Llegó la primera victoria española en esta Liga de Naciones, aunque la imagen sigue siendo más que mejorable. Un gol de Pablo Sarabia mantiene a la Roja con opciones de pasar a la Final Four, pero las dudas se mantienen y la sensación de que con esto no llegará en Qatar es más que evidente. Suiza pudo empatar en los minutos finales y solo su falta de acierto lo evitó.
Cada once de Luis Enrique tiene al menos una sorpresa, y el de ayer de Ginebra fue –más allá de la suplencia de Eric García– fue la presencia de Marcos Llorente como interior junto a Busquets y Gavi.
Y el polivalente jugador madrileño no tardó en darle la razón al técnico asturiano. Un robo de Ferran en la salida de balón de los helvéticos lo recogió Llorente, que tiró de potencia para zafarse de su par en el área y centrar a Sarabia, que adelantó a la Roja a los 13 minutos.
El inicio era inmejorable en una España que movió el balón con algo más de fluidez que en sus dos duelos anteriores ante Portugal y República Checa. Además, la defensa se mostró muchísimo más solida, sin conceder ocasiones ni tampoco llegadas. Solamente una falta lanzada por Shaqiri y que Embolo no remató con acierto generó algo de inquietud a Unai Simón.
Tampoco fue capaz de generar demasiado peligro España, más allá de un disparo algo alto de Pablo Sarabia, pero el control del juego era absoluto, con una presión ordenada y Gavi dejando muestras de su gran calidad.
Tras el descanso, Suiza vivió sus mejores minutos. Se fue arriba, presionó la salida de balón de los de Luis Enrique y generó un par de llegadas por medio de un activo Saqiri. Nada demasiado preocupante.
España capeó el leve temporal y pese a que Suiza dominaba por momentos, el gol siempre pareció estar más cerca del lado del equipo de Luis Enrique. Un par de contragolpes llevados por Ferran y Morata acabaron en nada, a esta selección le sigue faltando mucho mordiente arriba.
Luis Enrique movió el árbol y metió en el campo a Koke, Olmo y Asensio, prescindiendo de un nueve, aunque la sensación en el tramo final es que España solo esperaba a que el reloj corriera.
En los minutos finales, fue casi un milagro que Suiza no empatara. En un balón largo de su portero Sommer, Unai Simón salió nadie sabe a donde y dejó la meta desguarnecida. Embolo, desde unos 20 metros y sin arquero, no acertó a marcar.
Tuvo dos llegadas más el conjunto helvético, un disparo de Seferovic y otro de Sow, pero ambos encontraron varias piernas españoles para evitar un empate que hubiera sido desastroso.
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