Motociclismo

Así es el TT de la Isla de Man, la temeraria carrera de motos que ha costado 262 muertos

Alan Bonner, una de las más de 250 víctimas que se ha cobrado el TT de la Isla de Man
EP / Archivo

La pandemia dejó sin disputar numerosas competiciones. Para muchos aficionados al deporte fue una mala noticia, pero para los del motociclismo fue casi una tranquilidad: desde 2019 no tuvieron que lamentar otro caído en el TT de la Isla de Man. Con el regreso de la actividad a la normalidad, se recuperó también este prestigioso y peligroso certamen que ya se ha cobrado una víctima mortal.

La de Mark Pursley fue la 258ª de una lista que comenzó en 1911 y que solo en 2022 se cobró la vida de otros cuatro competidores: el piloto de sidecars Cesar Chanal (que fue identificado erróneamente como su copiloto Olivier Lavorel y cuatro días después rectificaron) y el piloto de Supersport Davy Morgan, además de Roger y Bradley Stockton, padre e hijo.

Desde hace más de 100 años, con muy escasas excepciones, ha habido que lamentar al menos un accidente con trágicas consecuencias entre competidores, comisarios o espectadores. El año 2005 fue el más duro: murieron 11 personas.

Incluso para los más aguerridos, competir en la Isla de Man supone un riesgo inaceptable. De los inscritos en las tres categorías que se disputan (Supersport, Superbikes y sidecars), muchos ni siquiera acaban: se bajan de la moto antes de acabar ante el riesgo de perder la vida.

El hecho de que se dispute en carreteras abiertas al tráfico durante todo el año (sólo se cierra durante el fin de semana de la carrera, ni siquiera durante los entrenamientos), en una isla donde las condiciones climáticas pueden cambiar en apenas unos kilómetros, lo hace mucho más peligroso. Steve Mercer acabó hospitalizado en 2018 por un accidente con un coche que iba por la carretera, y desde entonces se cierran tramos de la misma para evitar que sucedan. 

Además, las condiciones de la isla hace que puedan pasar de estar en una zona de sol, cruzar la montaña bajo la lluvia y la niebla y volver a bajar a nivel de mar de nuevo con el sol en lo más alto.

Esta carrera perteneció al Mundial de motociclismo hasta los años 70. Pilotos legendarios como Giacomo Agostini, Mike Hailwood o el mismísimo Ángel Nieto han competido allí (los dos primeros sí ganaron), lo que generó un aura de leyenda en torno a la prueba, aunque esa leyenda sea negra. Por encima de todos ellos están Joey Dunlop y John McGuinness, que no sólo han sobrevivido a todas sus participaciones en la Isla de Man, sino que además han ganado 26 y 23 veces respectivamente.

Los constantes accidentes provocaron que las Federaciones nacionales le dieran la espalda, hasta el punto de que muchos corredores tengan que buscarse la vida para federarse en países como Andorra, donde las exigencias son mucho menores, para poder correr, aunque sea en condiciones muy precarias. Una de ellas, la federación española, decidió no dar más licencias para correr allí cuando, en 1970, murió Santi Herrero. Cada año, ese veto se renueva y no hay visos de que vuelva a abrirse la mano.

Santi Herrero, la víctima española

La lista de españoles que han disputado el TT de la Isla de Man es relativamente alta. Al citado Ángel Nieto se unen nombres como el de Antonio Maeso, el más reciente y que a punto estuvo de perder la vida por un accidente allí, o el legendario Santi Herrero.

Herrero fue uno de los pilotos más queridos por la afición española. Coetáneo y amigo de Nieto, los más aficionados a las dos ruedas no olvidarán la mítica Ossa con su revolucionario monocasco con el que casi se proclama campeón del mundo de 250cc, en 1969, año en el que se subió al podio de la Isla de Man.

Su muerte en 1970 fue un varapalo para el motociclismo español, y para la propia marca Ossa, que se retiró de la competición. Las causas del golpe no quedaron nunca resueltas. El británico Stanley Wood se cruzó en la trayectoria de Herrero cuando pasaba por la 'Westwood Corner', una de las zonas más peligrosas de la isla, y el español salió volando por los aires hasta estrellarse contra una pared. Wood se rompió el tobillo y dos vértebras. Herrero murió a los dos días. 

Aunque la causa del accidente nunca se supo, años después el propio piloto británico confesó que en esa zona había alquitrán blando que estaba tapando un socavón en el asfalto, que fue lo que le hizo perder el control de su moto.

Pese a la mala fama que tiene esta carrera, en otros países, incluido España, se disputan competiciones de características similares. El Gran Premio de La Bañeza, en León, cada año atrae a cientos de moteros, que se juntan en las sinuosas carreteras entre la provincia leonesa y Zamora, por la comarca de Sanabria, para ver en directo cómo los pilotos corren a velocidades irreales entre pilas de paja, paredes de casas y en carreteras que incluso para la conducción normal ya son bastante peligrosas.

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