Fútbol

El 'superzarpazo' de Iñaki Williams hace campeón al Athletic Club en la prórroga ante el Barça

El Athletic levanta la Supercopa
RFEF

El Athletic Club y Marcelino vuelven a dejar con la miel en los labios al FC Barcelona, volviendo a privarles de llevarse la Supercopa como hicieron en 2015, y el técnico en la Copa de 2019. Pese a adelantarse hasta en dos ocasiones, los culés no se sintieron cómodos en prácticamente ningún momento del partido y gracias al buen hacer de los leones, las vitrinas de San Mamés lucirán un nuevo y merecido trofeo.

Salió el equipo de Marcelino con las ideas claras: presión alta e imposibilitar que su rival salga cómodamente con el balón. Pese a la efectividad de la idea de los leones, eso no impidió que el Barça desistiese en salir tocando, aunque con una gran dificultad, mirando de reojo a la defensa bilbaína para buscar algún contragolpe.

Pese a que las ocasiones tardaron en llegar, la sensación de peligro la daba el Athletic, ya sea al contra golpe o en jugada, buscando con balones en profundidad la velocidad de Williams o la potencia de Raúl García. Sufrió mucho contra ambos Lenglet, que fue amonestado en una carrera contra el delantero y luego regaló una ocasión de peligro contra el navarro.

Comenzó a merodear el área rival el Barça rondando la media hora de encuentro, con Dembélé ganando protagonismo, aunque impreciso a la hora de dar el último pase. Probó también Messi con un disparo lejano que se marchó alto, para intentar inquietar a Unai Simón.

Ambos equipos se mostraron muy tácticos sin querer cometer ningún tipo de error, aunque acusando también el cansancio de sus partidos de semifinales, con uno llegando hasta la tanda de penaltis y otro hasta el minuto 100.

Cuando parecía que el partido se iría al descanso sin goles, estos llegaron de manera instantánea. Se comenzó adelantando el Barça en una jugada que arrancó con un pase filtrado descomunal de Messi a Alba, que la devolvió para que el argentino remate, pero que terminó siendo Griezmann el que mandó al fondo de las mallas.

Sin embargo, los de Koeman se relajaron y apenas dos minutos después el Athletic devolvió el empate al marcador. Iñaki Williams puso una pelota medida al corazón del área y De Marcos aprovechó el despiste de Jordi Alba para fusilar a Ter Stegen, que esta vez no pudo detener su disparo.

Tras la reanudación, el míster holandés tuvo que mover el banquillo para dar entrada a Mingueza que entró sustituyendo a Dest, resentido de las molestias que le apartaron de la semifinal.

El Barcelona volvió más animado y con más presencia en campo rival, consiguiendo posesiones largas que hasta entonces eran frenadas por el planteamiento de Marcelino. No obstante, los vascos no se achantaron y siguieron buscando el gol y por unos momentos lo encontraron.

Raúl García volvía a encontrarse en su cita con el gol tras una falta lateral botada por Muniain. Desafortunadamente para el Athletic, el centrocampista se encontraba ligeramente adelantado, y pese a que ninguno de los árbitros en el verde lograron verlo, el VAR terminó invalidando el tanto y dejando el 1-1 en el marcador.

Se enfrió el partido en lo que refiere a las ocasiones, aunque el Barça comenzó a jugar un poco más arriba sin inquietar del todo a Simón. Si lo hizo Williams que perdonó en otra pérdida de Lenglet, pero mandó su remate directamente fuera.

A menos de un cuarto de hora para el final del encuentro, Jordi Alba, que fue clave en el gol culé para bien, y en el de los leones para mal, volvió a poner su cuenta en positivo con un centro medido para Griezmann para que el Barça se volviese a adelantar, con el francés sumando el segundo en su cuenta particular.

Después del tanto y con el correr de los minutos, el Athletic buscó con más ímpetu el gol, volcándose a la presión y en el ataque. De hecho, le pudo haber jugado en contra esas ganas de ir a por el gol, pues los azulgranas tuvieron una ocasión a la contra para sentenciar, pero un pie providencial de Unai Simón frustró la jugada.

El Athletic volvió a recibir el fruto de su trabajo y el Barça a acusar su endeblez defensiva en las jugadas a balón parado. De nuevo, en una falta que centró Muniain, y, a falta de Raúl García, fue Villalibre el que remató un balón medido a media altura de su capitán, para poner las tablas en el minuto 89.

Tras la reanudación, los bilbaínos salieron como un tiro y no tardaron en hacer mella en el bajón psicológico de los azulgranas. El zarpazo de la noche lo pegó Williams, con un gol antológico desde la frontal. La pisa, la coloca en la derecha, y manda la pelota cruzada a la escuadra de la portería de Ter Stegen después de rebotar en el palo.

Aguantó las acometidas el Athletic ante un Barcelona que iba cada vez más arriba, terminando con Araujo de delantero y De Jong como último hombre. Los de Koeman tuvieron alguna ocasión para empatar el partido, la más clara, en un error de Vesga que estuvo a punto de meterse el balón en su propia portería. También Griezmann, en una volea acrobática que no consiguió empalmar del todo.

La tensión del ambiente se reprodujo en la expulsión sobre el pitido final de Leo Messi por una agresión a Villalibre, que fue el ‘bad boy’ del encuentro, protagonizando todos los choques en los minutos finales, desquiciando al Barça.

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