Fernando Alonso no pudo acabar su primera carrera en su regreso al campeonato del mundo de Fórmula 1. Nada más pasar la mitad del GP de Bahréin tuvo que meterse en boxes avisado desde el muro de que algo no iba bien en el Alpine A521, que tampoco había mostrado un ritmo excepcional.

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Bien porque ese coche aún necesita mucho trabajo, bien por el motivo ulterior de su abandono, lo cierto es que Alonso se quedó sin poder llegar a meta por un fallo en los frenos. La cara con la que el asturiano se bajó del coche lo dice todo: la decepción era notable, ya que después de la clasificación y su buen arranque tenía muchas ganas de completar las 56 vueltas.

El envoltorio de un sándwich, culpable del abandono de Alonso en Bahréin

Ese problema en los frenos fue, irónicamente, algo ajeno al coche. Según confirmó Alpine inmediatamente, fragmentos de otro coche y suciedad, lo que comúnmente se resume en inglés como 'debris' (cuya traducción literal es 'escombros') provocó un sobrecalentamiento en el coche del asturiano. En realidad era algo mucho más prosaico: el envoltorio de un sándwich.

En parte, eso explica por qué tuvo tantos problemas para meter el coche en la trazada óptima de las curvas o por qué apenas pudo presentar batalla con Kimi Raikkonen con el Alfa Romeo, por ejemplo.

El problema es que el A521 padeció otras zonas del coche que no estaban funcionando como a él le hubieran gustado. "Hasta ese momento nos estábamos divirtiendo", explicó.

"Al final los frenos han sido la causa del abandono, pero antes teníamos también un problema con las baterías en la recta, así que ha sido una carrera un poco a contrapié. Ha sido emocionante, para mí ha sido un buen día igualmente, por el himno, la vuelta de formación, estar otra vez en la parrilla... fueron momentos bastante 'chulos'. No pudimos acabar, pero ya pensando en Imola", zanjó al respecto.