay que aceptar y sobre todo entender que "la vida es equilibrio y que las vacaciones están para disfrutarlas y desconectar". Además, también sirven para coger fuerzas físicas y mentales.

Como consejos para enfrentarse a la báscula y recuperar el físico con el que nos fuimos de vacaciones, esta psicóloga lo tiene claro: volver a comer sano sin muchas restricción, darle mucha importancia a la hidratación y volver a la actividad física.

Además, también hay algunos trucos culinarios que pueden ayudar a pasar los antojos y para explicarlo Nuria pone el siguiente ejemplo. Si un día nos apetecen unos huevos rotos, es tan sencillo como prepararlos cocinando la patata al horno o con una freidora de vapor. Los huevos, mejor si son a la plancha. 

Así, se consigue recrear este plato tan delicioso de una manera más saludable que ayudará a calmar el antojo. ¿A qué la vuelta a la vida sana ya no parece tan difícil?

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