Damián Quintero: "Soy un arma blanca por mis habilidades, pero el kárate es un deporte de defensa"

Damián Quintero, en plena acción
Damián Quintero, en plena acción.
JORGE PARÍS
Damián Quintero, en plena acción
Damián Quintero, en plena acción.
JORGE PARÍS

Si el guion sigue el curso esperado, Damián Quintero volverá a subirse a un podio el próximo sábado. Apenas un trimestre después de la gloria olímpica, el tatami vuelve a reclamarlo para la cita Mundial, en Dubai, donde Damián volverá a situarse frente a los jueces para alinear durante un minuto cabeza, corazón y espíritu, sin más rival que uno mismo. No hay más, ni menos.

Acabó el suplicio -así lo llamó usted- de estos cinco años de ciclo olímpico. Y ahora qué, ¿cómo se siente?

Fue como quitarme una mochila llena de piedras. Ha sido un ciclo muy complicado. El tema del Covid nos afectó mucho y estuvimos hasta el último día cuidándonos para que no nos pasara nada. Imagínate que me contagio el día antes de competir, me muero. Era la única oportunidad de mi vida de estar en unos Juegos Olímpicos.

¿Fueron los Juegos como esperaba?

Hombre, quitando al público, sí, aunque puede que nos viniera bien por aquello de encontrarnos a los japoneses en la final. Pero bueno, nosotros vivimos nuestros Juegos y para mí han sido super especiales. Quizás estuvimos más tiempo en la villa y luego hubo menos tiempo de disfrute porque no podías ver a los compañeros al pabellón.

Las leyendas nocturnas de la Villa Olímpica...

No te voy a engañar, cuando terminé de competir di una vuelta por allí y sí, están algunos de cachondeo, tomándose unas cervecitas, pero no molestan a los que todavía están en competición. Pero yo no vi tanto como se hablaba, ni despelote ni nada, quizás porque en Tokio son más pulcros, no sé.

¿Tenía ganas de conocer a alguien en particular?

Yo quería hacerme la foto con Pau Gasol, porque lo admiro, y no pude allí, pero hace unos días sí, cuando me invitaron al palco del Barcelona a ver el clásico.

Durante la competición, a usted que es culé de pro, no consiguieron distraerle ni con la noticia de que Messi se iba del Barcelona...

Lo intentó mi psicólogo. Los momentos previos a la competición fueron muy duros. Llamé tres veces a mi mujer que al final se hartó, porque estaba en la playa y ella también quería desconectar. Y el mismo día de competir, caminando para allí, iba muy muy serio, estaba muy nervioso y para romper el hielo mi psicólogo me cuenta que Messi se va del Barcelona. Le mandé a paseo, estaba a lo mío y él prefirió dejarme porque me veía muy tenso. Luego ya competí bien.

¿Por qué fue tan duro ese día previo?

Primero por la presión que teníamos. No era una competición cualquiera. La presión mediática daba por segura la medalla desde hacía meses, el día anterior llega el oro de Sandra ante Japón y luego me tocaba a mí... Soy humano y llegan momentos en los que explotas. Ese día estuve en la villa, sin saber que hacer, solo, tomando cafés y ya no sabía qué hacer. Dormí apenas tres horas...pero bueno, luego todo el trabajo previo salió en mi habitat normal, el tatami.

¿Se notaba el eco desde España?

Sí llegaba, había muchas expectativas en kárate, dos medallas seguras. Agradeces todo eso porque significa que confían, pero es una presión añadida y piensas: '¿Y si fallo?' Estaba deseando acabar, porque para colmo el kárate era los últimos días de competición. Una tortura.

¿Quizás por desconocimiento de la especialidad la gente consideraba hecha la medalla?

No creo. La gente ve las katas como muy fácil, pero les invito a vernos entrenar. Pero no creo que fuera por eso, es que los resultados nos avalaban, llevábamos muchos años sin bajarnos del podio.

Damián Quintero, durante su entrenamiento
Damián Quintero, durante su entrenamiento
Jorge Paris

¿Por qué el kárate y no otro deporte?

Mi madre tuvo la culpa. Ella veía que necesitaba algo que me tranquilizara y coincidió en que frente al colegio había un gimnasio. Me apuntó como actividad extraescolar y desde el primer día me encantó.Además, podía estar allí con mis amiguetes, era perfecto.

¿Tan travieso era?

Alguna liada hice y algún guantazo me llevé.

¿Qué es el kata?

Para hacer un buen kata tienen que estar en consonancia espíritu, cuerpo y mente. Hay que alinear todo eso durante el ejercicio y es algo muy complicado que tienes que repetir y entrenar una y otra vez. Sacar las tres cosas a la vez es dificilísimo. Es un deporte que depende de ti mismo, de dar el 100%, solo de ti. Y lo que diferencia las medallas es el espíritu, que a los jueces se les ponga el vello de punta cuando te vean. La técnica se entrena, como la mente, pero el espíritu...

¿Y qué tiene su eterno rival, Kiyuna Ryo, que le ganó el oro en Tokio?

Él es un monstruo fisicamente. Creo que es mejor que yo en eso, pero técnicamente creo que le gano. Lo que pasa es que cuando un árbitro pone la puntuación, si escucha mucho ruido, mucho movimiento... suele subir la nota y a lo mejor no mira tanto la técnica. Kiyuna se mete muy bien en la película, deja una sensación muy buena y a veces eso decanta la balanza.

Y es japonés...

Bueno, eso ya son detalles...El día anterior ganó Sandra a la japonesa... bueno...

