La australiana Ariarne Titmus se apuntó el triunfo en el primero de los tres duelos que protagonizará con Katie Ledecky en los Juegos Olímpicos de Tokio, tras imponerse este lunes a la norteamericana en la final de los 400 libres.

Una derrota que todavía es pronto para considerarla el final del reinado de Ledecky, la hasta ahora número uno de la natación mundial, que ha encontrado en la joven australiana la rival de la que había carecido en los últimos años,

De hecho, Titmus ya arrebató a Ledecky la medalla de oro en esta misma prueba en los Mundiales disputados en el verano de 2019 en la ciudad surcoreana de Gwangju,

Resultado que no pocos achacaron a la enfermedad, nunca especificada, de la norteamericana, que dos días después se vio obligada a renunciar a participar en la final de los 1.500, en la que Ledecky partía con el mejor tiempo de todas las participantes.

Sin embargo, el triunfo de Titmus, tras una espectacular remontada en el último largo, abrió las puertas a una posibilidad hasta entonces inimaginable: la invencible Ledecky era batible. 

Lo importante y simbólico de la victoria quedó claro con la celebración del entrenador de Titmus, Dean Boxal. Se volvió completamente loco ante los tímidos intentos de una miembro de la organización japonesa de frenar su euforia.