Alpine no enseñó todo durante los test: motivos para seguir en el barco de 'El Plan' de Fernando Alonso

Fernando Alonso, en los test de pretemporada
Fernando Alonso, en los test de pretemporada
BWT Alpine F1 Team
Fernando Alonso, en los test de pretemporada

Los aficionados que siguieron en la distancia los test de pretemporada de Montmeló han pasado todo el fin de semana con un 'run-run' cada vez que pensaban en Fórmula 1: ¿realmente lo de 'El Plan' era humo? Hasta cierto punto, sí... literalmente.

Cuando empezaron a circular las imágenes del A522 en la entrada del estadio del Circuit de Barcelona-Catalunya en las que se veía un 'calamar', que es como se conoce en el argot a los monoplazas que van soltando humo blanco debido a la quema incontrolada de aceite que derraman (algo semejante a lo que hacen los cefalópodos que van soltando tinta), empezó a cundir el pánico. Regresaron viejos fantasmas de otros eslóganes como 'Lo mejor está por llegar' que fueron preludio a los años paupérrimos de McLaren Honda.

No fue el final que esperaban en Alpine para estos tres días de ensayos. No fueron los únicos, ya que Aston Martin también acabó antes de tiempo y tuvo que ser el propio Vettel quien cogiera el extintor, pero al menos los pilotos de verde sí dieron una cantidad suficiente de vueltas. Alonso solo había completado 12 e iba por la 12+1 cuando se bajó del coche y tuvo que volver andando al box.

El motivo del abandono fue tan simple de arreglar como absurdo de explicar en un equipo profesional de automovilismo. Se había producido una fuga de aceite en el motor por un error en el montaje, que no habían sellado bien las partes. Este tipo de problemas son relativamente comunes en la pretemporada, que sirve para que los ingenieros, mecánicos y pilotos adquieran los automatismos necesarios que usarán en las 23 (22 si Turquía no entra en lugar de Rusia), por lo que detectar posibles errores así son hasta cierto punto una buena noticia.

Sin embargo, y pese a superar las 250 vueltas en los tres días, no se puede tapar lo evidente: ni Fernando Alonso ni Esteban Ocon estuvieron en la zona alta ni por número de vueltas ni por punta.

Lo que Alpine se guarda

Para sorpresa de nadie, todo apunta a que Mercedes y Red Bull estarán arriba. Queda por ver si realmente la fortaleza de Ferrari es la que le auguran muchos, aunque todo apunta que sí, pero ni ellos ni nadie han enseñado sus cartas.

Y es que en los test, máxime en esta pretemporada en la que se ha comprobado que no hay un único camino de diseño en los nuevos Fórmula 1 de 2022, los faroles han sido comunes. Las visibles branquias que fueron jalonando todas las presentaciones de los coches se taparon en varias tandas, bien con pequeñas planchas, bien con vinilos. El abandono de Alonso, en parte, fue porque las taparon y se produjo una sobrepresión en el interior de la unidad de potencia que, eventualmente, hizo que ese sellado defectuoso saltara.

Pero más allá del incidente del último día, Alpine no se fue descontento de Barcelona por un motivo fundamental: no buscaron ni ser los más rápidos ni ser los más fiables, ni los que más vueltas daban. El objetivo de estos test fue confirmar que su idea de desarrollo tiene posibilidades, y por ello rodaron los dos días y lo que pudieron del viernes con altas cargas de combustible. Pero sobre todo hay un detalle que no puede dejarse de lado: no usaron el DRS en ninguna de las 266 vueltas que dieron. Se confirma, por tanto, que ni buscaron dar muchas vueltas (por eso forzaron de más el motor), ni ser los más rápidos.

Los problemas del inicio de 2021

Los agoreros no han tardado de saltar al cuello de los optimistas, de los creyentes en 'El Plan'. Eran los mismos que se sonreían ufanos cuando, al principio de la temporada 2021, veían a Alonso penando por entrar en Q2 o a Ocon sufriendo pese a estar más adaptado al equipo. Esos mismos son los que luego, cuando el francés ganó en Hungría o el asturiano hizo tercero en Catar, guardaron silencio desde sus cuevas.

Sobre todo hay motivos para seguir confiando en Alpine por una simple cuestión lógica. Nadie espera que Vinícius marque el gol de la final de la Champions en el primer entrenamiento del verano, ni que Nadal conquiste Roland Garros en enero. ¿Por qué no esperar a que se apague el semáforo de Bahréin para bajarse del barco... o para ponerse en la popa?

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