Acaban los Juegos y ¿cómo recupera la motivación?

Me ha costado bastante. He tenido pocas vacaciones, apenas una semana sin nada que hacer y me ha costado retomarlo a nivel mental, desde un pico como el que conseguí en los Juegos. Es imposible llegar a ese nivel y el entrenador nos va tanteando dándonos también un poquito de relax.

¿Su dedicación al kárate es exclusiva?

Totalmente, yo dejé la empresa en la que estaba para entrenador a full con esto y gracias a eso he podido ser olímpico y lograr lo que he logrado. Bueno, y a los sponsors, la beca ADO... A partir del año que viene, ya veremos qué pasa, si nos seguís queriendo, a ver qué pasa. Lo que sí es cierto es que las licencias están creciendo, cada vez más niños se están apuntando y eso que nos llevamos. Mi proyecto de vida no es ser famoso, pero si gracias a ti más niños se apuntan a tu deporte es para estar orgulloso.

"Mi proyecto de vida no es ser famoso, pero si gracias a ti más niños se apuntan a tu deporte es para estar orgulloso"

¿Le ronda ya la idea de la retirada o qué?

Hay cosillas. Lo que es cierto es que mantener este nivel de entrenamiento sin los apoyos necesarios es muy complicado. Eso te hace pensar, barajar opciones y caminos que te van surgiendo. Ahora hay dos caminos, pero mi idea es seguir vinculado al deporte. Eso sí, no me veo como entrenador, con la capacidad que tiene por ejemplo mi entrenador, Jesús del Moral. Tengo que ser honesto en ese sentido si me ofrecen el puesto, que es probable. A lo mejor un puesto más arriba en la dirección deportiva me llama más la atención. Quizás a esas alturas faltan más deportistas metidos.

¿Ya con traje?

Iré con chándal igual, pero me veo más en la gestión.

¿Descarta volver a su empresa aeronáutica?

Damián Quintero, tras el entrenamiento
Damián Quintero, tras el entrenamiento
Jorge Paris

No no, ni mucho menos. A mi me encantan los aviones, me gusta y por qué no volver, pero me veo más en el mundo del deporte y creo que estoy capacitado para cambiar cosas.

¿Cómo usa el kárate en su vida?

Es una filosofía de vida que usaba en la empresa de aviones. En la vida real me ha servido mucho para ser más paciente, humilde, tener respeto a los demás. El deporte tiene muchos valores y nuestra responsabilidad es inculcarlos a los niños. Yo tengo una vida personal estable, paciente...

Le han catalogado como arma blanca por su nivel, ¿impresiona?

Bueno, se supone que lo eres porque tienes una serie de habilidades a la hora de enfrentarte a los demás. Pero el kárate es para defenderse, nunca para atacar. Nuestro primer movimiento, es más, siempre es de defensa. Sí, he tenido peleas como cualquier chaval, he ido a la discoteca, estás con los colegas y aparece el típico tonto, pero tienes dos opciones: liarte a cates o darte la vuelta. Yo prefiero quedar como tonto y me voy.

¿Se minusvalora la kata porque no hay contacto físico?

Yo me río de eso. Siempre hubo pique entre kumite y kata, pero de buen humor. Ellos decían que nosotros solo bailábamos. Quien dice eso pues no sabe. Yo me lo tomo a cachondeo.

¿Cómo se entrena el grito?

Sí, claro. Al final, si aquí nos ponemos a gritar todos lo haremos de garganta. Tenemos que conseguir esa energía enterna, que salga desde dentro. Y eso se practica.

En el momento que hace la kata... ¿hay tiempo para pensar en otras cosas?

Yo cuando compito estoy muy centrado, solo a veces cuando entrenas se te suele ir la olla. Cuando compites entras en trance, o esa es la intención.

Y la luna de miel que pospuso por los Juegos, ¿para cuándo?

Pues de momento nos vamos a Nueva York a descansar en Navidad, pero a ver si el año que viene podemos hacerla. Ella la quiere, así que habrá que dársela.

¿Su pareja es deportista también?

Ella hace deporte, pero no de manera profesional.

¿Entiende su vida tan dedicada?

Ella es lo mejor que tengo en casa. Es profesora y con ella logro desconectar de todo, me cuenta sus cosas, charlamos. En parte la arrastro, claro, y ella está dentro. Pero ella es mi punto de desconexión. Ahora me voy al Mundial y ya me dice que 'le vuelvo a dejar sola'.

"Pensé en retirarme, pero mi gente me apoyó, me dijo que aguantara si era lo que amaba de verdad, que la vida era superar obstáculos y lo hice. Y me fue bien"

¿Alguna vez pensó que no merecía la pena tanto sacrificio?

Quizás hace unos años. Fue una época en la que no tenía un buen vínculo con el entrenador, la secretaría técnica... Me cortaron la cabeza y sabía que podía competir y era mejor que el que llevaban. Llegó un momento que me desilusioné, me retrasaba en la carrera y pensé que no merecía la pena, porque tampoco me daba el dinero. Y sí, pensé en retirarme, pero luego hubo cambios y mi gente me apoyó, me dijo que aguantara si era lo que amaba de verdad, que la vida era superar obstáculos y lo hice. Y me fue bien.

118 medallas...

Creo que 115, sí que son muchas pero no suelo fijarme mucho en eso. Pero bueno, cuando me retiro miraré lo que hice, las medallas y pensaré que mereció mucho la pena. Quien me lo iba a decir cuando empecé haciendo el pavo de crío. 

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