Simone Biles no pudo tomarse revancha de su última participación olímpica en el aparato de barra de equilibrio, el único en el que no ganó el oro en Río 2016, y repitió medalla de bronce. Las jovencísimas chinas Guan Chenchen y Tang Xijing fueron oro y plata respectivamente, con 14.633 y 14.233 de puntuación respectivamente.

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La estadounidense hizo 14.000 exactos, en un ejercicio en el que demostró que sigue siendo una de las mejores gimnastas del mundo. Una vez superado lo suficiente su problema de ansiedad, al menos para poder competir en Tokio, realizó un ejercicio de dificultad de 6.1, con una ejecución de 7.9.

En su salida, con un doble carpado, se resume todo: aún es capaz de dejar con la boca abierta a todos.

Biles, que afrontaba inicialmente los Juegos Olímpicos con la ilusión de llevarse el pleno de oros, se va de Tokio con un botín de una plata por equipos y este bronce. No es, ni mucho menos, lo esperado.

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Sin embargo, su mayor victoria ha sido colocar en la primera línea de actualidad el asunto de la salud mental. Se ha puesto en valor la importancia del factor psicológico y lo ha hecho una deportista de máximo nivel, posiblemente la mejor en su disciplina. Ese es el legado que deja en estos Juegos, sobre todo viendo que aún puede llegar a París 2024. 

"Ha sido una semana muy larga, han sido cinco años muy largos", aseguró la gimnasta. "No esperaba conseguir una medalla. Solo quería salir y hacerlo por mí, y eso es lo que he hecho. "Este bronce es más especial que el de la barra de equilibrio en Río. Lo apreciaré durante mucho tiempo", afirmó, notablemente satisfecha.

CARLOS GÁMEZ