Bordalás hace un milagro, pero Ancelotti tiene antídoto

Carlo Ancelotti, dando instrucciones en el Valencia - Real Madrid
Carlo Ancelotti, dando instrucciones en el Valencia - Real Madrid
AFP7 vía Europa Press
Carlo Ancelotti, dando instrucciones en el Valencia - Real Madrid

Cuando el corazón se encoge con las impresionantes imágenes y sonidos del volcán en erupción en La Palma, casi todo queda en un segundo plano. Da hasta reparo escribir de menudencias como la del árbitro ruso que, a falta de moneda, pidió a los capitanes que eligiesen campo jugando a piedra, papel o tijera; incluso queda en anécdota, la espabilada empleada de una agencia de viajes que aprovechó las tarjetas de crédito de Cristiano Ronaldo o Jorge Mendes para hacer pequeñas escapadas.

Admirable es la historia del nombre propio del fin de semana: Martín Di Nenno, actual compañero de Paquito Navarro en el World Padel Tour. Conquistó junto a su mítico compañero su primer título como profesional en Barcelona. Hace cuatro años Martín sufrió un terrible accidente de tráfico, perdió a dos amigos y se fracturó las dos piernas. Pensó que quizás nunca podría volver. Sus lágrimas y sendos besos a sus rodillas nos devolvieron aquella historia de superación y los grandes valores que emanan del deporte.

Arrancó la Liga Endesa en la que Barcelona y Real Madrid no se pasean. Los entendidos suelen decir que los mejores jugadores están en la NBA, pero el mejor baloncesto se juega en España. Conviene asomarse a la única competición en la que están representadas todas las grandes ciudades de nuestro país.

Las motos tuvieron poca historia. En casa de Rossi, ganó otro italiano Bagnaia. Marc Márquez, mermado y frustrado porque no acaba de dejar atrás el dolor, se marcó un doble adelantamiento memorable en la última vuelta. Un fuera de serie.

En el regreso de la Liga, lo primero que hay que festejar es la recuperación del sonido de las aficiones. El regreso a los estadios es también síntoma del regreso de la normalidad. 36.000 personas en el Benito Villamarín de Sevilla; 29.000 acudieron a Mestalla para ver el partido de la jornada.

Se confirmaron todos los indicios que hablaban bien de Bordalás y de este renovado Valencia, que compite, que no se resiente ni siquiera de las lesiones de sus capitanes, Gayá y Soler, que es capaz de ponérselo en chino al mismísimo Real Madrid. Su mérito es extraordinario. Es muy difícil construir un equipo y hacerlo reconocible en tan poco tiempo. Hugo Duro, que el año pasado jugó a las órdenes de Raúl en el Castilla, dio licencia para soñar al valencianismo, tras un error grosero de Lucas Vázquez en el despeje. Todos los jugadores parecen mejores a las órdenes de Bordalás. La radiografía del entrenador es tener a su Valencia arriba en la clasificación y ver a sus ex del Getafe en el fondo de la tabla.

Al Madrid no le llegó con su plan A, con Casemiro y Modric, pero sí con su interesantísimo plan B, con Camavinga, que tiene una gran pinta, y Rodrygo, que se mueve con mucha inteligencia en el área. El equipo de Ancelotti, obligado al reparto de esfuerzos tras su partido de Champions entre semana, mostró una tremenda actitud para la reacción, no bajó los brazos en ningún momento, y se marcó una remontada de esas que escriben la leyenda del club blanco. 

El golpe en la mesa del equipo blanco, en un partido de tantísima exigencia, es de los que refuerzan cualquier apuesta. Bordalás sigue sin ganarle al Real Madrid. Esta vez lo tuvo cerca, pero enfrente tiene a Ancelotti, que saca un partido impresionante a su segunda unidad. En la plantilla de un equipo grande, tener enchufados a los que no juegan de inicio, es síntoma de una gran director de grupo.

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