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Carolina Marín: "Pensaba que mi lesión de rodilla iba a ser lo peor del mundo y hace unos meses perdí a mi padre"

Carolina Marín (Huelva, 1993) ha sido una de tantas deportistas al que este 2020 le ha partido por la mitad. Sin embargo, para ella ha sido especialmente cruel: tras superar una grave lesión de rodilla, en plena preparación para los Juegos Olímpicos en los que defiende el oro, su padre murió.

Han sido meses durísimos en lo personal y en lo profesional, pero su inquebrantable mentalidad ganadora le han llevado a volver a levantarse. Su filosofía de vida, 'Puedo porque pienso que puedo', se convierte en el título de una serie documental que se estrena en Amazon Prime Video. En ella se ve a la Marín más desconocida: la que tiene que 'pelear' con su entrenador, Fernando Rivas, por tener vida más allá del deporte, o la que sufre lo indecible cuando no se siente a gusto con su juego. La recuperación mental y física de su lesión forma parte en buena medida de una serie que sigue la estela de otros documentales, como el de Fernando Torres o Fernando Alonso.

Con motivo de su presentación, la tricampeona mundial, tetracampeona europea y vigente campeona olímpica atiende a este medio para repasar cómo han sido sus últimos meses.

¿Qué es ‘Puedo porque pienso que puedo’?

Es un lema que tengo conmigo misma. En España siempre se ha dicho que cómo alguien iba a destacar en bádminton, y llega una chica de Huelva que empieza a destacar y a conseguir grandes cosas. Es una frase que lo dice todo.

¿Cómo ha sido tener un equipo de grabación todo el día detrás?

Ha sido bastante raro. En mi día a día, tanto en los entrenamientos como en la competición nunca había tenido una cámara, sobre todo en momentos de preparar el partido o que me estoy vistiendo o saliendo a pista. Era raro, pero el equipo de producción ha entendido las pautas que teníamos y se acoplaron bastante bien a nosotros. Hemos hecho un gran equipo.

En la serie documental se ve la relación que mantiene con su entrenador, Fernando Rivas, y cómo son las tiranteces normales en su jornada de trabajo. ¿Cuántas veces le dan ganas de mandarle lejos?

(Risas) Llevamos trabajando 14 años y tenemos una relación de entrenador-jugadora perfecta. Son muchas horas al día juntos, y como en toda relación tenemos nuestros altibajos. Hay conversaciones, como se ve en el documental, y las sacamos adelante. Tenemos muchos ratos de todo tipo, pero igual él a mi me hubiera mandado al carajo alguna vez (risas).

Si para todos este 2020 está siendo complicado, para usted ha sido durísimo tanto en lo profesional como en lo personal). ¿Cómo lo ha sobrellevado y qué aprendizajes puede sacar?

Yo siempre digo que de todo lo malo hay que sacar cosas buenas y positivas. En el confinamiento nos hemos dado cuenta de detalles que pasan desapercibidos en el día a día, como un beso o un abrazo. Yo estaba viviendo en casa con mi madre y no me daba un beso o un abrazo con ella. Son cosas que nos olvidamos y son básicas en el día a día. Otra cosa que he sacado es que me he hecho más fuerte y restas importancia a algunas cosas. El año pasado, con mi lesión de rodilla, pensaba que era lo peor del mundo y hace unos meses perdí a mi padre. Son cosas que te hacen pensar que quizá una lesión no es una catástrofe, sino que lo es perder a tu padre. Son cosas que nos enseñan, muy duras, pero que nos sirven para seguir adelante. A ver si se acaba ya 2020, cerramos el libro y lo guardamos en el fondo del cajón para que 2021 venga mucho mejor.

En ese 2021, su gran objetivo es defender el título olímpico… si se disputan los Juegos finalmente. ¿Qué ha cambiado entre la Carolina Marín de Rio y la de Tokio?

Soy otra Carolina. Con cinco años más, con otras experiencias de vida. Pero a mi personalmente me ha venido bien este aplazamiento de los Juegos por el problema que estaba viviendo. Tener claro que tenía un año por delante me hacía tener las cosas más claras, esa tranquilidad para prepararlo mucho mejor que este año si se hubiera hecho, que tenía muchas dudas. Sobre todo porque, aparte de por mi misma, ahora quiero más que nunca ir a por esa medalla de oro.

Usted está en permanente contacto con la gente de Asia. ¿Ha visto muchas diferencias de la gestión de la pandemia?

Por mi situación personal no he podido estar muy pendiente de lo que pasaba fuera, obviamente en España sí, pero no he podido mucho fuera. He podido hablar con algunos amigos jugadores, sobre todo de la India. Hay muchísima pobreza allí y es casi imposible llevar el control de toda la gente que ha podido estar infectada. Lo han tenido muy complicado. Ellos han empezado a entrenar muchos meses después que yo.

En estos dos años tan difíciles, primero por la lesión y luego por la pandemia y la situación de su padre, ¿ha sentido el apoyo de las instituciones?

Durante la lesión me he sentido apoyada más que nunca, tanto por el Comité Olímpico como sobre todo por cada uno de mis patrocinadores. Yo pensaba que, como no iba a competir, algún patrocinador no quisiera renovarme o estar conmigo, pero todos me han mostrado su cariño. Me preguntaban constantemente por mi lesión, por cómo iba… He sentido muchísimo apoyo y muy arropada. Estoy eternamente agradecida por estar en los momentos duros, porque es cuando se ve quién está de verdad con los deportistas.

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