Rafa Nadal suma y sigue, pero esta vez no ha sido sencillo. Para alcanzar su 18ª victoria en lo que va de 2022 tuvo que vérselas con el gigante Reilly Opelka, cuyos 2,11 metros le dio una notable ventaja en un saque que fue casi imposible para el español.

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El resultado del partido lo dice todo. 7-6 y 7-6. Opelka, consciente de que podía meterle mano a Nadal, se mostró intratable con su servicio. El español llegó a verse desesperado, no sólo porque cada misil que recibía se convertía en un objeto imposible de devolver, sino también porque el viento le complicaba mucho en sus reveses. 

Para más inri, el pie izquierdo no hacía más que molestarle, bien por la sobrecarga que ya es una dolorosa costumbre, bien porque la zapatilla no estaba bien ajustada. Solo se había enfrentado una vez con Opelka, en semifinales del Masters 1000 de Roma de 2021, y ganó el español sin muchas dificultades... pero esta vez fue muy distinto.

El de Michigan no perdió su servicio hasta el final del primer set. Durante 54 minutos, Nadal estuvo devolviendo como podía, pero siempre consciente de que iba a tener que meter dos marchas más. En cuanto le empezaron a salir las devoluciones rectas, llovió menos en su mente. 

En el segundo set, sin embargo, llegó a estar contra las cuerdas. Opelka se distanció 4-2 y parecía que iba a forzar el empate del partido, pero Nadal se rehizo: recuperó su mejor tenis, empezó a replicar y se centró en no fallar. Ahí iba a estar la clave. 

Del 4-2 pasó al 4-4 en dos juegos perfectos para él, pero el americano plantó cara hasta volver al desempate. Ahí Nadal, mucho más sabio, supo gestionar mejor. Dos sets en algo más de dos horas y a cuartos de final, donde le espera un viejo enemigo: Nick Kyrgios.