Aunque la Conference League no es, ni mucho menos, una de las competiciones más seguidas del momento, para un equipo con la historia y el favoritismo de la Roma recibir el correctivo que ha sufrido en el Aspmyra Stadion de Noruega no entraba en los planes: un contundente 6-1.

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El enfado de José Mourinho fue de los que hacen época después de una de las derrotas que más marcan como entrenador. Aunque el equipo local es el líder de su división, pocos esperaban que el Bodo/Glimt fuese capaz de endosarle semejante goleada al equipo romanista.

El partido empezó mal para la Roma. Apenas tardó 8 minutos Erik Botheim en marcar el primer tanto del club nórdico, para que después Patrick Berg en el 20 pusiese el 2-0. Carles Pérez acercó el marcador a los 8 minutos, pero no fue suficiente ni mucho menos. 

Mourinho movió el banquillo con tres cambios en el descanso, después de una charla que no fue ni mucho menos calmada (dejó en el vestuario a los españoles Borja Mayoral y Gonzalo Villar, además de Ebrima Darboe), y casi fue peor: Botheim marcó su segundo tanto del partido y la Roma bajó definitivamente los brazos. La entrada del campeón del mundo Lorenzo Pellegrini dio más profundidad a su equipo, pero el Bodo/Glimt encadenó tres tantos más en apenas diez minutos. Resultado final: 6-1.

Es la primera vez en 21 años de carrera profesional y mas de 1.000 partidos dirigidos que un equipo entrenado por Mourinho recibe seis goles.

Sonrisas para todos

Kjetil Knutsen ya advertía en la previa del partido que iban a salir sin complejos. Los fans de este curioso equipo del norte de Noruega (muy cerca del círculo polar ártico) tienen como costumbre ir a los campos de fútbol con cepillos de dientes gigantes de color amarillo.

La historia del Bodo/Glimt es de auténtico cuento de hadas. En 2020 conquistaron la Eliteserien, la primera división noruega, sólo tres años después de su ascenso a la máxima categoría. Lo hicieron con una racha de 21 partidos invictos, incluidas doce victorias consecutivas.

Ahora esta victoria para la Roma añade un capítulo más a una de esas historias de fútbol más parabólico que se recordarán por décadas.