La mejor etapa de Audi en el Dakar queda marcada por una rueda perdida de Loeb; Barreda cede pero sube posiciones

Carlos Sainz, en el Dakar 2022
Carlos Sainz, en el Dakar 2022
EFE
Carlos Sainz, en el Dakar 2022
La segunda semana del Dakar ha arrancado con todo por decidir y la certeza de que aún puede haber cambios en todas las categorías.
Wochit

Aunque las candidaturas están más o menos definidas, en este Dakar 2022 queda mucho por decidir. La etapa clave entre Al Dawadimi y Wadi Al Dawasir, sobre las inmensas dunas que copan el sur de Arabia Saudí, dejó claro que no se puede dar por supuesto nada.

En motos, Joan Barreda y Lorenzo Santolino tuvieron un mal día con la navegación. Mientras que Sam Sunderland se llevó la etapa con autoridad para recuperar el liderato de la general (que ahora comanda con 3:45 sobre Matthias Walkner y 4:43 sobre su cuñado Adrian Van Beveren, que cae de la cabeza de la clasificación), los españoles pagaron caro una jornada que ya tenía la organización marcada en rojo. Los casi 400 kilómetros cronometrados sobre dunas (especialmente los últimos) fueron una pesadilla, y ahí fue donde Barreda cedió casi todo el tiempo. 

El castellonense, que está corriendo desde el pasado viernes con una clavícula rota, entró a 14:38 del vencedor del día. Irónicamente, y aunque la distancia con el líder es mayor después de este lunes, ha subido dos posiciones en la general hasta el 5º, ya que otros rivales tuvieron peor día. Uno de ellos fue Santolino, que llevaba un Dakar impoluto y que, como Barreda, no tuvo una buena jornada de orientación. Perdió más de 20 minutos y cae del 5º al 7º en la general.

Al-Attiyah resiste y Audi logra un su mejor resultado

En coches, Sebastien Loeb le recortó inicialmente otros siete minutos a Nasser Al-Attiyah, cuyo único objetivo es evitar problemas y sustos en las cuatro etapas que quedan, pero de nuevo la suerte estuvo con el catarí. En un día en el que ganó Audi, con Mattias Ekstrom estrenando su palmarés por delante del legendario Stephane Peterhansel, los dos candidatos a la victoria tuvieron sendos problemas, con saldo relativamente favorable para el líder. 

Con un pinchazo para cada uno en los primeros kilómetros del día, Loeb pasó al ataque consciente de que su única estrategia posible en lo que queda de raid es ofensiva. Al-Attiyah vio cómo los 45 minutos de colchón con los que empezaba el día se iban acortando de manera preocupante, y tuvo que apretar... pero la mecánica le dio un susto. 

En los últimos 100 kilómetros, un problema en la transmisión de su Toyota Hilux lo convirtió en un dos ruedas motrices, algo netamente perjudicial en terreno de dunas. Sin embargo, apenas lo notó: Loeb también tuvo un problema, cuando perdió la segunda y última rueda de repuesto en la recta final del día. Ante un eventual pinchazo que diera al traste con sus intenciones, tuvo que gestionar con cierta cautela los últimos kilómetros... y acabó investigado.

Horas después de que acabara la jornada, los comisarios estuvieron mirando el motivo por el que el nonacampeón del mundo de rallies por no fue a recoger esa rueda perdida. El reglamento deportivo del Dakar establece, en su artículo 51.4.1, que "cualquier rueda instalada en un vehículo o dentro de un vehículo debe llegar al siguiente vivac o a la siguiente zona de asistencia. Bajo ninguna circunstancia estas ruedas o piezas pueden dejarse dentro o fuera de estas zonas". Tal y como ya se hizo en jornadas previas con otros competidores, a Loeb le podían caer cinco minutos de penalización lo que le haría ceder de la 3ª a la 8ª plaza, y de 37:58 de desventaja con Al-Attiyah a tener 42:58. En cualquier caso, el catarí salía prácticamente indemne y aún con colchón.

Pero la FIA decidió no castigar a Loeb, sino al equipo con 10.000 euros, de los cuales la mitad, 5.000, quedaban en suspensión en función de que no volvieran a cometer una infracción. El motivo es, dicho en corto, que el Hunter es endeble en los costados y, por tanto, los portones laterales se podían abrir. Un defecto de fabricación que les ha librado de un castigo.

Carlos Sainz, que había estado en la terna de cabeza en buena parte de la especial y había entrado inicialmente a 3 segundos de Loeb (y por tanto del trío de cabeza en meta), fue uno de los primeros en alegrarse del gran día de Audi, el mejor de este Dakar para ellos. Especialmente porque se vio con fuerzas para pelear por la victoria, que se le escapó por culpa de dos pinchazos que le acabaron lastrando.

Con este resultado, Al-Attiyah sostiene el liderato más que sobrado, con 37:58 de margen, pero Loeb le ha demostrado que va a ir a por todas en las cuatro jornadas que quedan. Si el francés consigue bajar esa diferencia a menos de media hora este martes, el cuarto Touareg del príncipe catarí estará en serio riesgo. 

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