El buen rollo y deportividad entre Conor McGregor y Dustin Poirier antes, durante y después del segundo combate disputado entre ambos en enero, con Poirier noqueando a McGregor, ha desaparecido de golpe y porrazo. Tanto que la tercera pelea, que estaba prevista para el 10 de julio, está más en el aire que nunca después de que ‘The Notorious’ anunciase que la cancelaba por culpa de una ‘deuda’ con su rival.

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McGregor se comprometió con Poirier a donar 500.000 dólares a la su fundación benéfica, The Good Fight Foundation, pero el dinero nunca llegó y Dustin aireó en redes sociales el feo de Conor. El irlandés predijo una victoria por KO mediante patada frontal al rostro y su rival aprovechó para contar lo sucedido. “¡Es una predicción divertida! También predijiste una donación a mi fundación y tú y tu equipo dejasteis de responder después de la pelea en enero. Nos vemos pronto. ¡El 10 de julio lo pagarás todo!”, publicó Poirier.

Por supuesto, McGregor no se quedó callado y se enzarzó en Twitter con Poirier. “Es una donación, no una deuda. Hemos estado esperando los planes para el dinero pero nunca llegaron. Lo hago con todas mis donaciones para saber dónde va punto por punto”, respondió Conor. Dustin siguió con su argumento. “Una deuda al 100%. Tú lo ofreciste, nosotros aceptamos y, como dije, tu equipo nunca respondió a nuestros emails con el proceso para hacerlo funcionar. El 10 de julio probarás el sabor de la derrota de nuevo”.

Ante estas palabras, McGregor cortó por lo sano y dio por terminada la trilogía entre ambos, anunciando que cancelaba el combate que tienen previsto. “Lo has jodido, paleto endogámico. ¿Por qué guiñas los ojos con las orejas? Maldito paleto con muerte cerebral. 500.000 dólares sin ningún plan establecido. Estúpido. Debes ser nuevo en esto del dinero. Por cierto, el combate se acabó. Voy a pelear con alguien distinto el día 10. Buena suerte con tu antiguo contrato”.

De momento la UFC no ha anunciado de forma oficial la cancelación de la pelea, pero todo apunta a que mucho tendrán que cambiar las cosas para que se lleve a cabo.