Qué es el 'porpoising', el nuevo 'palabro' de la Fórmula 1 y la gran pesadilla de los pilotos en los test

Charles Leclerc, con el Ferrari F1-75
Charles Leclerc, con el Ferrari F1-75
EFE
Charles Leclerc, con el Ferrari F1-75

En el paddock de la Fórmula 1 se ha instalado una nueva palabra que, salvo un cambio radical en los próximos días, se va a instalar en el diccionario al lado de términos anglófonos como 'safety car', 'undercut' o similares. Si los anteriores sí tienen una suerte de traducción al castellano ('coche de seguridad' y 'recorte'), el último 'palabro' que ha llegado de la mano del cambio normativo es más complejo: porpoising.

El concepto se explica mejor con una imagen que se ha repetido mucho en la recta del Circuit de Barcelona-Catalunya. Los presentes (que son solo ingenieros, pilotos y periodistas, ya que no hay público) se han sorprendido al ver cómo los coches cabecean y rebotan en plena recta, sin que haya baches o cambios de rasantes notables. El mejor ejemplo lo dejó el hombre que hizo la mejor vuelta del penúltimo día, Charles Leclerc.

La traducción exacta de 'porpoising' es 'marsopeo', derivado de la palabra marsopa, un tipo de cetáceo. La explicación corta a esta idea es el rebote que se produce a alta velocidad por culpa del regreso del efecto suelo. 

La idea de este clásico efecto aerodinámico es simple de explicar. Cuando la carga aerodinámica es suficientemente alta, los coches tienden a pegarse al suelo. Literalmente son succionados. A más velocidad, más succión y, por tanto, más efecto suelo.

Con los nuevos coches, sin embargo, el efecto suelo se pierde de manera muy brusca por culpa de pequeñas variaciones del asfalto (ligeros baches que antes no eran un problema) o, lo que es peor, un diseño deficiente del propio monoplaza. Esto hace que el coche pegue un respingo brusco que provoca que la parte trasera se eleve, bajando la delantera... que a su vez gana súbitamente de nuevo ese efecto suelo, generando de nuevo un efecto rebote... Y así, hasta que el piloto frena.

Todos están sufriendo este molesto problema, que les hace no sólo perder el agarre, sino también la visión de la propia recta. Algunos pilotos afirman bajarse mareados del coche tras padecer el 'porpoising'. Especialmente problemático ha sido en los Alfa Romeo y los Haas, pero también en los Ferrari, los Alpine y los teóricamente todopoderosos Red Bull y Mercedes. Ninguno de ellos lo había detectado en los simuladores pese a que era un efecto relativamente previsible ya que, en menor medida, ya se producía en los años 70 y 80 cuando se desarrolló el efecto suelo.

Estos coches cuentan con mucha más carga aerodinámica debajo de la carrocería, suspensiones más rígidas y neumáticos más rígidos, lo que reduce la amortiguación. Todos los ingenieros y técnicos tendrán que trabajar contrarreloj para que este 'porpoising' no se convierta en su espada de Damocles en toda la temporada y aunque es un asunto relativamente sencillo de arreglar, quizá comprometa seriamente el rendimiento que tenían pensado.

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